A todos los españoles les interesa que la Comunidad de Madrid siga siendo la economía motor de España.
“You had us all strung out with promises of peace but your cover plan was to deceive”. Steve Harris.
La Comunidad de Madrid debería ser un ejemplo a seguir por todos en el desarrollo de nuestro modelo autonómico. Sin embargo, nos encontramos ante el peligro de que se destruya un modelo de éxito para que avance el intervencionismo que ha hecho tanto daño a Andalucía o Extremadura durante años.
Lo que se pretende hacer con la Comunidad de Madrid es exactamente lo que se ha llevado a cabo en otras comunidades autónomas gobernadas por el socialismo: poner escollos y trabas al crecimiento, el empleo y la inversión y luego echarle la culpa de los malos resultados a no haber aplicado suficiente socialismo. Crear clientes rehenes del aparato burocrático socialista.
Empecemos por las mentiras que se dicen sobre la Comunidad de Madrid:
-“Paraíso fiscal”. Lo que no se puede hacer es tener un infierno fiscal y culpar a otros por no serlo. La fiscalidad en la Comunidad de Madrid es igual a la de otras comunidades y países de la UE. ¿Cuál es el problema? Que las comunidades con más presión fiscal sobre la renta están todas en manos del PSOE, y en vez de solucionar su modelo extractivo, quieren asfixiar a los madrileños… Mientras no tienen ninguna queja con Álava, Vizcaya, Guipúzcoa, La Rioja, Canarias, Ceuta o Melilla, que tienen niveles de competitividad y presión fiscal iguales o mejores que la Comunidad de Madrid. Es decir, no es que estén en contra de un modelo fiscal eficiente y atractivo, es que quieren esquilmar única y exclusivamente a Madrid.
-“Falta de solidaridad”. En el periodo 2009-2018 la Comunidad de Madrid ha aportado al Fondo de Garantía de Servicios Públicos con el resto de las regiones 24.000 millones de euros, según el Ministerio de Hacienda.
Los recursos sujetos a liquidación, que suponen casi el 73% de los ingresos no financieros de la Comunidad de Madrid, proporcionan una financiación per cápita 215 euros inferior a la media de las comunidades autónomas de régimen común.
Muchos argumentan que los impuestos no los pagan las comunidades autónomas, sino los ciudadanos. Y es correcto. Pero sí dependen de los gobiernos los presupuestos, la política fiscal y económica sobre todo orientada a la creación de empresas y atraer capital. Y es lo que nos jugamos en la Comunidad de Madrid.
Otros dicen que Madrid se beneficia “porque es la capital”, un argumento claramente incorrecto cuando se mira la menor financiación, la mayor solidaridad y que la Comunidad de Madrid, según el Ministerio de Hacienda, tiene el mayor déficit fiscal de España (la diferencia entre lo que se aporta y se recibe). Pero también cuando se mira al País Vasco, un ejemplo similar de fiscalidad adecuada y atracción de empleo e inversión sin “capitalidad”.
La nota media de los alumnos madrileños en las pruebas de lectura, matemáticas y ciencias supera el promedio de la OCDE en 4,9 puntos porcentuales. En evaluación de Sanidad, su nota está 5,4 puntos porcentuales por encima del promedio nacional. En la Comunidad de Madrid hay 82 empresas por cada 1.000 habitantes, un 15% por encima de la media nacional. En Madrid, 1 de cada 2 ocupados (el 51%) tiene educación superior. La media española es del 43%, según la EPA.
Madrid es una de las regiones que mejor han salido de la crisis. En 2016 ya había recuperado los niveles de PIB per cápita previos a la crisis y el crecimiento promedio anual del PIB per cápita desde 2008 ha sido del 0,83%, frente al 0,63% nacional.
Los madrileños y los españoles nos jugamos mucho en el asalto del socialismo a un modelo de éxito que debe seguir siendo un ejemplo de libertad y de crecimiento.
Los madrileños se juegan que se modifique la política impositiva que ha permitido que Madrid sea la región con mayor crecimiento del PIB, un crecimiento superior al 14% en cuatro años y que además financia sobradamente unos servicios públicos de extraordinaria calidad, como acreditan los indicadores independientes internacionales.
Los madrileños se juegan un gobierno comprometido con la reducción del déficit público, que ha caído en 1,2 puntos esta legislatura y que se encuentra a 16 centésimas del equilibrio presupuestario. Y como consecuencia de ello, los madrileños se juegan tener la región con la deuda más baja de todas las regiones de régimen común (14,6% sobre PIB), y también una región donde se ha reducido el pago a los proveedores en 75 días y se paga dentro del margen de la ley. Y eso lo saben inversores y emprendedores.
Porque los madrileños también se juegan que los inversores sigan confiando en nuestra economía, la más atractiva para la inversión extranjera, que ha invertido casi 75.000 millones de euros en toda esta legislatura. Y también la de los empresarios, que han creado casi 80.000 empresas en los últimos cuatro años.
Los madrileños se juegan por tanto mantener el ritmo de creación de empleo que ha provocado que se generen más empleo de calidad. Nunca ha habido tantos madrileños trabajando como ahora. Un empleo en general de calidad, en el que el 80% de los trabajadores tiene un contrato indefinido, mientras que la media española se sitúa en el 74,1%.
Los madrileños se juegan seguir reduciendo el desempleo registrado, que ha caído en más de 110.000 personas en esta legislatura, y más de 70.000 parados menos de larga duración, lo que ha provocado una bajada de la tasa de paro de casi 6 puntos porcentuales.
Los madrileños se juegan tener un gobierno que exija y defienda un sistema de financiación justo, transparente y equilibrado, que mantenga la solidaridad de Madrid con el resto de españoles, pero que al tiempo corrija la infrafinanciación que trajo y aprobó en 2009 un Gobierno al que pertenecía el propio Ángel Gabilondo. ¿Cómo puede el señor Gabilondo representar a los madrileños después de haber sido el gran culpable del injusto sistema de financiación autonómica que tanto ha perjudicado a la Comunidad de Madrid?
A todos los españoles les interesa que la Comunidad de Madrid siga siendo la economía motor de España, porque gracias a ello, desde 2009, la Comunidad de Madrid ha aportado más de 24.000 millones de euros de sus presupuestos de ingresos a la solidaridad con otras regiones, para que se puedan sufragar los servicios públicos. Una solidaridad de la que los madrileños están orgullosos, pero que puede mermarse con las seguras consecuencias que tendría un gobierno de socialistas redistribuidores de la nada y creadores de burocracia. Porque Madrid ha demostrado que la mejor manera de ser solidario, redistribuir y mejorar el bienestar de todos es tener una fiscalidad atractiva y un modelo de crecimiento. Crear riqueza para aumentar el bienestar. Los que ponen escollos al crecimiento solo distribuyen paro y miseria.