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Por qué el socialismo empobrece a África

Publicado en Libertad Digital

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Según un informe presentado por el ministro Jesús Caldera, la Seguridad Social entrará en déficit en el año 2015 con un déficit presupuestario de 625 millones de euros y que aumentará a 18.000 millones en 2020.

Para solucionar el problema Caldera propone hacer recortes en las pensiones de viudedad, jubilación anticipada y en las prestaciones por incapacidad permanente. Es decir, se libra de sus responsabilidades pero mantiene las mismas obligaciones para la sociedad, pagar y pagar al estado para no hacer nada. La solución del gobierno son recortes discriminatorios de unos grupos en detrimento de otros.

Esto nos demuestra que el gobierno no es apto para dirigir nuestro futuro. No es él quien paga su ineficiencia, sino todos nosotros. Los miembros del estado, además, tampoco están interesados en que mejoremos porque ellos están al margen del sistema que han creado. Si a Jesús Caldera, por ejemplo, se le diagnosticara una compleja y rara enfermedad (aparte de la de ser ministro) no recurriría a la seguridad social, sino que se iría a hospitales privados de Estados Unidos para curársela a costa de nuestro dinero. Pero si a usted se le diagnostica esa misma enfermedad, el estado no le pagará la cura en el mejor hospital, sino que tendrá que esperarse varios años y un trato nefasto.

Comparándonos con nuestros países vecinos europeos, España está funcionando bien (lo que no dice mucho de nuestros vecinos). Y si ahora que vamos bien, las cuentas públicas van mal, imagínese si el escenario económico cambia a peor. Imagínese que las cosas empiezan a ir mal para España. Se podría agravar la deslocalización de empresas, que con las leyes liberticidas que tenemos no sería una oportunidad, sino un riesgo; podría estallar la burbuja inmobiliaria; todos los inmigrantes que han entrado o entrarán a cotizar se podrían quedar sin trabajo y entonces harían uso de sus derechos positivos, y eso sí que sería un buen golpe para la seguridad social.

Si algo similar a lo apuntado ocurriese, nosotros tendríamos poco margen de maniobra porque el dinero que tendríamos que haber acumulado en nuestros años de trabajo, ahora el estado se lo ha gastado en banalidades que en su momento le proporcionó votos. Así pues, estaríamos en un momento realmente crítico. El estado nos ha dejado totalmente indefensos.

El estado del bienestar tampoco ha asegurado un trabajo para todos, ni una educación puramente libre, tampoco es capaz de asegurar nuestra protección física, ni nuestro futuro económico. Antes que los gobiernos impusieran el estado del bienestar, cuando alguien llegaba a su etapa más avanzada había acumulado un capital para sus futuros años. Curiosamente, ahora, con el estado del bienestar, llegamos a viejos con lo mínimo y nuestro futuro depende casi completamente del estado. Lo único que ha conseguido el estado omnipotente es recortar nuestras libertades individuales, robarnos por medio de impuestos enormes cantidades de dinero e hipotecar nuestro futuro y el de nuestros hijos con déficit y deuda.

El estado del bienestar no administra mejor nuestro dinero, sino que nos lo roba y se lo gasta como quiere, y con el tiempo ha eliminado nuestro sentido de responsabilidad hacia nosotros mismos creando un futuro incierto y un presente que sirve para enriquecer a políticos, ociosos funcionarios y grupos de presión que se esconden de sus consumidores y responsabilidades sociales detrás de las leyes.

¿Y cómo como nos podemos defender de los políticos y del estado? Evidentemente la solución no son los políticos. Ellos le dirán lo que quiere oír y después harán lo de siempre. Viven de esto. Sólo resguardar nuestro dinero de las garras del estado nos pueden defender del autentico sociópata estatal. La indiferencia hacia los medios políticos es la mejor garantía para nuestro futuro. No nos engañemos, si queremos conseguir mayor bienestar en el futuro, no esperemos que nos lo dé el estado, consigámoslo por nuestros propios medios evitando al máximo la garra estatal.

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