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Puñaladas a los autónomos

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Fiscalidad progresiva es facilitar el empleo, no torpedearlo.

«A real good liar ‘cause the backstage boogie sets your pants on fire» Steven Tyler

Si es usted autónomo, prepárese porque le van a hacer pagar la fiesta del nuevo gasto político del gobierno.

Cuando leo a políticos que jamás han creado un puesto de trabajo ni arriesgado su capital para emprender decir que «los autónomos paguen en función de sus ingresos reales», me enerva. Una de las mentiras más grandes es insinuar que los autónomos pagan poco o que se benefician de ventajas inexistentes.

Los políticos deberían alabar el esfuerzo y aportación de las mujeres y hombres autónomos, no utilizarlos como cajeros.

Los autónomos ya se jubilan más tarde, cobran menos pensión y cotizan más, comparado con la prestación, que los del régimen general.

Un jubilado autónomo cobra un 40 % menos de media que uno del Régimen General. Con los nuevos cálculos, la reducción para los autónomos podría alcanzar el 42,8 %, según el Instituto de Actuarios Españoles. El 85% de los pensionistas autónomos cobra menos de 800 euros al mes y la pensión más común está entre 600 y 650 euros mensuales. Para estos no hay programas de TV ni solidaridad.

El 56% de las solicitudes de subsidio de paro de los autónomos cuando pierden su actividad son rechazadas, según UPTA.

Además, un autónomo cobra muchísimo menos que los asalariados del régimen general cuando está de baja y sigue teniendo que pagar la cuota mensual.

Para añadir a la «fiesta», uno de cada dos autónomos cobra sus facturas a más de 90 días -si las cobra-, sin embargo, la losa de impuestos fijos es mensual y liquidaciones trimestrales. Y encima, unas enormes penalizaciones cuando entran en dificultades financieras, con recargos del 20% y 30% anuales cuando no pueden pagar deudas.

Los autónomos son los «pagafantas» de un estado depredador contra la iniciativa individual.

Por eso, la falacia de que «coticen por sus ingresos reales» es tan sangrante. Porque a una situación infernal le añaden cotizar más sin ningún tipo de mejora de derechos.

Primero, porque van a aumentar las cuotas sin aumentar las prestaciones. Pagar más por nada.

Segundo, porque no solventa las enormes carencias e injusticias que ya sufre este colectivo.

Con el nuevo hachazo, los autónomos de clase media, más de dos millones, tendrán que pagar al año unos 8.400 más al año de impuestos, 700 euros al mes más -repito- sin ninguna mejora en sus condiciones, según ATA.

¿Cuál es el impacto?

Primero, congelación de la contratación. Con el aumento de impuestos, muchos autónomos que podrían contratar a personal simplemente no van a poder.

Segundo, clarísima injusticia a un sector ya maltratado que tiene que lidiar con los retrasos inaceptables de pago por parte de las administraciones y clientes, además de enormes penalizaciones cuando no puede acometer el pago de la carga fiscal que sufren.

Tercero, precarización impuesta por el gobierno. La inmensa mayoría de los autónomos perderán hasta un 20% de sus ingresos mensuales, que ya son menores a los del régimen general en media y con mucha mayor volatilidad.

Ser autónomo en España es un calvario.

Los hombres y mujeres que trabajan en este sector pagan IRPF, IVA y cuotas -por adelantado-, pero su negocio es mucho, más frágil y volátil, y sujeto a travesías por el desierto para cobrar.

Es un colectivo que paga por el privilegio de producir y crear riqueza mucho antes de generar un solo euro de ingresos, que sufre de mayores dificultades para cobrar, menos beneficios y peor jubilación.

Como explica ATA, en España el autónomo «elige» cotizar entre una base mínima 884,4 euros y una máxima de 3.606 euros al mes. Si se escoge la mínima, un autónomo persona física paga 264 euros y en el caso de autónomos societarios 315 euros.

El 86,3% de los autónomos persona física cotiza por la base mínima. Cuando hablan de «adecuar» la cuota de autónomos a los «ingresos», de lo que se está hablando, simple y llanamente, es de que se van a subir las cuotas al 70% de los mismos, que son los que declaran un salario superior al mínimo interprofesional. Sin contraprestación en facilidades fiscales, deducciones o mejora alguna.

Si quisieran ser realmente progresistas, adecuarían las cuotas al riesgo y volatilidad del negocio, como hace Reino Unido o Portugal. Pero no, las cuotas de autónomos son un canon por producir y un escollo impuesto por los que prefieren parados rehenes y clientelares a emprendedores que levantan al país cada día. 

El odio al autónomo es el mismo que el odio a la empresa. El odio a la iniciativa privada por parte de los que piensan que todo lo tuyo es suyo.

Fiscalidad progresiva es facilitar el empleo, no torpedearlo.

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