…tras el rechazo en el Congreso de la moción presentada por el PP contra esta medida. Ahora bien, más allá de las disputas políticas, lo relevante es que dicho incremento fiscal echa por tierra el eje sobre el que el PSOE ha venido construyendo todo su discurso económico desde el estallido de la crisis económica.
Muchos argumentarán que tiene su lógica, puesto que subir impuestos es algo propio e intrínseco de la tradicional política de izquierdas y, siendo esto cierto, sin embargo, se equivocan. La subida del IVA contradice de forma radical el discurso ofrecido por Zapatero a la opinión pública. Y es que los socialistas han insistido una y otra vez en la necesidad de estimular el consumo por todos los medios posibles con el fin de combatir la recesión, siguiendo así la argumentación teórica típica del keynesianismo.
La falta de consumo y de crédito son la raíz del problema, según piensa el PSOE y, por desgracia, la mayoría de la clase política y la elite económica. De ahí, precisamente, que las autoridades monetarias hayan apostado por reducir los tipos de interés con el ilusorio fin de expandir nuevamente el crédito, y los gobiernos hayan aprobado desorbitados "planes de estímulo" disparando el gasto público para tirar nuevamente de la debilitada demanda.
Si se fijan, el Gobierno ha repetido hasta la saciedad el mensaje de que el Estado debía acudir al rescate de la economía vía expansión fiscal y crediticia para resolver la situación. La gran mayoría de las medidas aprobadas por los socialistas se encaminaban, en última instancia, a trata de recuperar la senda del crecimiento por la vía de la demanda y, sobre esta base, han justificado la intensa intervención pública que vienen sufriendo familias y empresas.
Pues bien, la subida del IVA, reafirmada este martes por el Congreso, contradice la esencia misma de esta política socialista. Si en algo coinciden todos es que dicho incremento fiscal desincentivará el consumo ya que, de una u otra forma y en mayor o menor medida, el aumento de este tributo se materializará en la subida de precios de la gran mayoría de productos.
Curioso, ¿verdad? Por un lado, los nuevos adalides de Keynes centran su escasa y limitada comprensión económica en relanzar de nuevo la demanda valiéndose para ello de los numerosos mecanismos que ofrece el poder estatal pero, por otro, al mismo tiempo, contrarrestan este esfuerzo inútil gravando (esto es, penalizando) la compra de bienes y servicios. Dicha contradicción irresoluble demuestra no sólo la fata de lógica que reside en el seno del Gobierno, sino la fatal equivocación teórica en la que incurren las autoridades públicas y monetarias.
Señores, la crisis financiera, luego materializada en recesión económica, no se debe en ningún caso a la falta de consumo sino al sobreendeudamiento y a las malas inversiones que masivamente ha incentivado la aplicación de tipos de interés excesivamente laxos durante un período de tiempo prolongado, causa y origen de las burbujas que, tarde o temprano, terminan por explotar. Y, por ende, si la raíz del problema no reside en la demanda es evidente que su solución tampoco.
Muy al contrario, la clave del asunto radica en la necesidad de aumentar el ahorro con el fin de liquidar las deudas, dando así marcha atrás a las malas decisiones de inversión cometidas. Sólo el ahorro permitirá reestructurar las deterioradas economías de empresas y familias para, posteriormente, emprender nuevos proyectos cuya rentabilidad no dependa de la arbitrariedad monetaria impuesta por el banco central de turno.
De hecho, la subida del IVA, aunque perjudicial, es la menos mala de las subidas fiscales a aplicar. Lo peor, sin duda, es que ante esta situación al gobernante de turno se le ocurra la brillante idea de subir los tributos sobre el ahorro (cosa que ya ha ocurrido) o los impuestos directos como, por ejemplo, el IRPF, la cotizaciones sociales o el Impuesto de Sociedades (algo que, mucho me temo, y espero equivocarme, ocurrirá tarde o temprano). Lo ideal sería reducir el déficit, única y exclusivamente, reduciendo de forma drástica el gasto público, pero esto no va a suceder, ni con el PSOE ni con el PP de Génova (que no de Madrid).
Más allá de este debate, la conclusión inequívoca que se extrae de la votación del Congreso es la contradicción interna que dinamita la esencia misma de la política económica socialista: incentivar el consumo subiendo el IVA… ¡Fantástico!
Manuel Llamas es jefe de Economía de Libertad Digital y miembro del Instituto Juan de Mariana.