De la misma forma que, hace unos años, se empezó a movilizar entre los grandes entre grandes, ya fueran empresas, bancos o gobiernos, la fórmula “too big to fail” (demasiado grande para caer), empieza a asomar por encima de la tapia de la política las orejas de otra actitud arquetípica. A saber: o conmigo o contra el cosmos.
El debate en Estados Unidos
El mejor ejemplo, por todos conocido, es el de Obama. Resulta que quiere subir el techo de deuda y los republicanos han dicho que de eso nada. No se aprueban los presupuestos, no hay trato, empiezan a cerrar determinadas instituciones públicas porque no se les paga, empezando por los museos, la Estatua de la Libertad, etc.Una burrada de dinero dicen que ha perdido la economía estadounidense. El otro día tuve ocasión de ver el show del demócrata Bill Maher, Real Time, en el que había invitado a Jim Glassman del George W. Bush Institute (republicano, por supuesto), Chris Matthews, el polémico periodista demócrata, y Carol Roth, periodista independiente, para hablar del shutdown de la Administración.
Se aprende mucho cuando se pone en perspectiva el modo de discutir en otros lugares. En este caso, los gritos de las tardes de Telecinco son naderías en comparación con la manera de interrumpirse; la prepotencia del conductor del programa, que quitaba sin miramientos la palabra a los contertulios para hablar él y dar su opinión, nada neutral; los insultos directos de Chris Matthews a Jim Glassman, aunque después riendo pidiera perdón mientras el director, asentía entre carcajadas y el público le aplaudía con fervor, como se aplaude a los vendedores de crecepelo.
Por otro lado, también es gratificante aprender cuáles son los argumentos de verdad, más allá de las interpretaciones sesgadas de algunos medios de comunicación españoles. Porque el tema nos afecta. Ya hemos aprendido que la globalización también tiene reverso: tu tos de hoy es mi catarro de mañana.
El error de los republicanos, según el propio tertuliano republicano, ha sido sacar el Obamacare como ariete. Porque el tema era el techo de deuda, y los estadounidenses sí entienden que no se puede manejar esas cifras de deuda. Hasta el propio Bill Maher afirmó varias veces “Ahí estamos de acuerdo, es inmanejable, pero ¿en que se deja de gastar?”. Bueno, es un paso. En este país tenemos a el 90% del periodismo español titulando las cabeceras de las portadas con el original término “el mantra de la austeridad”. No, hombre, la austeridad es otra cosa, es sobriedad, evitar alardes y excesos. Y cuando uno tiene el déficit más alto de Europa en el año 2012, no se puede decir que uno es exactamente austero.
La parálisis permanente americana
Pero el argumento del debate era que, como Obama no estaba dispuesto bajo ningún concepto a mover un céntimo de gasto para mantener (no ya bajar, mantener) el techo presupuestario, porque para sacar adelante el Obamacare el gasto iba a aumentar, pues cualquier protesta republicana implicaba la parálisis permanente de la estructura estatal. Es decir, o te tragas este sapo o de lo contrario eres el enemigo del pueblo. Hombre, yo soy Obama y aprovecho para bajar el presupuesto militar que tanto le repele, que tantas críticas despierta y tantos votantes acerca. Sin embargo, Barack estuvo cada día y cada noche señalando a los republicanos como directos responsables de cada dólar perdido. Lo reconozco, es una estrategia perfecta y este hombre es un auténtico mago de la política. Un mago de los que detrás de la purpurina hay un truco como una catedral.
En diferentes entrevistas a los medios, los representantes republicanos conceden que han levantado el dedo de la llaga, pero solamente hasta enero. Después volverán a poner sobre el tapete el debate sobre el techo de deuda. Esperemos que, en esta ocasión, los republicanos no se dejen ganar el saque y aporten algún argumento sólido.
Pero si nos detenemos a mirar entre bambalinas las tripas del truco de Obama nos encontramos que realmente, no son los republicanos los responsables de las pérdidas. Los demócratas tampoco cedieron ni un centímetro y se apresuraron a señalar con el dedo (eso tan feo que me corregía mi madre de pequeña). Y eso, a pesar del desgaste para el sistema político estadounidense. Porque, como sabemos tan bien últimamente en España, un gobierno sin una oposición tiene los mismos efectos que soltar a Godzilla en una tienda de porcelanas chinas.
Por supuesto, los demócratas ya entonan la segunda estrofa, en la que el mago Obama aparece revestido de la túnica de víctima: el pobre mago no va a poder gobernar porque los republicanos le van a frenar cualquier iniciativa. De hecho, en el show de Bill Maher, ese era uno de los argumentos del director. Allí donde las cosas no funcionan hay un republicano en el poder boicoteando las políticas angelicales del presidente. El escapismo de Obama solamente es comparable al de Houdini.