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No, tampoco compraremos música en tarjetas

Publicado en Libertad Digital

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Así que han llegado a un acuerdo con SanDisk para poner en marcha el nuevo formato slotMusic, que consiste en tarjetas MicroSD de un 1Gb con un álbum grabado en MP3 a 320kbps y la posibilidad de incluir otro tipo de contenidos, como los vídeos, las letras de las canciones, etc. Las canciones se podrán copiar a cualquier dispositivo sin restricciones técnicas y la tarjeta podrá aprovecharse para cualquier otro uso. Se venderán acompañados de un pequeño adaptador USB para poder ser empleadas directamente en los ordenadores, además de en los reproductores MP3 y móviles que dispongan de una ranura de expansión compatible con este formato. Los gigantes estadounidenses de la distribución Wal-Mart y Best Buy las venderán en sus almacenes a finales de año.

Entiendo que a SanDisk le interese el acuerdo. Supone para la empresa una notable ampliación del mercado disponible para sus tarjetas de memoria, un sector en el que es uno de los principales jugadores. Además, sus excelentes reproductores MP3 Sansa (como el Fuze del que soy orgulloso propietario, o el e270 que tuve que comprar en Estados Unidos) soportan el formato MicroSD desde siempre. Pero, ¿qué ganan las discográficas? Pues, según ellas, que cierto público joven que no se ha comprado un CD en su vida y que emplea su teléfono móvil para escuchar música se decida a entrar en una tienda de una puñetera vez.

Al contrario que otros, yo no creo que el mercado potencial sea tan pequeño. No hay más que ir en el metro o tener sobrinos para darse cuenta de ello. Además, es el tipo de público que a las discográficas les conviene enganchar, porque es joven y tiene muchos años por delante para comprar música. Cierto es que el reproductor MP3 más vendido, el de Apple, no tiene ranura de expansión donde enchufarle una tarjeta MicroSD, y que la mayoría de los móviles carecen de ella, pero cada vez es más frecuente encontrársela, y desde luego hay muchos más aparatos compatibles con este formato que los que había cuando lanzaron el CD. No, el problema no es ese, sino que para ese mercado potencial –y recalco lo de potencial– al que quieren enganchar no tiene ningún sentido hacer algo tan incómodo como ir a una tienda física a por música cuando la puede descargar de internet. Incluso si les da por pagar, es mucho más probable que lo hagan en iTunes o tiendas online similares, a las que muchos pueden conectarse incluso directamente desde el propio teléfono móvil.

Parece claro que las discográficas siguen empeñadas en permanecer en el negocio de vender cachos de plástico en tiendas. Es cierto que hay un cierto número de consumidores que siguen enganchados a los discos físicos, pero son principalmente aquellos que empezaron a comprar música antes de que internet y las descargas se hicieran populares, es decir, los mismos que no usan sus móviles para escucharla. No sólo seguirán bajando en número, sino que no parece que vayan a ser los más receptivos a este nuevo formato. Al final, acabarán comprando discos en slotMusic quienes tuvieran pensado comprar una tarjeta MicroSD de todos modos y, ya que están, ¿por qué no coger una que venga con música?

Se entiende que las discográficas quieran resistirse a abandonar el modelo de negocio que ha dado sentido a su existencia durante su relativamente corta vida. Pero ni siquiera lo mucho que presionan para lograr una legislación que pare las agujas del reloj ni las muchas demandas que ponen contra sus usuarios lograrán evitar lo inevitable.

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