El capitalismo nos ha dado más diversidad y más oportunidades. Gracias al capitalismo se pueden producir coches en serie y son accesibles a nuestros bolsillos, disfrutamos de nuevos utensilios prácticos como el ordenador, el reproductor de DVD, ropa a bajo precio importada de otros países, alimentos extranjeros más baratos, podemos viajar a lugares cada vez más remotos por menor precio… La libertad de mercado impulsa la creatividad, la astucia y las oportunidades donde todos ganamos gracias a nuestro trabajo.
¿Y cómo es que no llegamos a final de mes y que nuestro dinero es más papel que no moneda? Proteccionismo, política fiscal, monetaria, leyes laborales, monopolios estatales… En otras palabras: estado del bienestar. Durante años la clase gobernante, no sólo el estado sino también bancos centrales, órganos supranacionales…, se han dedicado a expropiar mediante el uso de la fuerza el dinero de los particulares y empresas, y además, también han contribuido al envilecimiento del dinero con políticas monetarias continuamente expansivas en beneficio de la clase política y el gobierno.
No nos centremos en el robo de los impuestos como forma de empobrecer a la gente, sino en algo más sutil, la política monetaria, o arma para restar continuo poder adquisitivo a nuestro dinero.
Los dinosaurios monetarios de hoy día creen que la economía necesita constantemente estímulos artificiales para crear dinamismo económico. Estos estímulos antes se conseguían manteniendo un bajo nivel de tipos de interés e imprimiendo dinero (ahora se usan técnicas más sofisticadas inyectando dinero en los mercados financieros). Esta combinación nos da un peligroso resultado: inflación. La creación de dinero de la nada nos “agua” el capital y recursos disponibles haciendo que los precios suban artificialmente. La inflación no es el Índice de Precios al Consumo (IPC), éste es una fórmula extraída de una cesta aleatoria (no tiene porque coincidir con la suya) de productos y servicios, y calculados mediante números índices (que también son aleatorios ya que existen muchas formas de calcularlos).
La inflación realmente es la pérdida de poder adquisitivo; si los dinosaurios monetarios se empeñan en “imprimir” dinero y mantener bajos los tipos de interés nuestro dinero valdrá cada vez menos. Las acciones, bonos y viviendas no han subido porque sí o por arte de magia, sino porque hay un “exceso” de dinero en el mercado. Ese dinero no va a desaparecer, sino que se trasladará a otros escenarios de la economía provocando crisis de mayor o menor intensidad y aumentos en los precios de otros bienes y/o servicios; en otras palabras, nuestros sueldos reales (los que se salen de restarles esta inflación) bajarán, y de hecho, cada vez bajan más, por eso nos hemos de endeudar más.
El crecimiento con “inflación crediticia” (dinero salido de la nada) no es un crecimiento real, sino una ficción que nos resta poder adquisitivo y provoca crisis económicas y ciclos. ¿Somos más pobres cada vez? Sí, pero no por la dinámica capitalista, sino por las manipulaciones de los burócratas sobre el dinero y por su continua intromisión en asuntos que no sabe controlar ni le incumben. El dinero, como todo lo perteneciente al campo económico, ha de estar fuera de las manos de los burócratas y apoyarse en activos reales y privados.