Bien, ésta es la teoría, pero para confirmarla hay que conocer su expresión práctica y, mire usted por dónde, los europarlamentarios del PP han hecho a los votantes el espléndido favor de mostrarnos hasta qué punto es cierta esa leyenda urbana de que el Partido Popular es contrario al aborto. De los veinticuatro eurodiputados de Rajoy, tan sólo siete (un poco menos del treinta por ciento) votaron el pasado día 14 en contra de una resolución del Parlamento Europeo que considera el aborto y la eutanasia como "derechos fundamentales".
En los anuncios de colutorios y pastas de dientes, la publicidad afirma que nueve de cada diez dentistas recomienda esa marca. Nosotros podemos afirmar también que "siete de cada diez políticos del PP son partidarios del aborto" y no mentiríamos.
Vaya por delante que no voy a dar mi voto a Rosa Díez, ni en las europeas ni en otras elecciones, porque jamás he votado a la izquierda y no voy a cambiar a la vejez, lo que no es obstáculo para reconocer que, en términos morales, da exactamente lo mismo votar UPyD que PP. Por lo tanto, si los genoveses quieren convencer a sus simpatizantes de que no sólo no se marchen el día de las elecciones a la playa o al campo, como vamos a hacer muchos, sino que acudan al colegio electoral y les renueven su confianza, deberán ofrecer algún argumento de mayor peso específico, porque la trola sobre el aborto, desde el pasado 14 de enero ya no cuela. Aún si el partido hubiera sancionado a los proabortistas por votar en contra del (supuesto) ideario de la formación, podrían mantener la ficción de que el PP defiende el derecho a la vida, pero nada de eso ha ocurrido. De hecho, de producirse alguna reprimenda la recibirían los Siete Magníficos que votaron en contra del aborto como "derecho fundamental", por oponerse a una medida tan progresista. En cambio, los dos pobres diputados murcianos en las cortes españolas que votaron en contra de la admisión a trámite del muy inconstitucional estatuto castellano-manchego pergeñado por Mariloli de Cospedal y Barreda, sí tuvieron que pagar la multa y aguantar una catilinaria en el despacho de la Playmate de enero de diario El Mundo.
Desnortados hasta lo ridículo, los dirigentes de Génova insisten en que el PP no es favorable al aborto, pero el hecho es que cuando hay que votar y retratarse se produce la desbandada general. También añaden que llevarán al Tribunal Constitucional la ley de ampliación de plazos cuando el Gobierno la sancione, y con eso dan el asunto por zanjado. Joder qué héroes, ¿no?