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Italia, el ESB y el timo de la estampita

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Los problemas de Italia o de España no se solucionan destruyendo el país.

La última ocurrencia de la Comisión Europea es empaquetar deuda de estados europeos en productos estructurados que se venderían a inversores privados. Se llamarían (se lo juroEuropean Safe Bonds. Bonos Europeos “Seguros”. Como decía Margaret Thatcher, cuando tienes que decir que eres una dama es que probablemente no lo seas.

Vamos, como las hipotecas subprime. De libro. La Unión Europea piensa, como tantos, que se esconde riesgo juntando bonos alemanes con griegos o italianos. Y es falso.

Igual que fusionar cajas quebradas con sanas no hacía cajas fuertes, sino más débiles, igual que juntar hipotecas impagables con otras sanas no reducía el riesgo, lo aumentaba, crear paquetes de deuda no hace la deuda griega, española o italiana más solvente, sino la alemana más arriesgada.

Los Eurobonos ya eran una malísima idea. Mutualizar la deuda entre todos los estados cuando la inmensa mayoría no solo no tienen responsabilidad crediticia sino que la rechazan cada dos por tres, es una bomba de relojería. Un incentivo al despilfarro y a pasarles el problema a los demás. No, en Estados Unidos no existe ese concepto que se nos quiere vender como la panacea para Europa. Detroit quiebra y no lo rescata Texas, ni siquiera Illinois, su estado. California quiebra y no lo rescata Nevada.

Compartir el riesgo cuando no se impone ni la responsabilidad ni la penalización, es un suicidio colectivo.

Ahora se les ocurre empaquetar deuda de varios estados irresponsables financieramente en un «bono seguro» a través de un producto estructurado, el ESBie. No se le había ocurrido a nadie antes, claro.

“Solo los inversores privados compartirían el riesgo y las pérdidas”, rezaba el borrador de la Comisión («only private investors would share risks and possible losses”). Para morirse de la risa. En la misma comunicación que explica este nuevo ejemplo de subprime, muestra que en realidad lo que se busca es darle el pase a unos incautos inversores privados que se van a creer que son bonos seguros y, cuando explote, van a asumir las perdidas.

Standard & Poor’s ya ha afirmado que no concedería a los ESBie (eurobonos light) máxima calificación, que es lo que desea la Comisión Europea y, como mucho, tendría la calificación del bono de peor calidad del tramo superior. Las agencias de rating ya cometieron el error de aceptar calidades crediticias injustificadas por tener una supuesta garantía estatal (Freddie Mac y Fannie Mae, las mayores originadoras de hipotecas eran y son públicas). 

Vean el gráfico. Empaquetado basura de libro. Porque el tramo senior (70%) no crean que son bonos alemanes solamente, sino que incluye franceses o italianos.

¿Italianos? ¿No les parece una coincidencia sorprendente que la Comisión se lance a hablar de ESBies justo cuando el riesgo Italia se dispara con la coalición de extrema izquierda y extrema derecha?

Recordemos que el programa económico de los populistas unidos incluye un aumento de entre 109.000 y 125.000 millones de euros de déficit adicional, y análisis independientes -Fidentiis- estiman unos €138.000 millones a 2020.

Pero recordemos que ambos partidos proponen formas “mágicas” de no repagar la deuda, o esconderla (que no aparezca en los datos oficiales la que compra el BCE) y proponen “mecanismos” para la “salida ordenada” del euro. Vamos, las mismas entelequias de nuestros populistas de otros países. Gastar mucho más, gracias al paraguas de la UE y el euro, endeudarse mucho más, y barato, por supuesto, gracias al yugo malvado del BCE y, cuando falle, que fallará, decir que no pagan y salirse del euro.

Maravilloso. ¿Qué puede fallar?

El error de la Unión Europea ha sido pensar que los populismos se contendrían gastando y endeudando, dejando que los desequilibrios aumentaran… Y no ocurre.

Italia ha demostrado que aceptar el argumento de la inexistente austeridad y dejar que se aumentaran los desequilibrios solo ha creado más exigencias de redistribuidores del dinero de los demás.

La inexistente austeridad ha llevado a la locura. Como esos niños que reciben una golosina si dejan de portarse mal, siguen portándose peor porque creen que recibirán más caramelos.

Lo curioso es que millones de europeos piensan que sus pensiones, sus salarios públicos y sus sanidades estatales se mantendrían o aumentarían al hacer impago y salirse del euro. No existe un solo caso en la historia en la que un impago como el de Italia no haya generado enormes recortes. No existe un solo caso en el que el estado de bienestar no haya sido cercenado en términos reales con la devaluación. El que piense que eso es una gran idea porque entonces irán a un paraíso libertario debería revisar la historia. Detrás vienen las dictaduras.

Italia se enfrenta a unos 350.000 millones de euros de vencimientos de deuda, más de 300.000 millones de préstamos de difícil cobro y aproximadamente 65.000 millones de vencimientos de deuda en euros de las empresas italianas más conocidas, en los próximos seis a ocho años.

Hacer impago supondría la quiebra de la seguridad social, las pensiones, los salarios públicos y los ahorros (ya que el principal impagado serían los ahorradores italianos). Pero el destrozo del sistema bancario y las subidas de primas de riesgo llevarían a que se seque el crédito a empresas y familias, por muy exportadoras que sean las primeras. Salir del euro supondría una enorme devaluación y también impago.

Los problemas de Italia o de España no se solucionan destruyendo el país. Pero me parece casi ingenuo que la Comisión Europea piense que va a colocar bonos “seguros” empaquetados mientras los políticos piensan que dos más dos suman veintidós y, si no lo aceptamos, se van.

Los ESBs son una nueva demostración de lo poco que entienden en Europa el riesgo, los mercados y la realidad. El programa de la coalición italiana de extremistas es la demostración de que los populismos no se contienen blanqueándolos.

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