Pero esta libertad se ve cada vez más amenazada por los más acérrimos de sus enemigos, los Estados.
En los últimos días, hemos constatado como el ataque se recrudece, y han quedado bastante delimitados los tres frentes en que ahora se libra la batalla.
El primero de ellos es el relacionado con la propiedad intelectual. Los Estados, liderados aquí por los Unidos de América, están empeñados en cercenar la libertad de internet para garantizar los privilegios de los artistas y creadores. En un lado del ring, los todopoderosos y bastante adinerados estudios de Hollywood y sellos musicales y editoriales, que no contentos con haber explotado a los ciudadanos durante todos estos años, casi siglo, en que no había soportes digitales, siguen queriendo ordeñar la vaca. Por supuesto, los políticos no tienen dudas de con quien asociarse en esta batalla, y no es con el internauta claro.
Es en este contexto en el que hay que ver la reciente invitación de Sarkozy para que participaran en el G-8 los emprendedores líderes de internet, personificados en los creadores de Facebook, Google y Amazon. Seguro estoy que el presidente galo transmitió a estos señores su "preocupación" por la protección de los derechos de autor. Lo malo es que cuando estos tipos, que tienen el monopolio de la violencia, transmiten estas preocupaciones, gente como Microsoft diseña el Windows Vista.
El segundo frente es el de la neutralidad de red, del que tantas veces hemos hablado en esta columna, por ejemplo aquí, aquí o aquí. En este caso, se pretende controlar internet a partir de la figura interpuesta de los operadores de telecomunicaciones, lo que es bastante práctico pues estos son un número reducido y además con tradicional mala imagen. La idea es que estos operadores no puedan realizar la gestión de los recursos que les son propios, y se limiten a cursar el tráfico de la forma que los Estados les digan, bloqueando y despriorizando lo que los funcionarios quieran.
Pues bien, resulta que el Gobierno holandés, que no es precisamente de los más intervencionistas de Europa, ha decidido incorporar en su proyecto de ley la prohibición de determinadas prácticas por los operadores, para supuestamente defender la neutralidad de red. Lo que, como no puede ser de otra forma, ha sido celebrado por Skype, ante la general indiferencia de los ciudadanos.
El tercer frente es de rancia tradición, y tiene que ver con la ciber-seguridad en internet. Es la típica excusa de los Estados para hacerse con poderes a costa de la sociedad, consistente en gritar "qué viene el lobo". Aunque muchos ciudadanos europeos lo desconocen, resulta que en la isla griega de Creta hay una agencia dedicada a protegernos de ciber-ataques en Internet y garantizar la seguridad de la misma. El ente responde al nombre de ENISA, y su fundación se remonta a 2006, donde se le otorgó un mandato transitorio de cinco años.
También ha habido movimiento en este frente en las últimas semanas: el Europarlamento ha acordado, sorprendentemente, prorrogar en 18 meses la existencia de tan imprescindible Agencia, mientras le busca otro mandato. Mientras tanto, ENISA ha publicado un informe sobre los peligros que acechan en internet, no recomendado para internautas débiles de corazón. Ah, por supuesto, su recomendación es crear una agencia independiente para defendernos de tanto espanto.
Y así se cierra este parte de guerra. Como se observa, internet dista de tener garantizada la libertad ni siquiera en el corto plazo. La batalla por la libertad sigue su curso, ahora en terreno virtual.