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País Vasco y Navarra disponen de un 80% más de financiación por habitante que el resto de regiones

Publicado en Libertad Digital

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En su tradicional mensaje de los sábados, el presidente estadounidense Barak Obama ha acusado a las empresas de su país de trasladar su residencia fiscal a otros países para no pagar impuestos. ¿Su argumento? La madre de todos los argumentos: el patriotismo económico.

Una de cal y otra de arena, pero en distintas unidades de medida

Mientras que, al comienzo de la regañina, el presidente Obama ha apuntado que las empresas de su país han creado casi diez millones de nuevos empleos en los últimos dos años y cuatro meses, y que gracias a eso el desempleo está tan bajo como en el año 2008, ha sido después, cuando ha sacado el espinoso tema de la residencia fiscal, cuando ha puesto en duda el patriotismo de las mismas. ¿En qué quedamos? ¿Son muy patriotas cuando crean empleo y a la vez muy anti patriotas cuando trasladan la residencia por razones fiscales? ¿O solamente lo segundo? ¿Y cómo se mide el grado de patriotismo? Porque las mismas razones que llevan a una empresa a despedir gente, explican que contraten personal y también que intenten beneficiarse de las rendijas legales para pagar menos impuestos: el afán de lucro.

Podemos considerar que el afán de lucro en sí mismo implica ser menos patriota, atributo que a mí me cuesta definir, pero eso de que a veces sí y a veces no, en función de mis necesidades como gobernante, es como poco, un disparate. No hay que olvidar el varapalo que el coste sanitario y su eficiencia está suponiendo para el prestigio presidencial. Según la empresa Rasmussen, hay un 53% de la población que desaprueba su actuación, y el descrédito está a un nivel muy alto. El presidente Obama contaba con un fuerte apoyo allá por el año 2008, u su peor momento lo vivió en septiembre del 2010 cuando un 58% de la población desaprobaba su gestión. Desde entonces se ha mantenido en torno a ese 53% que marca hoy el Rasmussen Report.

El patriotismo económico presidencial

Lo que más me llama la atención es que, reconociendo la labor generadora de empleo, y que son pocas las grandes empresas que tratan de pagar menos en lugar de pagar más, Obama les amenaza con algo que ya sucede y por razones que podrían volverse contra él.

Si, por un lado, reconoce que hay empresas dispuestas a renunciar a la ciudadanía “made in USA” para establecer la residencia de sus empresas en países con una fiscalidad más amable, por otro lado, considera que hay que negar esa ciudadanía, a la que ya están renunciando. ¿Cómo va a impedir que esas empresas residentes en el extranjero tengan menos volumen de negocio en Estados Unidos? No quiero ni pensarlo.

Y luego está el tema ético-legal. Si un presidente está decidido a “hacer algo” porque “aunque sea legal, está mal” (palabras de Obama) respecto a la decisión libre de dónde establecer una empresa privada, ¿en qué más casos va a considerar que la ley permite inmoralidades y va a actuar por encima de la ley? Si no queda claro este punto, uno puede imaginarse que no es Barak Obama quien afirma sino Nicolás Maduro o Bin Laden. Da miedo ¿no?

Para él, el patriotismo económico incluye actuaciones tendentes a “reducir el derroche generado por las lagunas fiscales para invertir en educación o en capacitación laboral, que beneficia a todo el mundo”. Genial: ¿qué decir del presupuesto militar? ¿del déficit presupuestario? ¿del derroche gubernamental?

Y en términos más generales ¿qué hacemos con los políticos anti patriotas en el sentido de Obama? Me refiero a los nuestros. Porque ya imagino las caras compasivas con los ojos emocionados de la progresía española pensando: “Esto sí que es un presidente progresista, ¡hombre ya!”. A esos, les preguntaría cómo de anti patriota es el presidente, los ministros, asesores, directores generales y demás, que han generado un 26% de parados. Y lo mismo respecto a quienes han construido paso a paso un monstruo de deuda pública que vamos a arrastrar por generaciones.

No conteste ahora, cuando la cercanía de las elecciones nos sitúa en el mundo feliz de las hadas y los elfos, hágalo después del 2015 cuando aterrizaremos de mejor o peor manera, en la realidad.

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