Cuando se sientan lo suficientemente fuertes, los separatistas volverán a lanzar el desafío en toda su intensidad.
Pedro Sánchez ha dado la vuelta a la política frente al independentismo catalán. Era algo que se pudo intuir en la moción de censura que le convirtió en presidente del Gobierno de España. En el debate tuvo varios guiños hacia los separatistas, cuyo voto necesitaba para llegar a La Moncloa (Ver más: Los gestos de Pedro Sánchez a los independentistas en el cara a cara con Rajoy). Una vez en el poder, los gestos de acercamiento se han sucedido uno tras otro. Los objetivos de esta estrategia son varios. Le puede funcionar a corto plazo, pero traerá mayores problemas según avance el tiempo.
Una de las primeras medidas que adoptó Sánchez al llegar al poder fue levantar la supervisión de las cuentas de la Generalitat de Cataluña (la administración regional). El objetivo de dicha supervisión era evitar que el dinero público manejado por el Ejecutivo autonómico se utilizara para financiar el desafío independentista.
Siguieron otros gestos. El presidente del Gobierno se mostró favorable a acercar a los presos independentistas, acusados de delitos de rebelión, sedición y malversación, a cárceles catalanas lo antes posible. Como estas son gestionadas por la Generalitat, si el traslado tiene lugar pronto podrían disfrutar de un trato muy favorable.
La ministra de Política Territorial y Función Pública, Meritxell Batet, defiende de forma reiterada una reforma constitucional que descentralice todavía más España y que reconozca lo que considera “sentimiento nacional” de “los territorios”. Eso, a pesar de que España es en la actualidad uno de los países más descentralizados del mundo. De hecho, lo es en grado superior a la mayoría de los Estados federales del planeta.
La reforma federal que propugna la ministra Batet, sin que Sánchez la contradiga en momento alguno, no tiene opciones de salir adelante por el momento. La aritmética parlamentaria juega en contra de esta idea. Necesita el apoyo de todos los grupos que respaldaron a Sánchez en la moción más, al menos, Ciudadanos. Que la formación de Albert Rivera esté dispuesta a sacarla adelante es imposible. Además, podría generar un gran rechazo al ponerla en marcha contra la opinión del grupo mayoritario en el Congreso de los Diputados, el del Partido Popular.
Pero, mientras tanto, Sánchez sí puede ir haciendo concesiones ante el independentismo. De hecho, no le queda otro remedio si quiere lograr el objetivo de completar la legislatura. Como dijo a ALnavío la catedrática de Ciencias Políticas de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid Edurne Uriarte, “tiene 84 diputados y su acción de gobierno depende fundamentalmente de mantener el apoyo de Podemos y de nacionalistas e independentistas”.
Uriarte añadió: “Todo lo que Sánchez está haciendo y lo que vaya a hacer está condicionado por esa minoría parlamentaria que tiene y por esos apoyos que son los únicos que le pueden sostener”.
Pedro Sánchez quiere diferenciarse del PP
José María Marco, profesor de Historia de las Ideas Políticas en la Universidad Pontificia de Comillas en Madrid, coincide en que la dependencia parlamentaria de los apoyos nacionalistas e independentistas es una de las clave. Pero en conversación con ALnavío apunta otras. Sostiene que Sánchez “necesita diferenciarse del PP, por lo que está dispuesto a pagar el costo de la ruptura del consenso del 155”, en referencia a la pasada unidad de acción de Partido Popular, PSOE y Ciudadanos frente a los separatistas. Cree que esta búsqueda de diferenciación “es lo importante a corto plazo”.
Marco, autor del libro Sueño y destrucción de España. Los nacionalistas españoles, 1898-2015, añade que “tampoco creo que Pedro Sánchez tenga una idea muy clara de lo que es España”. Señala que el presidente del Gobierno “parece creer que los nacionalistas pueden llegar a incorporarse a una nueva organización del Estado español que sea distinta de la actual y que salvaguarde de alguna manera el concepto de unidad”. Esta idea es, en opinión del profesor, equivocada.
Otra clave responde, según Marco, a la dinámica interna de los socialistas españoles. “Otra vertiente es que el Partido Socialista son dos partidos, el PSOE y el Partido de los Socialistas de Cataluña (PSC). Y el PSOE a veces está de acuerdo con el PSC, como ahora, y otras veces no. Es posible que la importancia del PSC ahora sea mayor que en otros momentos”.
Hace unas semanas, el economista Carlos Rodríguez Braunbromeaba en Twitter diciendo que normalmente los socialistas ganaban elecciones para llegar al Gobierno pero que ahora llegan al Gobierno para ganar elecciones. Este chiste tiene mucho de cierto. Desde el momento mismo en que se configuró el actual Ejecutivo fueron muchos los analistas que dijeron que el gabinete se había diseñado pensando más en los próximos comicios que en gobernar. Y esa necesidad de actuar pensando en la próxima llamada a las urnas para elegir las Cortes Generales también explica las cesiones de Sánchez ante el independentismo.
El presidente quiere evitar la confrontación directa con los separatistas para llegar a las urnas mostrando que es capaz de evitar las tensiones. Para él sería muy dañino que se produjera una repetición del referéndum ilegal del 1 de octubre o una reedición de la declaración unilateral de independencia. A corto plazo, en opinión de José María Marco, “le puede funcionar”. El motivo es que el separatismo está muy debilitado, por lo que aceptará temporalmente el juego que plantea Sánchez. Sin embargo, a más largo plazo es diferente.
El independentismo aprovechará para recuperar fuerzas y tratar de recuperar una unidad entre los secesionistas que en este momento está rota. Verá los acercamientos de Sánchez más como una prueba de debilidad que como una oportunidad de superar la confrontación.
Y, cuando se sientan lo suficientemente fuertes, los separatistas volverán a lanzar el desafío en toda su intensidad. De hecho, como recuerda Edurne Uriarte, los independentistas ya han dejado claro que no renuncian a ninguno de sus objetivos.
Pedro Sánchez se ha convertido en un rehén de los separatistas. Los necesita para mantenerse en el Gobierno. Pero también depende de ellos para afrontar con posibilidades de éxito los próximos comicios generales. A largo plazo, esta estrategia que tan sólo mira al momento actual y a los próximos meses tendrá un costo muy alto para el conjunto de España.