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La ministra Salgado

Publicado en Libertad Digital

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Pero como para ser totalitario no se necesitan muchas luces, nuestros sociatas no han reparado en el fastuoso abanico de posibilidades que la ley antitabaco les ofrece. Por ejemplo, acabar con el paro. Los dos millones de parados que aún quedan, deberían convertirse inmediatamente en funcionarios y dedicarse a perseguir el delito del fumeteo. «La brigada del sifón», podrían llamarse estos escuadrones neopuritanos; Y, oiga, a recorrer los bares apagando cigarrillos a base de chorrazos de agua carbonatada. Los varones, además, podrían llevar una salida auxiliar en la zona de la bragueta, para atajar los casos más graves o los reincidentes, sumando al carácter punitivo de la acción, el escarnio evidente de su puesta en escena. El Ministro Caldera, cuyo cadáver parece que finalmente no va a alfombrar la requisa de documentos de cierto archivo nacional, seguramente sería capaz de dejarse crecer los rizos de nuevo, con tal de ser el primero en anunciar el fin del paro en España, gracias a esta «política activa de progreso» que aquí le brindamos de forma desinteresada.

50.000 muertes al año por causa del tabaco, dice la publicidad del gobierno para justificar su coacción. Bien, el aborto provoca 85.000 y en cambio no es ya que no se prohiba, es que casi se aconseja. Vean ustedes: Cuando un médico abortista extrae parcialmente a un bebé, le clava una cánula en la nuca y lo asesina, los progres, simplemente proclamam que un derecho fundamental ha sido felizmente ejercitado. ¿Y estos son los que nos van a decir lo que hacer con nuestros pulmones? ¡Que les den por el CAC, hombre!

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