La idea que trata de vendernos Google es que ya hacemos casi todo en internet, de modo que no necesitamos que el sistema operativo sea otra cosa que un interlocutor entre la máquina y el navegador.
Al margen de las consecuencias económicas que pueda tener este movimiento para Microsoft, a corto plazo sí debería servirle de argumento frente a las autoridades antimonopolio, por más que éstas no atiendan a razones sino a conveniencias de los competidores de la empresa fundada por Bill Gates. Si Google anuncia un nuevo sistema operativo que consiste en poco más que en un navegador, ¿cómo es que Bruselas obliga a Microsoft a no atar Windows con Internet Explorer? ¿Tiene acaso bula Google, que va a tener el navegador tan integrado con el sistema operativo que incluso se llamarán igual?
Argumentaba hace unos meses que Chrome era una amenaza no para Windows, sino para Explorer, y que Google previsiblemente emplearía su capacidad como empresa para preinstalar su navegador en los ordenadores, algo que ningún otro competidor de Microsoft podía ser capaz de hacer. Enrique Dans, en cambio, lo veía como una vía para hacer perder importancia al sistema operativo hasta llegar al "me trae sin cuidado lo que corra debajo de mi navegador". Parece que Google ha llegado a la convicción de que para lograr ambos objetivos es necesario ofrecer un sistema completo a los fabricantes y enfocará inicialmente el mercado de los netbooks.
La elección es lógica. Por mucho que nos digan que ya hacemos todo en la web, en realidad eso no es cierto. Lo hacemos casi todo. Y ese casi sigue siendo bastante importante para muchos usuarios. Pero es cierto que los netbooks no tienen potencia ahora mismo para nada más que para acceder a la web, el correo y ejecutar aplicaciones ofimáticas, aunque habrá que ver qué serán capaces de hacer en 2010, cuando vengan con el sistema operativo de Google instalado.
Bing y la versión online de Office son los últimos ataques de Microsoft a las fuentes de negocio de Google. Aunque hasta ahora haya fracasado, una empresa con la capacidad financiera de Microsoft puede terminar acertando y haciendo mucho daño a Google. Además, según pasan los años y, efectivamente, vamos trasladando cada vez más nuestros datos y aplicaciones a esa "nube" abstracta que es la red, la importancia de Microsoft es menor y, con ella, la mala imagen que sigue manteniendo para muchos. De ahí que en Palo Alto hayan pensado en moverse para reducir los ingresos de su rival, que actualmente están concentrados en Windows y Office.
En cualquier caso, como siempre que la competencia es tan encarnizada, los beneficiados seremos los usuarios. Incluso si no usamos Bing, Google imitará sus mayores aciertos. Aunque no instalemos Google Chrome OS, Microsoft puede verse obligada a bajar sus precios o aligerar Windows. Esperemos que ambas empresas sobrevivan durante mucho tiempo echándose los trastos a la cabeza.