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Sueños de exterminio

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Más recientemente, los esfuerzos de Hezbolá han tenido más éxito, y han logrado robar la libertad a dos militares del odiado país vecino, matando de paso a otros. Como es un acto terrorista, cuenta con la comprensión, el cariño, el apoyo de nuestra progresía, que entiende que contra Israel todo vale.

Naciones Unidas, ejemplo y cobijo de todas las indignidades, obligaba al Gobierno del Líbano en la prescindible resolución 1559 a desarmar a Hezbolá y quitarle el control sobre la frontera con Israel. No sólo no lo ha hecho, sino que el grupo terrorista controla directa o indirectamente 35 escaños en el Parlamento y ocupa los ministerios de Energía, Exteriores y Trabajo. Siguiendo los medios de comunicación, parecería que las incursiones del brazo terrorista del gobierno del Líbano tiene todo el derecho a hacer incursiones agresoras en Israel, pero que este país no tiene derecho a defenderse. Dicen sin descanso que la respuesta es "desproporcionada", pero lo creen así porque es eficaz. La única proporción que consienten es la que deje inmunes los ataques contra Israel.

Varios corresponsales satisfacen su odio a Israel mirando a la cámara y echando cuentas del número de civiles muertos por misiles de ese país; pero las gentes de bien no deberían pasar por alto que son quienes forman la faceta "militar" del antisemitismo, como Hezbolá o Hamás, los que buscan la extinción física de un pueblo entero, el israelí. Ni que son ellos quienes se escudan en su propio pueblo, cuyas muertes les sirven, con el apoyo de gran parte de la prensa mundial (no digamos la española), de nuevo argumento contra el "Estado sionista". Los llamados escudos humanos son para los terroristas nuevas armas contra Israel y, para los antisemitas de toda laya, nuevas anotaciones en su despreciable argumentario. Todo vale. Siempre habrá miserables que les sigan el juego; no hay más que ver la televisión o leer ciertos periódicos.

Ni rendición, ni alto el fuego, ni pseudo corredores de seguridad. Lo único que debe hacer Israel es acabar con la capacidad armamentística y militar de los terroristas y, en la medida de lo posible y aconsejable, de quienes les apoyan. Hezbolá controla en el sur del Líbano, según informes israelíes, unos 12.000 misiles Katyusha. Contra quienes tienen un odio sin compromisos hacia Israel, lo único que cabe es privarle de los medios para que cumplan sus sueños de exterminio

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