Esto es un programa electoral de populismo barato que nos costará mucho a todos los españoles.
“That’s the law around here, said the King of Sunset Town” Steve Hogarth
Nunca en mi vida he visto unos presupuestos sin casi cifras. En más de 27 años analizando economías, nunca había visto un documento tan vago y a la vez tan ridículo y peligroso como el acuerdo de Presupuestos Generales del estado de 2019.
El documento supone un asalto a la credibilidad de España plagado de demagogia y exento del más mínimo rigor.
Unos presupuestos sin apenas cifras. Con un aumento del gasto real, estructural y acumulativo; pero unos ingresos ficticios y dependientes de la coyuntura económica.
Ni a los populistas italianos se les ocurriría lanzar un presupuesto lleno de vaguedades y brindis al sol sin cifras ni detalles.
Volvemos a los errores del pasado
Empecemos por los acuerdos “estrella”. La subida del salario mínimo a 850 euros al mes ya se pactó con los sindicatos, orientada al crecimiento y pactada entre los agentes sociales.
Este gobierno destruye ese pacto menos de diez meses después de firmarse, y lanza una señal que destruye empleo, y encima los salarios mínimos pierden poder adquisitivo. Un salario mínimo perderá lo «subido» de 850 a 900 euros en más impuestos indirectos y destrucción de empleo.
Sánchez e Iglesias podrían haber pactado aumentar el salario mínimo neto reduciendo impuestos, que sí depende de ellos, pero es más populista y fácil decir que los subes en términos nominales y luego lanzar la batería de hachazos fiscales vía impuestos al diésel, verdes, etc.
La subida de las pensiones con el IPC como único baremo de cálculo no la defiende ni la propia ministra de economía, que va a encontrarse con un problema tras los avisos de la Comisión Europea y el FMI.
Subir las pensiones con el IPC en 2018 y 2019 costará entre 37.000 y 40.000 millones en el medio plazo, una cifra que es imposible cubrir vía nuevos impuestos y a la que se añade el déficit actual de la Seguridad Social. Si además se ponen impuestos y escollos a la contratación, el crecimiento y el empleo, ese agujero solo va a empeorar. Las pensiones se pagan con más crecimiento y más empleo y estos presupuestos atacan ambos factores.
Las subidas anunciadas ya van a costar al 85% de los autónomos más de 400 euros anuales, según ATA, además de lo que ya sufren.
Si la indexación es a 5 años, costaría unos 8.000 millones de euros al año, y si es hasta 2030, 14.000 millones.
La equiparación progresiva del permiso de paternidad al de maternidadcostaría 1.300 millones, según el Ministerio de Trabajo
Se han lanzado a decir que la subida de pensiones de 2018 no estaba presupuestada, lo cual demuestra su falta de rigor y ética, porque cualquiera puede comprobar que sí se hizo.
Pero lo peor de los presupuestos es la irresponsable falta de concreción. Tanto en promesas de gastos como en la inexistente lista de estimaciones de ingresos. Para qué hablar de sensibilidades.
Un cálculo somero nos lleva a una conclusión muy evidente. Estimaciones de ingresos de ciencia ficción y muy cíclicos llevarán a un aumento mucho mayor del déficit porque los aumentos de gastos son reales, anuales y acumulativos. Se dispara el déficit estructural ante una ralentización.
Las estimaciones más optimistas de ingresos hablaban de unos 4.500 millones de euros adicionales, sin embargo un cálculo rápido de los gastos anunciados nos lleva a una cifra mínima de 9.000 millones de euros que podría dispararse hasta los 17.000 millones. Es decir, el déficit estructural va aumentar en al menos un 25% cuando tenemos que reducirlo.
Es aún peor, las subidas de impuestos al trabajo, ahorro y al patrimonio anunciadas han demostrado tener un efecto recaudatorio inexistente o negativo, como explicamos aquí.
Esto nos lleva a unos presupuestos que son claramente repetir los errores del pasado, hundir el potencial de crecimiento, inversión y empleo con medidas populistas injustas y de impacto recaudatorio imperceptible para financiar un aumento de gasto desproporcionado e innecesario cuando los presupuestos de 2018 ya incluían mayor financiación y mejores pensiones.
Parece una broma pesada que en los presupuestos hablen de bajar el Impuesto de Sociedades a las pymes de 25% a 23% cuando la inmensa mayoría están en pérdidas pero sufren una brutal fiscalidad local y regional antes de llegar a la base imponible, y a más del 70% de los autónomos les van a duplicar los impuestos vía cuotas.
Factores como limitar el precio del alquiler por parte de los ayuntamientos que a su vez suben el IBI incesantemente son la peor solución para mejorar el acceso a la vivienda.
Ahora habrá que ver lo que tienen que añadir de favores a los partidos vascos y catalanes para que les apoyen, pero les aseguro que esas regiones verán los beneficios de la partida de gastos pero no la carga de impuestos.
Si la Comisión Europea no envía estos presupuestos donde merecen estar, en la papelera, España se encamina a un problema mayor al de Italia. Y nos lanzamos a otra crisis de deuda por gastar mucho más con estimaciones ficticias de ingresos.
Unos presupuestos serios tienen un detalle de gastos e ingresos específicos por partidas, un escenario macroeconómico y unas estimaciones de magnitudes. Esto no son presupuestos. Esto es un programa electoral de populismo barato que nos costará mucho a todos los españoles.
Si la Comisión Europea no tumba estos presupuestos, este gobierno nos va a tumbar a todos.