Y lo hacen en un momento en el que sus resultados no dejan de mejorar mientras que las dificultades de los ciudadanos para llegar a fin de mes son cada vez mayores.
Durante la presentación de unos resultados del sector que sólo pueden ser calificados de excelentes, la Asociación Española de Distribuidores y Editores de Software de Entretenimiento (Adese) ha lamentado la falta de apoyo del Gobierno al sector y ha pedido subvenciones. Para rematar la faena, el presidente de Adese, Alberto González Lorca, ha pedido un marco regulatorio que les favorezca con el argumento de que "ninguna industria se crea por generación espontánea". Esto es cierto, pero la alternativa a dicha "generación espontánea" es la iniciativa privada, no el apoyo del poder político.
Por cierto, que lo que se ha olvidado decir González es que el sector ya puede sacar tajada de los contribuyentes por medio de las subvenciones de la Unión Europea. Los eurócratas tienen a bien regalar a estos señores cantidades que van de los 10.000 a los 100.000 euros por prototipo de videojuego. Y este dinero no se crea por generación espontánea. Surge de las cuentas corrientes de todos los habitantes de la Unión Europea, que los impuestos reducen de forma constante.
Los lamentos de González Lorca son un insulto a los ciudadanos en un momento de grave crisis económica en la que el riesgo de recesión es muy serio. Y más si se tiene en cuenta la evolución del sector. Mientras que cada vez más españoles van al paro y quienes no lo hacen ven como disminuye el poder adquisitivo de sus sueldos, el sector del videojuego creció en un 50% en 2007 y en un 16% en el primer semestre de este año. De hecho, en la misma presentación en la que Adese pide subvenciones, esta asociación anuncia que espera que los resultados del sector mejoren a buen ritmo con independencia de la situación económica.
No les han reconocido como parte del sector cultural, pero ya se portan como si pertenecieran al mismo. Su discurso en el mismo que el de la SGAE, DAMA y similares. Mucho lamento (incluyendo uno por las pérdidas reales o imaginarias causadas por la piratería), reclamación de endurecimiento de las normas contra el intercambio de archivos y solicitud de dinero público (que, insistimos, procede de unos ciudadanos que afrontan una crisis económica grave) para mejorar sus cuentas. El respeto que pudiera sentir por ellos se ha extinguido. Game Over.