No es de extrañar que su objetivo sea simplemente imitar a otros, modelos exitosos que los contribuyentes franceses emplean gratuitamente, viéndose obligados ahora a pagar para calmar el orgullo herido de la grandeur de Chirac.
El presidente francés se duele que en los pérfidos buscadores yanquis, los contenidos de los países europeos no están valorados como merecen. El problema, sin embargo, es que esos contenidos están valorados en su justa medida. Si Internet es un invento norteamericano, la web nació en Suiza; sin embargo, es cierto que la información que devuelven los buscadores está principalmente en inglés y está alojada en Estados Unidos. Pero eso sucede porque la información que está en la web se escribe en ese idioma y está alojada en los servidores con mejor relación calidad/precio. Google, Yahoo, Ask o MSN simplemente intentan hacer lo mejor posible su trabajo, que es devolver los resultados más pertinentes para el usuario. Chirac parece querer promover un buscador que ofrezca los resultados que a él le parecen más adecuados.
El único detalle técnico del que nos hemos enterado es que han pedido a un buscador francés –ya existente y funcional desde el 2004– que les aporte su base de datos de páginas indexadas y la doble de aquí a un mes. Imagino que los creadores de Exalead estarán frotándose las manos ante la publicidad y el dinero caído del cielo o, para ser más exactos, de un montón de franceses que preferirían gastárselo ellos mismos y seguir empleando Google o incluso Voila, un popular portal francés que ya existía antes de que los políticos decidieran que hacía falta uno. Y es que, aunque no sean tan populares, existen muchos buscadores europeos que emplean o han empleado tecnología propia como los alemanes Fireball y Seekport o el noruego AllTheWeb.
Las empresas involucradas en el desarrollo de Quaero (busco, en latín; reconozco que el nombre sí me gusta) son Thomson, France Telecom y Deutsche Telecom. No son precisamente startups, como fueron Google o Yahoo cuando empezaron en este negocio. Y es que, en general, como señala Paul Graham, las nuevas tecnologías suelen surgir de empresas pequeñas, de pocos empleados muy motivados y técnicamente excelentes. Hay ciertamente varios campos en los que se puede superar a los grandes de Internet, como la búsqueda de contenidos multimedia. Pero resulta difícil de creer que estos mastodontes vayan a innovar lo más mínimo. Simplemente, han buscado subvenciones y las han conseguido. Ese es el modelo empresarial básico de nuestra Europa y su “economía social de mercado”. Así nos va.