La caída que viene experimentando el precio del petróleo desde el verano de 2013 es histórica. Si en junio del año pasado el precio del barril brent cotizaba a $115, esta semana hemos visto el precio del barril caer por debajo de los $60. La semana pasada el precio ha seguido en caída libre y se ha dejado un 12%.
Si tomamos como referencia los precios registrados en 2008, en mitad de la crisis subprime, el desplome es superior al 50%. Este brutal descenso se explica por distintos motivos, tanto económicos como geopolíticos, y sus consecuencias son buenas y malas, según a quién preguntemos.
Tras cinco años de estabilidad en el precio del petróleo, resulta sorprendente la volatilidad que ha experimentado el crudo en los mercados internacionales. Más chocante aún si tenemos en cuenta que la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo), que controla cerca del 40% de la producción mundial, tiene como misión principal garantizar la "estabilidad en el precio del petróleo".
Motivos de la caída
Se pueden señalar, al menos, cuatro factores que están alterando la formación del precio del petróleo al modificar tanto la oferta como la demanda del conocido como "oro líquido".
En primer lugar, la demanda de petróleo se encuentra parcialmente deprimida por la baja actividad económica a nivel mundial, inferior a la que los mercados habían estimado y por un gradual cambio a otras fuentes energéticas alternativas.
En segundo lugar, la inestabilidad en Irak y Libia -cuya producción conjunta es de cuatro millones de barriles diarios- no ha afectado su producción. Los mercados tampoco habían anticipado semejante escenario tan favorable.
En tercer lugar, Estados Unidos se ha convertido en el mayor productor de petróleo del mundo gracias a la revolución del fracking. Aunque no exporta crudo, ha pasado a importar mucho menos petróleo que antes, lo que hace que mucha oferta haya dejado de tener demanda.
Por último, Arabia Saudí y sus aliados del Golfo Pérsico están llevando a cabo una estrategia de presión vía precios para defenderse de la amenaza que supone el fracking. Pese a que podrían cortar la producción de petróleo de manera inmediata para subir el precio, eso haría que sus principales rivales -Irán y Rusia- saliesen beneficiados, junto con la industria del fracking en Estados Unidos.
Arabia Saudí: el Rey del petróleo
Arabia Saudí, que supone cerca de un tercio de toda la producción de petróleo de la OPEP, puede soportar durante varios años un precio bajo, si con ello logra expulsar del mercado a sus principales rivales.
Con el menor coste de extracción del planeta (en torno a $6 por barril) y cerca de $900.000 millones en reservas, Arabia Saudí está utilizando su posición dominante para realizar lo que bien podría llamarse dumping geopolítico. Al forzar el precio tan a la baja, logra tensar las cuentas públicas de países como Rusia o Irán, además de atacar a su mayor amenaza: el fracking de EEUU.
Los beneficiados del desplome
Los mayores beneficiados del nuevo escenario son, sin duda, China, India, Corea del Sur y Japón. Estos países, como bien señala Marc Garrigasait, son los mayores importadores de petróleo del mundo después de Estados Unidos. En menor medida, países como España, Italia, Grecia o Portugal también se benefician de un petróleo barato, ya que somos grandes dependientes del oro líquido.
Esa caída de $40 supone una transferencia de cerca de $1,3 billones de los productores a los consumidores. Eso significa más dinero en el bolsillo de los consumidores, algo muy positivo dado el débil crecimiento económico a nivel mundial.
Y los damnificados
En primer lugar, los países más perjudicados por el desplome del precio son Rusia y, en menor medida, otros como Venezuela, Ecuador, Nigeria, Angola, Irán, Canadá o Noruega. Estos son los mayores países productores, pero, sobre todo, los más dependientes, como son el caso de Venezuela o Noruega.
Rusia ha visto cómo esta crisis del precio del petróleo ha golpeado con fuerza su economía. El rublo se ha depreciado vertiginosamente frente a las principales monedas y su Bolsa ha caído también con fuerza. Su Banco Central ha anunciado medidas, como la intervención en el mercado de divisas o una reciente subida en los tipos de interés, pero ambas han resultado inútiles por el momento, ya que el rublo ha seguido en caída libre.
Pero una de las situaciones más delicadas es la de Venezuela. Los seguros contra el impago de la deuda venezolana, conocidos como CDS, implican una probabilidad de impago del 93% durante los próximos 5 años. Cada caída de $1 en el precio del petróleo les genera unas pérdidas de $700 millones. Recientemente, Barclays ha realizado una estimación de la inflación que Venezuela tendrá en 2015 y la cifra es escalofriante: un 120%.
¿Está el fracking en peligro?
A nivel sectorial, los grandes perjudicados (al menos en el corto plazo) son la industria del fracking, las arenas bituminosas y las energías renovables. Los frackers americanos se han endeudado bastante desde que esta tecnología disruptiva se dio a conocer y la caída del precio del petróleo puede hacer entrar en pérdidas a la industria.
La buena noticia, sin embargo, es que, según la tecnología de extracción se va perfeccionando, los costes bajan. Según la empresa IHS, si hace unos meses el coste de extracción vía fracking se situaba en $70, ahora se puede producir por cerca de $57. Así pues, todo apunta a que tendremos petróleo y fracking para rato.