Será interesante comprobar el celo real del juez de la audiencia cuando ordene abrir algunas fosas comunes en Cataluña (hay varias asociaciones catalanas personadas en la causa) y descubra que los asesinos de los anarquistas y republicanos allí enterrados no son las tropas franquistas sino los aguerridos escuadrones de la muerte del bando frentepopulista, cuyos sucesores ideológicos aparecen precisamente como denunciantes. ¿Abrirá una causa separada para encausarles o se trata sólo de ajustar cuentas con Franco más de treinta años después de su muerte? Porque si bien as organizaciones de izquierda mataron a mansalva a católicos, curas y burgueses, entre ellas se asesinaron incluso con mayor saña, especialmente en la Barcelona de Mayo de 1937. Hay abundante bibliografía, obra no precisamente de franquistas, que relata pormenorizadamente todo lo que ocurrió en ese periodo sin que se sepa dónde están enterradas muchas de las víctimas. Es una pena que Garzón no haya incluido en su auto, como documento probatorio, algún libro de anarquistas y trostkistas, que los hay, en los que se relata con todo lujo de detalles cómo fueron reprimidos, encarcelados y asesinados sus compañeros por tropas de la Generalidad y del NKVD al alimón. En su lugar, el juez cita al periodista Jay Allen, grotesco farsante, totalmente desacreditado después de mentir groseramente respecto a los sucesos de la toma de Badajoz por las tropas franquistas, que relataba en primera persona a pesar de que escribía sus crónicas desde Portugal.
Por otra parte, el actual Jefe del Estado, sucesor de Franco a título de Rey, llegó a España dentro del periodo de tiempo objeto del escrutinio garzonita. ¿Se cuestionará también la legitimidad de su nombramiento, realizado ex novo por Franco, un criminal, tras haber sido despojado Alfonso XIII de sus derechos dinásticos por decreto de la II República? El mismo Rey de España, en su discurso de proclamación como jefe del Estado dijo de Franco:
Una figura excepcional entra en la historia. El nombre de Francisco Franco será ya un jalón del acontecer español y un hito al que será imposible dejar de referirse para entender la clave de nuestra vida política contemporánea. Con respeto y gratitud quiero recordar la figura de quien durante tantos años asumió la pesada responsabilidad de conducir la gobernación del Estado. Su recuerdo constituirá para mí, una exigencia de comportamiento y de lealtad para con las funciones que asumo al servicio de la patria.
Si Franco, como afirma Garzón, cometió crímenes contra la humanidad, el párrafo podría interpretarse como una justificación de esos graves delitos e incluso como apología del genocidio, por lo que sería necesario incoar el preceptivo expediente a despecho de lo que diga la Constitución sobre la figura del soberano. Ahí te queremos ver Garzón. Salud y República.