Probablemente sea que el Gran Arquitecto en Su sabiduría, aunque corriendo un cierto riesgo, decidió que la aparición de un enviado como nuestro presidente iba a ser más conveniente en nuestra época para trabajar por la paz perpetua, la fraternidad universal, el mejoramiento social de los más débiles, la igualdad de género, el aborto libre y las subvenciones a las energías renovables, objetivos todos muy necesarios para conseguir una sociedad igualitaria y progresista.
Algo así es lo que debe pensar de sí mismo ZP para actuar de la forma que lo hace sin caer fulminado por un ataque agudo de sentido del ridículo, porque nadie que no tenga una idea hipertrofiada de sus méritos, por lo demás inexistentes, es capaz de decir las cosas que suelta este hombre sin el menor rubor en cuanto lo ponen ante un auditorio propicio.
Y este es el problema, que todavía a estas alturas hay mujeres con la falta de autoestima necesaria para rendir honores al personaje más dañino para la sociedad española en general, mujeres incluidas, que hemos tenido la desgracia de padecer en los últimos tiempos.
Zapatero puede encabalgar con la solemnidad que le caracteriza varias decenas de chorradas conceptuales entresacadas de la escatología feminista, pero el resultado de su mandato es que todos somos mucho menos libres y prósperos que cuando él llegó al poder. También las mujeres, claro, salvo las que forman parte de las asociaciones que defienden la agenda socialista a cambio de trincar subvenciones cada vez más jugosas, que ellas sí pueden decir a boca llena que les ha ido muy bien con ZP.
Como las camaradas de la organización "Women Deliver", que acaba de incluir al feministo circunflejo en su lista de las cien personalidades que más han hecho por el bienestar de las mujeres, motivo por el cual les ha endilgado a sus miembras una homilía feminista de las que hacen época. A ver si alguien de la junta directiva, con la alegría del momento, sufre un arrebato de locuacidad y nos enteramos también nosotros de lo que nos ha costado a todos los españoles el galardón.