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Carlos Alberto Montaner, 1943-2023

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Ha muerto Carlos Alberto Montaner sin que haya tenido la ocasión de ver una Cuba libre. Para los cubanos, la libertad sólo se puede ejercer en el exilio. Pero hay una libertad esencial, que es la de vivir en tu país, con tu gente, en los lugares de tu familia y ancestros, que le fue arrebatada hasta su último aliento.

El último día de 1959 cayó el régimen de Batista, y una ola de simpatía por los barbudos que seguían a Fidel Castro recorrió el país, y la comunidad internacional. Carlos Alberto, que ese día tenía 16 años, apoyó el régimen desde la primera hora. Ese apoyo duró muy poco; lo que tardó Fidel Castro en mostrar la verdadera faz de su régimen. Cuando el derecho se sustituyó por el ejercicio arbitrario del poder, la libertad por el sometimiento y la democracia por la dictadura y el mercado libre por la miseria, Castro encontró en Montaner a un formidable adversario. Fidel lo encarceló en 1961. Pudo escapar a la embajada de Honduras, y finalmente exiliarse a los Estados Unidos, donde le esperaba su familia. 

Desde entonces, ha estado muy vinculado a Miami y Madrid. Su compromiso ético con la libertad le robó el tiempo que le habría dedicado a su pasión, que era la literatura. Pero ese empeño por que su bienhumorado grito contra la opresión resonase con fuerza le llevó a escribir alguno de los ensayos más lúcidos. Las raíces torcidas de América Latina, Fidel Castro y la revolución cubana, o el Manual del perfecto idiota latinoamericano, escrito junto con Plinio Apuleyo Mendoza y Álvaro Vargas Llosa son sólo tres ejemplos señeros.

Ha ejercido el periodismo, que combinó con una intensa labor política, siempre del lado de la libertad. En 1990 fundó la Unión Liberal Cubana con la esperanza de aprovechar la caída del castrismo, que consideraba inminente tras la caída del muro de Berlín y el histórico desplome del socialismo. 

Ha acabado sus días en Madrid, ciudad acogedora, en la compañía de su familia. En una escueta nota que la familia ha hecho pública, se dice: “En su nombre, su esposa Linda, sus hijos Gina y Carlos, y sus nietas Paola, Gabriela y Claudia dan las gracias a los profesionales de la sanidad pública española, a la Asociación Derecho a Morir Dignamente y a todos los familiares y amigos que le han manifestado tanto afecto en el tramo final de una prolífica vida marcada por la defensa de las libertades individuales”.

Hace unos días, Carlos Alberto Montaner escribió su último artículo, titulado Hice lo que pude. Y bien que lo hizo. Por eso, el Instituto Juan de Mariana le reconoció en 2010 con el premio a una trayectoria ejemplar en defensa de la libertad. Se ha ido uno de los nuestros. Que en paz descanse.

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