No es guerra económica, son las medidas asfixiantes por parte del Estado en contra de la iniciativa privada.
Se pretende un modelo de negocio mucho más abierto y donde se fomente la competencia con el fin de beneficiar a los consumidores.
Pensar que sanear la banca reducirá la capacidad de crecimiento de Europa demuestra lo poco que hemos aprendido de la crisis.
Bajo la mirada cómplice de las autoridades, los militares manejan a su antojo las mafias del comercio y los servicios.
A pesar de todos los problemas, nadie defiende más libertad bancaria como método para limpiar aquellas instituciones que deban sanearse.
Lacalle afirma que la actuación de los bancos centrales no ha hecho más que sembrar el germen de la próxima crisis.
La promesa socialista de dinero gratis sale muy cara para los que fingen defender: las clases bajas.
El error del BCE fue pensar que podía imitar a la Reserva Federal y hacerlo sin riesgos.
La enorme expansión cuantitativa no ha dado lugar a la dinámica recuperación que nos anunciaron que iba a producirse gracias a su intervención.
El debate público sobre la independencia de Cataluña ha estado contaminado, por ambos lados, de muchas más pasiones que razones.