Hu Jia es un destacado activista por los derechos humanos en su país y ningún marginado por el régimen comunista queda fuera de su acción. Defiende la libertad de expresión y se pone del lado de los presos de conciencia, categoría de la que forma parte en la actualidad; denuncia la violación de los derechos de quienes padecen enfermedades como la hepatitis o el sida y es un cercano colaborador del principal activista gay de su país, Wan Yanhai (la represión de los homosexuales antes de los Juegos Olímpicos de Pequín fue brutal). No está sólo en su lucha, le acompaña su mujer Zeng Jinyan. A estas causas menos conocidas en Occidente, suma su actividad por otras con mayor difusión como, el medio ambiente (en mucho peor estado en los países comunistas que en los capitalistas), los derechos de los tibetanos y la libertad religiosa.
Su principal instrumento a la hora de combatir al régimen chino es Internet. De hecho, forma parte del medio centenar de ciberdisidentes presos en China, la mayor cárcel de internautas del mundo. Hu Jia fue detenido en diciembre de 2007 y condenado en abril de 2008 a tres meses y medio de cárcel por publicar en sitios webs extranjeros contenidos que son considerados por su Gobierno como revelación de asuntos de Estado (delito consistente en hablar, por ejemplo, de la represión en el Tibet o la gravedad del sida en su país).
Es una pena que en la mayor parte de las informaciones y perfiles del galardonado que se publican en todos los medios se olvide este detalle. Es positivo que se dé a conocer todas las áreas de actividad en las que se ocupa Hu Jia, pero olvidar cuál es su instrumento principal de trabajo y el precio que muchos otros han pagado por utilizar esa misma vía es un error. No tiene más mérito un disidente que utiliza Internet que otro, en absoluto. Pero el hecho de que se encarcele a tantos que la usan demuestra que es una poderosa arma contra las tiranías. Todas las dictaduras temen la red. Por eso algunas, como la China, la tienen bajo constante vigilancia y encarcelan a quienes se atreven a expresarse on line y otras, como la cubana, directamente la prohíben para la mayor parte de la población.
Defender a quienes sufren la represión por usar Internet es defender la causa de la libertad en general. Cuando un Gobierno dictatorial rebaja el control de la red, disminuye su capacidad para defenderse de los movimientos democratizadores y pro derechos humanos. Las páginas web, el correo electrónico, la mensajería instantánea y todas las demás herramientas disponibles para la comunicación on line otorgan al más modesto disidente la oportunidad de llegar a una cantidad de personas, en su país y en el extranjero, que de otra manera sería impensable. El activismo contra las tiranías se convierte así en más efectivo de lo que nunca había sido antes. Hu Jia lo ha demostrado y paga el precio por haberlo hecho.