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La propuesta de los 5.000 euros

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Se trata del Gasto social y de lo que se llama absurdamente Actuaciones económicas y no, como debiera, antieconómicas. Respectivamente la mitad y un octavo de los gastos del Estado; 185.000 millones de euros de los que unos 170.000 entran en el capítulo de transferencias y mantenimiento de rentas. Si le sumamos a esto último lo que gastan las Comunidades Autónomas en el mismo concepto, el total no bajaría de los 200.000 millones de euros. ¿A qué vienen estas cuentas?

A que hago mía la propuesta que Charles Murray para Estados Unidos. Él lo explica así: "Si simplemente dividimos el dinero que estamos gastando y se lo devolviéramos a la gente, podríamos dar a cada uno recursos suficientes para un nivel de vida decente, incluyendo el dinero con el que pagar la sanidad y ahorrar para el retiro". Lo que en el artículo de Murray y es "La solución de los 10.000 dólares", para la España que ya ha cumplido 18 años sería "La propuesta de los 5.000 euros". Se puede aumentar la cifra fijando un nivel de renta a partir del cual no se devuelven los impuestos, y dejando fuera a las más altas.

El grueso de las transferencias lo ocupa el sistema de pensiones, que como muestra el modelo abrumadoramente exitoso de Chile se puede transformar en uno de capitalización con grandes beneficios sociales a medio y largo plazo. Las ventajas de este esquema son muchas. Eliminamos gran parte de la burocracia y liberamos a miles de trabajadores al mercado, que pasarían a crear riqueza en lugar de redistribuir lo que no llegan a destruir.

Grupos y empresas que están pendientes de ganarse el favor de la administración y que ajustan su comportamiento a la búsqueda de rentas, tendrían que mirar a lo que en el mercado les exigen los consumidores. Y las que no sobrevivirían sin el maná sacado del bolsillo de otros, tendrían que reinventarse hasta ser productivos y aportar riqueza a la sociedad, o desaparecer y liberar recursos y capital para mejores usos.

Los costes de transición del sistema actual a la propuesta de los 5.000 euros serían grandes, claro está. Pero serían costes financieros, no puramente económicos. Y de todo ello resultaría una mejora en la productividad de nuestra economía que haría menos dolorosa la transición.

¿Rayas en el agua? Quizás. La propuesta es interesante, aunque tiene sus propios problemas. Pero debe tenerse en cuenta para hacernos reflexionar sobre el modelo que hemos seguido con el objetivo inicial de proteger a quienes menos renta pueden generar. Confiarlo todo a la burocracia y dar la idea de que se puede percibir rentas sin tener que generarlas quizá no haya sido un acierto, al fin y al cabo.

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