Las empresas norteamericanas del sector son relativamente pequeñas comparadas con ACS, Ferrovial y OHL.
La popular expresión “hacer las Américas” puede convertirse en una jugosa realidad para las grandes empresas constructoras españolas gracias a Donald Trump. Al igual que aquellos antiguos indianos que volvían a España tras haber ganado mucho dinero en el Nuevo Continente, ACS, Ferrovial y OHL pueden hacer grandes negocios tanto en México como, sobre todo, en los propios Estados Unidos durante los próximos años.
El presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, ya ha dado luz verde al proyecto Transístmico, si bien todavía no se ha aprobado su financiación ni se han adjudicado las obras para llevarlo adelante. Se trata de la creación de un corredor terrestre de casi 300 kilómetros en el istmo de Tehuantepec, la parte más estrecha del país, para transportar mercancías entre el puerto de Salina Cruz en el Pacífico y el de Coatzacoalcos en el Golfo de México. El objetivo es facilitar el transporte de bienes para la exportación tanto a Asia y Oceanía como a Europa y África ante el posible descenso de las ventas a EEUU motivado por el proteccionismo del actual inquilino de la Casa Blanca.
El “canal seco” que planea el gobierno de Peña Nieto también serviría para que terceros países transportaran sus propios bienes dentro de su comercio internacional. En muchos casos supondría un importante ahorro de tiempo. El objetivo del Ejecutivo mexicano aquí es arañar una parte del jugoso pastel que tiene Panamá con su canal acuático. Los hidrocarburos que salen en barco de Houston tardan actualmente 16 días en llegar a aguas del Pacífico. Según los cálculos ofrecidos por la cementera Pemex, con la futura infraestructura mexicana este periodo se recortaría hasta solo siete jornadas.
Inversión inicial
Está prevista la construcción de una importante infraestructura ferroviaria y una carretera. Esta última deberá ser autopista en algunos de sus tramos. El proyecto requiere en su fase inicial una inversión de 250 millones de dólares (236,22 millones de euros). Lo importante de este desembolso plantea algunas dudas sobre su viabilidad, debido a la situación económica del país, pero el compromiso de Peña Nieto parece serio. Dado que las grandes constructoras españolas son líderes mundiales en el desarrollo de este tipo de proyectos, se abre una buena oportunidad para ellas si el Transístmico se convierte en una realidad.
Pero si México puede resultar interesante para las compañías españolas, Estados Unidos tiene un potencial aún mayor. El gigantesco plan de estímulo que pretende lanzar Donald Trump incluye poner en marcha un centenar de acciones prioritarias en infraestructuras a lo largo y ancho del país.
Casi 140.000 millones de dólares de obra pública en EEUU
Según se filtró a la prensa, el presupuesto es de 137.500 millones de dólares (129.834 millones de euros), que correrá a partes iguales de inversión pública y privada. Contempla desde la ampliación del Metro de Nueva York (14.000 millones de dólares, 13.219 millones de euros) hasta un ferrocarril de alta velocidad entre Houston y Dallas (12.000 millones de dólares, 11.331 millones de euros), pasando por la ampliación del aeropuerto de Seattle (2.000 millones de dólares; 1.885 millones de euros) entre otros.Los tres grandes grupos constructores y de ingeniería españoles cuentan con una importante ventaja comparativa para estar entre los mayores beneficiados de este plan. Por mucho que Trump quiera recurrir al America First, las empresas norteamericanas del sector son relativamente pequeñas y sin la capacidad de asumir la carga de trabajo que tienen ACS, Ferrovial y OHL. Como mucho, tendrán que repartirse la tajada con las estadounidenses Aecom, Bechtel, Fluor, Granite o Kiewit.
Trump supone un motivo de optimismo para estas compañías españolas, que además están ya muy asentadas en Estados Unidos. Las adjudicaciones de obra pública ya concedidas a estos tres grupos suman varias decenas de miles de millones de euros, que pueden verse ahora multiplicados.