Lo contrario del PSOE no es el PP, sino el liberalismo

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Hoy más que nunca, a pesar de que aún faltan cerca de tres años para las próximas elecciones, resuenan los tambores de un cambio de gobierno. Esto se debe a la notable falta de apoyos del actual ejecutivo, sumada a los numerosos escándalos de corrupción que rodean al presidente. En este escenario, resulta aún más evidente la ausencia de una oposición fuerte. Con un Partido Popular debilitado en la opinión pública, todo indica que Vox podría ser el gran beneficiado en las urnas en las próximas elecciones.

Sin embargo, existe una duda más que razonable de la ineptitud, obviando la connotación soberbia de la expresión, de todo el bloque derechista. En un escenario inédito en la política española, justo en el momento en el que sus voces son más escuchadas, son incapaces de darle importancia a aquellos problemas que realmente afectan a la mayoría de la población: generación de deuda, gasto público, inflación y descenso empicado de poder adquisitivo a riesgo de hacer desaparecer la clase media.

Prueba de ello es la reciente polémica de las pensiones: resulta que podrían ser insostenibles en su formato actual y que condenan a los jóvenes a un futuro incierto. A menos que cambie mucho la demografía, baje el gasto público, o los pensionistas decidan por unanimidad bajarse los ingresos, todo parece indicar que vamos de cabeza a lugar donde la clase media no existirá y que la mayoría de lo que se genere irá para la enorme maquinaria del Estado. En un marco tan acentuado, Partido Popular y VOX se niegan a reconocer el problema, dejando solo el debate para esos políticos retirados que, ahora ya sí, pueden decir la verdad sin consecuencias profesionales.

Personas como Albert Rivera, que no se atrevió a decirlo con la llave del país en sus manos, o Espinosa de los Monteros, que podría decirse que abandonó su escaño precisamente por sus convicciones sobre temas económicos, parecen ser las únicas figuras públicas que hablan del gigante elefante amarillo que hay en el centro de la habitación.

Borja Vilaseca

Decía un (aún más) joven Borja Vilaseca en uno de sus libros, que nada tiene que ver con temas económicos o políticos, lo siguiente[1]:

El liberalismo es una aspiración con tintes utópicos. Principalmente, porque requiere que una gran mayoría de ciudadanos estemos verdaderamente despiertos y gocemos de libertad de pensamiento. Y que nos relacionemos entre nosotros de forma responsable, madura, sabia y consciente. Para que esto sea posible, primero es necesaria una profunda revolución del sistema educativo.

En este sentido, el concepto de nación tal y como hoy lo conocemos, seguramente sea reemplazamos por el de territorio. De este modo, se devolverá la soberanía y el protagonismo a zonas y localidades donde las personas y empresas puedan cooperar y aportarse valor mutuamente. Por todo ello, el liberalismo es el modelo de organización política más opuesto posible al totalitarismo actual.

Lo que vivimos hoy en día es un empobrecimiento de la población, disfrazado de justicia social e igualdad. Esto fomenta el resentimiento entre la mayoría, impulsándolos a seguir votando por quienes prometen un futuro ideal basado en la intervención. Lo que resulta evidente es la intención de sancionar a quienes prosperan. Sin embargo, parece que no se dan cuenta de que, si penalizas continuamente al exitoso, terminarás creando una sociedad poco incentivada para conseguir grandes logros.

En toda sociedad, el talento y la excelencia son bienes escasos, mientras que la mediocridad, abundante y respaldada por la mayoría, se convierte en la norma. Un sistema democrático, basado en el número y no en el mérito, tiende inevitablemente a favorecer a los menos capaces, relegando a quienes destacan. Paradójicamente, la verdadera esencia de la humanidad radica en la diversidad, y es precisamente esa diferencia la que nos hace, por naturaleza, desiguales[2]. Más paradójico aún es que los que atenten con esa diversidad son los que, a priori, mayor divergencia quieren aparentar.

Hablemos del elefante en la habitación: el Estado no sabe más que nosotros. Bajemos esa idea. Podemos ser cien veces más conocedores que ellos en un tema específico, y un claro ejemplo de esto son las constantes idas y venidas durante la gestión del COVID, donde ofrecieron información completamente contradictoria a solo semanas de distancia. O, por ejemplo, cuando nos dicen cómo gastar nuestro dinero mientras ellos llevan a la quiebra a un país entero. ¿Cuándo permitimos que nos den lecciones de finanzas personas que son incapaces de hacer una simple cuenta entre ingresos y gastos?

El PP como el PSOE

Tanto el PP como el PSOE no han hecho más que centrarse en aumentar drásticamente los impuestos, endeudar a la población a través de la deuda pública y, a la par, recurrir a la devaluación de la moneda. Cada acción, hoy en día, está gravada impositivamente. Vivimos en un expolio fiscal constante, todo ello con el fin de justificar un Estado de Bienestar que se sostiene sobre años de un comportamiento vicioso.

La última ocurrencia del Partido Popular, además de apoyar el sistema de pensiones, es la “hucha hogar joven”, medida que anunció Feijóo para ayudar a los menores de 40 años a comprar una vivienda. Esta hucha pretende aplicar una deducción del 20% en el IRPF a las aportaciones que hagan los menores de dicha edad. Además, les servirá para que el Estado les avale luego con la misma cantidad que hayan ahorrado. Lo que pasa por alto Feijóo en el comunicado es que el Estado se beneficia de la compra de nuevas viviendas a partir del 10% del IVA, o con el algo más reducido ITP para viviendas de segunda mano (7% aprox.).

Estamos hablando de que, para acceder a una vivienda de 200.000 euros, hay que estar pagando del orden de 20.000 a 50.000 euros entre impuestos directos e indirectos que no pueden ser financiados. Esto es una barrera real en la compra de pisos para la clase media actual. Y me pregunto yo, ¿por qué no quitar el IVA en la compra de la primera vivienda? ¿Por qué no bajar IRPF a clases medias? ¿Por qué nadie habla de que la verdadera solución pasa por reducir el gasto público para que no siga aumentando la presión fiscal?

Que estamos gobernados por personas que no están preparadas para decir la verdad es un hecho. Pero nos equivocamos si pensamos que la oposición va a cambiar algo. PP y Vox son un mismo bloque que se han unido para continuar con la misma dinámica que venimos sucediendo, y nadie más que el liberalismo parece estar hablando de ello.


[1] Qué harías si no tuvieras miedo, de Borja Vilaseca

[2] El triunfo de la estupidez, de Jano García

Pablo Cobos
Author: Pablo Cobos

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