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Nicolás Maduro aplica el arte de la guerra para sorprender a la oposición

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Maduro ha profundizado en el camino emprendido por Hugo Chávez, sumiendo a Venezuela en la miseria y la violencia.

Una de las herencias políticas que dejó Hugo Chávez Nicolás Maduro fue la fuerte presencia del estamento castrense en toda la estructura del régimen. Los viejos compañeros de armas del coronel golpista abundan en la estructura del poder dentro del Estado y el movimiento chavista. Tal vez alguno de ellos haya leído El arte de la guerra, escrito por el general chino Sun Tzu en el siglo VI antes de Cristo, y haya dado alguna de sus recomendaciones al actual inquilino del Palacio de Miraflores.

La sorpresiva convocatoria de elecciones presidenciales por parte de la ilegal Asamblea Nacional Constituyente (ANC) parece responder a la perfección a la máxima del estratega asiático que sentencia: “La velocidad es la esencia misma de la guerra. Aprovecha la falta de preparación del enemigo, viaja por rutas inesperadas y atácalo donde no esté prevenido”. Es lo que ha hecho el régimen de Maduro con su nueva iniciativa, que ha tomado desprevenida a una oposición a la que no considera como legítimos rivales políticos sino como enemigos suyos, o incluso ‘del pueblo’ (Ver más: Si Cataluña estuviera en Venezuela los independentistas serían “fuerzas enemigas” para Nicolás Maduro).

El chavismo no sólo toma la iniciativa, sino que hace de la velocidad recomendada por Sun Tzu una de sus principales armas. La ANC convoca los comicios para el primer cuatrimestre de este año. Dicho así no parece un plazo muy corto, pero lo es en extremo. Las elecciones se celebrarán, como muy tarde, en tres meses y una semana. Quedan menos de 100 días para la llamada a las urnas, y los partidos contrarios al régimen se encuentran totalmente desarmados. No tienen candidato a la Presidencia del país, y deben afrontar a toda prisa los procedimientos para registrarse en el proceso electoral e, incluso, establecer sus estrategias para la campaña.

Grandes debilidades de la oposición

Efectivamente, Maduro ha lanzado una ofensiva por el lugar más inesperado contra un enemigo que tiene como una de sus principales debilidades la falta de preparación ante el combate que debe enfrentar. Se trata, además, de una oposición debilitada. Según el barómetro Coyuntura-País recientemente publicado por la encuestadora Datincorp, el 74% de los venezolanos no tiene ninguna confianza en los partidos políticos. Esta desconfianza aumenta al 84% entre quienes no se definen políticamente y hasta el 88% entre quienes se declaran opositores. Con estos datos, las formaciones que enfrentan al régimen tendrán muchas dificultades para movilizar a los potenciales electores.

El citado barómetro reflejaba que un 86,6% de los chavistas tenía decidido acudir a votar si se convocaban presidenciales este año. Esto augura un fuerte respaldo para el candidato oficialista, que a buen seguro será Nicolás Maduro. La movilización entre los potenciales votantes de un candidato rival es muy inferior. Tan sólo un 46,33% de quienes se declaran opositores y un 50,53% de quienes no se definen dieron la misma respuesta.

Nicolás Maduro sabe que él será el candidato del oficialismo. Es cierto que el expresidente de la petrolera estatal PDVSARafael Ramírez, le ha retado desde el extranjero para que convoque primarias dentro del chavismo. Es un trámite por el que el autócrata podría pasar sin mayores problemas, y de hecho ya ha dicho que consultará a las “fuerzas bolivarianas” sobre quién debe ser el candidato. Controla el aparato del PSUV y el 78,57% de los partidarios del régimen declaró en el estudio de Datincorp que él es quien le inspira mayor confianza para la Presidencia de la República. La cifra cae al 19% si se tiene en cuenta el total de los encuestados.

La oposición no cuenta con un ‘campeón’ similar para la lid electoral. Entre sus dirigentes políticos el que tiene una mayor intención de voto es Leopoldo López, y apenas alcanza el 8,52%, que aumenta hasta el 8,47% entre los ‘no alineados’ y el 14,33% entre los opositores. La esperanza estaría puesta en un ‘caballero blanco’ llegado de fuera de la política. Se trata del dueño de Empresas PolarLorenzo Mendoza.

Es el que inspira la mayor confianza a un 40,14% de los encuestados. Su popularidad aumenta hasta el 65,33% entre quienes se definen como opositores. Incluso un 5,71% de los votantes chavistas lo preferían a él antes que a Maduro. No es, por tanto, de extrañar que el diputado y líder de Primero Justicia en el estado AraguaRichard Mardo, haya pedido de forma pública al empresario que concurra a los comicios (Leer más: ¿Después de Mauricio Macri y Sebastián Piñera un empresario podrá gobernar Venezuela?).

Movilizar el nacionalismo

Maduro va a utilizar en estos comicios una de las herramientas que mejor le ha funcionado al chavismo durante las casi dos décadas de existencia del régimen: el nacionalismo. Presenta la convocatoria casi como una cuestión de dignidad nacional, se ‘envuelve’ en la bandera en defensa de sí mismo y de los siete altos cargos chavistas recién sancionados por la Unión Europea (UE). Ha dicho en su perfil de Twitter: “A más sanciones, más elecciones en Venezuela”, como si las medidas aprobadas por la UE fueran contra el país y no sobre una serie de dirigentes políticos responsables de la sangrienta represión que impone su Gobierno (Ver más: Nicolás Maduro suma al menos 726 muertos en su balance como dictador).

El Grupo de Lima (ArgentinaBrasilCanadáChileColombiaCosta RicaGuatemalaHondurasMéxicoPanamáParaguay y Perú) respondió con presteza a la convocatoria hecha por la ANC. Emitió una declaración, firmada también por los gobiernos de Guyana Santa Lucía, donde denuncia que celebrar los comicios en un plazo tan corto “imposibilita la realización de elecciones presidenciales democráticas, transparentes y creíbles, conforme a estándares internacionales, y contradice los principios democráticos y de buena fe para el diálogo entre el Gobierno y la oposición”. Este tipo de respuestas, fundamentales para denunciar la naturaleza dictatorial del régimen, tienen la parte negativa de que permiten al Ejecutivo de Maduro insistir en su discurso nacionalista para movilizar a los suyos.

Este nacionalismo no le impide reprimir con fiereza a los venezolanos y violar todas las leyes del país, incluyendo las establecidas por el propio régimen. La última prueba es la convocatoria electoral. Ha sido realizada por un organismo cuya existencia es de por sí ilegal, la ANC. Esta última, además, lo ha hecho arrogándose una atribución que tan sólo corresponde al Consejo Nacional Electoral (CNE). El rector del CNE Luis Emilio Rondón ha recordado que la Constitución establece que es “atribución exclusiva del Poder Electoral fijar los escenarios electorales”

Pero las leyes no son importantes para un régimen dictatorial y un autócrata que busca perpetuarse en el poder. Maduro ha profundizado en el camino emprendido por Hugo Chávez, sumiendo a Venezuela en la miseria y la violencia. Sin embargo, y como muchos otros tiranos, se ha mostrado como un buen estratega político (o se ha sabido rodear de ellos). Siempre lleva la iniciativa y sabe cómo tomar por sorpresa a la oposición.

Sun Tzu también recomendaba: “Aquellos que son duchos en el arte de la guerra atraen al enemigo al campo de batalla y no se dejan llevar ahí por él”. Con la convocatoria de las elecciones, Nicolás Maduro ha hecho eso mismo. Una vez más ha actuado como si hubiera leído El arte de la guerra.

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