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PP: Aznar o Rajoy

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El primero es la reunión del Comité Federal del PSOE, en el que Zapatero ha presentado el plan anti¿crisis? de cada mes. El último pasa por tirar de gasto, déficit y deuda pública. A eso lo llaman "pensamiento de izquierdas" y "socialdemocracia". Hay que aprovechar la crisis para que los ciudadanos "perciban claramente las diferencias entre la izquierda y la derecha". "La derecha nos ha metido en la crisis y la izquierda nos tiene que sacar". No dan para más. El progresista de hoy no es como el de hace 30 años. Aborregado por la Logse, acribillado por mensajes extraídos del canon progre desde todos los medios de comunicación, se ha vuelto acrítico y acomodaticio. Como no han necesitado pasar por ningún proceso de reflexión para tener un punto de vista, se mueven entre las consignas y las etiquetas, que constituyen el 95 por ciento del pensamiento de izquierdas actual.

El segundo se ha celebrado en Madrid y ha resultado en la reelección de Pablo Casado al frente de NNGG de Madrid, un chaval que ha sorprendido sólo a quienes no sabían de él antes de dar su famoso discurso. Aquí la cobardía se ha quedado a las puertas y tanto José María Aznar como Esperanza Aguirre han hablado tan claro como las circunstancias lo permitían. Aznar lo ha dicho sin miramientos: hay que conquistar el poder y no esperar a heredarlo. La derecha descreída y garbancil no se da cuenta de que la realidad no se impone por sí misma, tiene que ser interpretada de algún modo. Y la economía se volverá en su contra si los socialistas logran colar la idea de que "la derecha" es la responsable de la crisis. Entonces, el vacío moral e ideológico que proponen Rajoy y los suyos no valdrá de nada.

Combatir unas cuantas consignas, falsas como un telediario dirigido por Pepino Blanco, es fácil. Sólo se necesitan buenas ideas, y las hay, y un poco de valor moral. Rajoy no tiene fe en esas ideas y prefiere esconderlas. No hay nada que temer a las buenas ideas. No hay nada que esconder. El intervencionismo es inmoral, inane y un fracaso asegurado. El poder creador de una sociedad libre no tiene igual. Claro, que hay quien no se atreve a pensar ni siquiera eso.

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