«You got to be cruel to be kind in the right measur». Nick Lowe.
Con el cuento del salario mínimo, el Gobierno de Sánchez cuela otra subida de impuestos al trabajo a la mayoría de los asalariados al subir automáticamente y por tercera vez las bases mínimas de cotización. Mientras, el mismo Gobierno retrasa la edad de jubilación y aumenta los años cotizados para cómputo. Un aumento de costes de contratación vía cuotas de casi un 10% y un recorte de las pensiones futuras de al menos un 5%. Todo, de nuevo, muy «social».
Un Gobierno que lleva a decenas de miles de empresas al cierre y a millones de trabajadores al paro, que además no paga muchos ERTE, no protege a nadie subiendo el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) cuando no hay salario que percibir.
La subida del salario mínimo esconde otro brutal aumento de los impuestos al trabajo. En realidad, lo que el Gobierno y sus socios hacen es imponer el equivalente a un arancel a la contratación.
Una subida del Salario Mínimo Interprofesional de un 1% es equivalente a un aumento de un 1,395% en los costes laborales para el empleador. Es decir, un sueldo de 950 euros, que supone ya un coste total de 1.471,3 euros para el empleador, subiría aún más.
Un asalariado medio en España percibirá menos salario neto al subirle los impuestos al trabajo. Más del 60% de los trabajadores de España volverán a ver un recorte en su sueldo neto.
Ya en 2020 el incremento de coste de contratación por trabajador para el empleador fue de 929 euros al año, pero si se compara con 2018, el incremento en dichos costes de contratación para autónomos y empresas fue de 3.980 euros al año por cada trabajador.
Hablamos de un aumento de costes para el empleador del 29,9% desde 2018. Si se lleva a cabo la subida de impuestos escondida bajo el salario mínimo anunciado, un asalariado medio en España percibirá menos dinero neto en su cuenta y los costes para el empleador aumentarían más de un 35% desde 2018.
Ya desmontamos los mitos y mentiras del salario mínimo en mi artículo Diez mitos sobre la subida de impuestos disfrazada de SMI. El efecto de las subidas de impuestos al trabajo de los dos últimos años escondidas bajo el SMI ha sido una evidente ralentización en la creación de empleo en tiempos de crecimiento y una destrucción sin precedentes en crisis.
El Gobierno de Sánchez vuelve a sus políticas más populistas que, en realidad, no protegen a nadie. En vez de atraer inversión, facilitar el empleo y mejorar las condiciones para que las empresas contraten, hacen exactamente lo contrario. Destruyen lo que fingen proteger.
Si atendemos al artículo 27 del Estatuto de los Trabajadores, no se dan las condiciones para subir el salario mínimo ya que no se cumple ninguna de las cuatro motivaciones que justifican la subida del salario mínimo.
Además, en España, el SMI ya está en el 65% del salario mediano. En vez de atraer inversión, favorecer el crecimiento de la productividad y crear empleo, lo que hacen es aumentar los escollos a la contratación.
Algún día el votante de los populistas de ultraizquierda se dará cuenta de que la razón por la que España es el único país del mundo con el nivel de paro que tenemos no es por casualidad, sino por las trabas al crecimiento empresarial y a la contratación que sufrimos.
España se enfrenta a una crisis sin precedentes con un Gobierno secuestrado por gente que jamás ha creado un empleo y cuyo objetivo no es el progreso sino el control. Y los más perjudicados, de nuevo, serán aquellos que cayeron en la equivocación de creerse las ideas mágicas del populismo destructor.