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Rajoy y Renzi también son culpables de la crisis de deuda

Publicado en El Confidencial

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Han sido Renzi y Gentiloni en Italia o Rajoy en España los que durante años se han negado a desactivar la bomba financiera de la deuda pública.

A los mercados financieros les ha vuelto a entrar el miedo con la situación política de Italia y de España. Todavía nos hallamos bastante lejos de un pánico descontrolado, pero sí estamos asistiendo a señales que sin duda apuntan hacia un incremento de la incertidumbre dentro de la eurozona: en el último mes, las primas de riesgo de España e Italia se han duplicado, no solo porque los tipos de interés de la deuda pública española e italiana han aumentado sino también porque los del bono alemán se han reducido (en casi 40 puntos básicos durante los últimos 10 días) y, a su vez, el dólar se ha revalorizado alrededor de un 5% frente al euro. O, dicho de otra manera, el capital está saliendo de la periferia europea con destino a Alemania y, a su vez, del conjunto de la eurozona con destino a otros activos refugio globales como el dólar.

En este sentido, se ha convertido en un lugar común culpar de las actuales tensiones financieras a los políticos populistas/antisistema que pretenden acceder al Gobierno en Italia (Movimiento 5 Estrellas y Liga Norte) o que aspiran a condicionar las políticas de un posible nuevo Gobierno en España (Unidos Podemos). Y, desde luego, que se amague con romper el euro en Italia o con relanzar el déficit público en España invita a la inquietud financiera, esto es, a rehuir la exposición patrimonial a semejantes riesgos.

Ahora bien, permítanme enfocar la cuestión desde otro ángulo: no para exculpar de sus responsabilidades a las anteriores formaciones políticas, sino para extender semejante responsabilidad a otros partidos que en la actualidad pretenden colgarse la medalla del rigor, de la estabilidad y de la credibilidad. A la postre, si el ascenso al poder de plataformas populistas enciende los temores en el conjunto de la eurozona, es porque Italia y España son bombas latentes para la misma. ¿Y por qué son bombas latentes? Pues por sus elevadísimos volúmenes de deuda pública, los cuales contaminan los balances no solo de sus respectivos bancos nacionales, sino también los del resto de la banca europea.

En particular, el sector público italiano adeuda 914.637 millones de euros a la banca italiana; y, a su vez, el sector público italiano y la banca italiana (cuya solvencia depende de la del primero) adeudan 91.821 millones de euros a la banca francesa, 44.477 millones a la banca alemana y 51.079 millones a la banca española. Por su parte, el Estado español adeuda 471.404 millones de euros a la banca española; y, a su vez, el sector público español y la banca española adeudan 41.857 millones de euros a la banca francesa, 34.541 millones de euros a la banca alemana y 56.163 millones a la banca italiana. Dejo fuera de estas cifras los 341.179 millones de euros en deuda pública italiana y los 241.601 millones de euros en deuda pública española que se hallan en manos del BCE merced al QE, los cuales son imputables en un 18% a Alemania, en un 14,1% a Francia, en un 12,3% a Italia y en un 8,8% a España.

Por consiguiente, las políticas populistas que puedan llegar a implantarse en Italia o en España constituyen un peligro potencial para la eurozona como consecuencia del Himalaya de deuda pública con que ambos países han contaminado todo el sistema bancario de la eurozona. En caso de que ambos países estuvieran muchísimo menos endeudados y de que, como resultado, su solvencia no corriera peligro, entonces los ‘aventurismos’ políticos transalpinos o ibéricos resultarían mucho menos relevantes para el resto del continente.

¿Y qué han hecho los políticos prosistema, proeuropeos y pro-rigor presupuestario para contener la extensión de semejante plaga financiera en Italia y en España? Absolutamente nada: si observamos la evolución del ‘stock’ de deuda pública de ambos países desde el inicio de la crisis, comprobaremos que su crecimiento ha sido ininterrumpido desde el año 2007. En particular, la deuda pública italiana se ha expandido desde el 99,7% al 131,4% del PIB, y la española desde el 35,5% al 98,3%. Uno podría ciertamente argumentar que la explosión de pasivos estatales durante las etapas recesivas fue una lacra inevitable y, por tanto, inimputable a los políticos que ocuparon el cargo durante esos años. Y aun estando en desacuerdo con la totalidad de semejante enunciado, al menos tendría una cierta lógica subyacente. Pero lo que resulta completamente indefendible es que, durante la nueva etapa de crecimiento económico, la deuda pública heredada de la crisis no se haya reducido ni en Italia ni en España.

O expresado de otro modo, los políticos que ahora levantan la bandera de la estabilidad económica para alertar contra el riesgo que suponen los gobernantes populistas han sido los que no han movido ni un dedo para disminuir la magnitud de ese riesgo. Han sido Renzi y Gentiloni en Italia o Rajoy en España los que durante años se han negado a desactivar la bomba financiera de la deuda pública y los que ahora se rasgan las vestiduras por el hecho de que pueda terminar cayendo en manos de pirómanos-populistas: si finalmente sucediera, su negligencia sería corresponsable del consiguiente desastre.

 

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