Yoani Sánchez también está interesada en las cosas que tienen que cambiar en esa Cuba en la que le tocó nacer y vivir. Pero los intereses de uno y otro son muy diferentes. Al político suramericano los cambios que le interesan son los del sector agrícola; sobre libertad y derechos humanos evita pronunciarse.
Para la autora de Generación Y, una mujer lo suficientemente valiente como para fotografiar a quienes la vigilan y mostrarnos en su blog esos rostros de la infamia, la cosa es diferente. Ella conoce bien en qué consiste ese socialismo que Hugo Chávez proclama como el "Reino de Dios aquí en la Tierra". Yoani Sánchez está interesada en unos cambios que den mayor libertad a los cubanos. Mediante la simple vía de contar a través de su web el día a día de una habitante de La Habana se ha convertido en una disidente. El régimen castrista la ha transformado en "enemiga de la Revolución", algo que la ennoblece al tiempo que le dificulta la vida.
Por enfrentarse a la dictadura con la palabra y los bits, por mostrarnos a través de su bitácora la realidad cubana, ha pagado el duro precio de ser golpeada y sometida a terror por la seguridad castrista. Son golpes contra palabras en el "Reino de Dios aquí en la Tierra". Pero, a pesar de la violenta reacción del régimen comunista, Yoani Sánchez no se rinde y nos anuncia que su espíritu bloguero está intacto. Seguirá contándonos la realidad de Cuba al resto de los mortales.
Han pasado veinte años desde que los ciudadanos de Europa Central y Oriental lograran, con la ayuda de unos líderes occidentales que creían que era posible derrotar a la tiranía, derribar el Muro de Berlín y todo el Telón de Acero. Sin embargo, en Cuba el comunismo sigue vivo y castiga a todo aquel que osa mostrar su ansia de libertad. Como vienen haciendo desde hace medio siglo. A las palabras de Yoani Sánchez y otros blogueros responde con golpes sobre sus cuerpos. A las de otros opositores con castigos todavía mayores, como la cárcel.
Entérese el señor Enrique Iglesias, secretario general iberoamericano, que los cambios que importan en Cuba son aquellos que permitan a Yoani Sánchez y otros once millones de cubanos expresarse con libertad. Respecto al sector agrícola de la isla, lo único que debería importarnos al resto de seres humanos es saber si produce cebollas para que el ex ministro uruguayo las fría a su gusto.