El ahorro, en efecto, es la decisión libre de las personas, con sus propios recursos y con vistas a su propio futuro y el de sus familias. Y don Carlos Sánchez Mato propugna arrebatar esa libertad crucial al pueblo.
Aquí van tres ideas de Carlos Sánchez Mato, responsable del Área de Economía y Hacienda del Ayuntamiento de Madrid.
La primera: «El sistema capitalista no es capaz de producir un crecimiento sano». Cabría reconocer la verdad de esta frase si se refiriese a las distorsiones que la intervención pública introduce en los mercados, empezando por el dinero, la banca y las finanzas. Esto convertiría a don Carlos en un cuasi-austriaco, y seguramente le provocaría un indeseable soponcio. En efecto, si quisiera ser coherente en su rechazo al rescate bancario con dinero público debería recomendar la privatización de la banca y de sus rescates, rompiendo así la alianza entre las elites privilegiadas y el poder político, que han denunciado los liberales desde Adam Smith (puede ver por ejemplo el último capítulo de Una crisis y cinco errores).
Como imaginará el lector, no va el señor Sánchez Mato por ese camino: no sólo no quiere reducir la intervención pública sino que quiere aumentarla. No tiene en tal sentido ningún fundamento aducir que esa economía aún menos libre que la actual produciría un «crecimiento sano» –a tenor de la experiencia, no produciría ni una cosa ni la otra.
Y la tercera idea del señor Sánchez Mato es: «Los ahorros de la sociedad no deben estar en manos privadas ni ser gestionados por ellas». Una frase parecida aparece, por cierto, en la Teoría general de Keynes, pero ello ciertamente no la convierte en una frase menos totalitaria y menos brutal, como se comprende con facilidad dedicándole un momento de atención. El ahorro, en efecto, es la decisión libre de las personas, con sus propios recursos y con vistas a su propio futuro y el de sus familias. Y don Carlos Sánchez Mato propugna arrebatar esa libertad crucial al pueblo.