Mene tekel, y los días contados

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Robar, falsificar moneda e impagar. Este es, resumido, el programa económico del demagogo.

Seguramente la escritura esté ya en la pared y sólo falta contar los días. Decía Margaret Thatcher que el socialismo colapsa cuando no queda ya más dinero que rapiñar. Con el colapso del crudo y otras materias primas y la devastación económica de década y media de mandatos chavistas y kirchneristas, sus días parecen estar contados: las dádivas menguan mientras la inflación galopa, el desabastecimiento se agudiza, y la represión se acelera.

Tres son las políticas características de la rapiña: confiscación,  endeudamiento crónico y creciente inflación monetaria. Y las tres tienen un límite.

La confiscación puede ser de renta –tributos- o de riqueza -en formas diversas que van desde la regulación asfixiante a la pura expropiación-. La gallina de los huevos de oro enferma y acaba muriendo.

Los socialistas tienen, además, un segundo hábito incorregible. Pedir y pedir prestado hasta el límite. Impagar, o al menos intentarlo, denostando a los acreedores con los peores insultos (pretenden cobrar los muy malvados) para luego… seguir endeudándose.

Finalmente los populistas también son grandes falsificadores de moneda. Grandes no porque lo hagan bien o con arte, sino porque lo hacen en grandes cantidades. Imprimen e imprimen moneda sin más respaldo que su propia verborrea. Con ello no sólo destruyen los ahorros y la capacidad de compra de sus gobernados, sino que acaban agotando las reservas de divisas hasta el límite de no ser capaces de pagar las importaciones de los productos más básicos.

Robar, falsificar moneda e impagar. Este es, resumido, el programa económico del demagogo. Algo que ni siquiera países bendecidos con abundantes recursos son capaces de soportar en el medio plazo.

2 comentarios

  1. Coincido en cuanto a que el
    Coincido en cuanto a que el resultado de estas políticas hace tiempo que esta escrito. Desgraciadamente no estoy tan seguro que ello signifique el final de estos regímenes. Quizás sea probable que ocurra en el largo plazo pero no en el corto o mediano. Los países pueden descender y descender, aun mas, y mas. Ello depende no solo de variables económicas sino políticas y especialmente culturales. La Argentina por ejemplo lleva más de 70 años en ese rumbo y no le veo visos de detenerse. Entre diversas variables, cuando uno ausculta las ideas predominantes (paradójicamente similares entre diferentes estratos sociales) comprende mejor la naturaleza del problema. Una mezcla de neomarxismo potmoderno, nacionalismo y (negado e ignorado a menudo) fascismo circula por las venas de sus ciudadanos y sus premisas son tan ciertas como la teoría de la Gravedad. Aquello que décadas de demagogia e ignorancia ha forjado no se revertirá con el colapso económico del régimen. Sus raíces gozan de buena salud. Este es el drama de estos países. Agregaría además que la epidemia ya se ha diseminado mundialmente. La discusión debe girar entonces sobre la mejor forma de contenerla, de doblegarla y acabar con ella, al menos empezando por países con un mayor grado de fortaleza (aunque no de inmunidad) ante la nociva peste cultural. Los campos de batalla son diversos, el contexto debe ser tenido en cuenta, y los principios estar muy claros. Saludos.

  2. Venezuela de la socialdemocracia al socialismo.
    La historia moderna de Venezuela a sido una verdadera tragicomedia, a pesar de que muchos pretenden culpar a la maldición del oro negro de lo sucedido en Venezuela la realidad es que la maldición no es otra que el virus del socialismo, esta novela comienza con el Pacto de Punto Fijo luego de ser depuesto en 1958 el dictador nacionalista Marcos Pérez Jiménez. Las facciones políticas de moda socialdemócratas, democristianas y progresistas se repartieron el poder durante 40 años, el partido comunista fue excluido del pacto por razones de imagen exterior pero siguió siendo una actor político que auspició junto al Castrismo las movilizaciones guerrilleras marxistas hasta finales de los setentas.

    Legislatura tras legislatura el país se fue marginalizando y la economía parasitando por la demagogia, el clientelismo e intervencionismo propios de una socialdemocracia pero con los bolsillos llenos de petrodólares, a finales de los setentas luego de la crisis del petróleo comenzó la debacle y la insostenibilidad económica de un estado hipertrofiado que lo dominaba casi todo, esta decadencia duro un par de legislaturas que estuvieron marcadas por controles del precios, divisas, devaluación, inflación y corrupción, a finales de los ochentas retorna a la presidencia Carlos Andrés Pérez uno de los personajes más populistas de la era socialdemócrata venezolana el cual fue el artífice de la nacionalización del petróleo y la minería en su primer mandato en los setentas, es importarte recordar la gran amistad que lo unían a Felipe González, Dios los cría y ellos se juntan.

    En este periodo de grave crisis ya insoportable se comienzan a realizar reformas siguiendo las recetas del FMI y BM, lógicamente surge el malestar entre la población clientelista y sectores muy dependientes del estado que reclamaban por el austericidio y las privatizaciones es cuando se suscitan las revueltas del Caracazo se especula que fueron en parte provocadas por sectores del marxismo que llevaba años en la sombra y que esperaban la oportunidad perfecta para actuar, un par de años después se produce la intentona golpista de Hugo Chávez. Posterior a esta grave crisis Carlos Andrés Pérez fue juzgado por corrupción y depuesto del cargo, en las nuevas elecciones el bipartidismo queda casi extinto por el triunfo de Rafael Caldera que había gobernado a principios de los setentas y que en esta oportunidad forma una coalición de políticos oportunistas conocida coloquialmente como “el chiripero” desligándose del bipartidismo, en su mandato se intentó salvar la socialdemocracia haciendo una reforma tributaria para establecer un modelo basado más en la redistribución de la renta por altos impuestos, que por los ingresos petroleros, es decir un modelo muy similar al europeo, el artífice de estas reforma fue Teodoro Petkoff un ex-guerrillero comunista de los años setentas que era líder del partido Movimiento al Socialismo y que fue nombrado ministro, además de ello se libera inexplicablemente a Hugo Chávez y se le exonera de sus delitos por golpismo.

    En las siguientes elecciones el cadáver bipartidista no pudo contener el discurso muy bien armado de un Hugo Chávez supuestamente humanista, progresista y redentor que salvaría la patria, a partir de allí comienza la pesadilla socialista que llevó a Venezuela a la total ruina y decadencia que estamos presenciando en la actualidad.

    Una cosa es contarlo y otra es vivirlo, los que pasamos por ello hoy en España estamos reviviendo la historia con lo de PPSOE y PODEMOS como si se tratase de un “Déjà vu”, así que los liberales debemos luchar para que esta historia no se vuelva a repetir porque inexorablemente la socialdemocracia les pone todo en bandeja de plata a los marxistas para asaltar el poder.

    La era chavista está llena de todo lo grotesco y aberrante que se puede imaginar y que en otra oportunidad quizás me anime a contar.