Si se analiza con un poco de frialdad, tiene toda la pinta de tratarse de un lavado de cara de la dictadura que de una medida efectiva. Aunque la "información" ha sido ahora confirmada, salió a la luz hace unos días después de que un corresponsal de la agencia británica Reuters "tuviera acceso" a un "documento interno" del régimen. En un sistema tan controlado como el de la Isla-cárcel no resultan creíbles ese tipo de filtraciones a no ser que sean autorizadas desde las más altas instancias.
Que ahora se haya convertido en una resolución del Ministerio de Comercio Interior no significa nada. Es una vieja costumbre de la dictadura caribeña el aprobar leyes y otro tipo de normas de las que se informa a los medios de comunicación extranjeros pero no a la población del país. Esta separación entre la "información" destinada al exterior y la dirigida al interior es tan estricta que las dos ediciones digitales del periódico oficial Granma difieren tanto entre sí como con la de papel en cuestiones importantes. Además, la ausencia de un sistema judicial independiente garantiza que si algún cubano se entera de que existe esa legislación no pueda llegar a ejercer esos supuestos derechos.
Pero la cosa no termina ahí. Resulta que esos ordenadores y otros productos ahora supuestamente autorizados se van a vender en las conocidas como tiendas de divisas. Para acceder a estos comercios se deben poseer pesos cubanos convertibles (CUC), equivalente a 24 unidades la llamada "moneda nacional" (la de uso corriente entre los habitantes de la Isla) y muy difíciles de conseguir para la inmensa mayoría de los nacionales. Además, si se tiene en cuenta que un salario normal equivale a algo más de 10 euros mensuales, adquirir un ordenador requerirá una inversión similar a la que necesita hacer un español para comprar una vivienda. Con el agravante de tener que hacerlo con una unidad de cuenta muy difícil de poseer.
Y para rematar, está el control de internet. De poco sirve poseer un ordenador si después el régimen comunista no permite el acceso a la red sin un permiso oficial muy difícil de conseguir. Claro que existe la posibilidad de adquirir una cuenta en el mercado negro, pero estas son muy caras y por tanto inaccesibles para el común de los cubanos. En definitiva, esta noticia no es más que pura propaganda muy útil para aquellos que siempre están buscando alguna excusa para hablar favorablemente de los hermanos Castro, antes Fidel y ahora Raúl o ambos. En realidad nada cambia de verdad en Cuba respecto a la compra de ordenadores, como ocurre en el resto de las cuestiones.