











El lenguaje económico (XXXI): la eficiencia
La eficiencia es «la mejor combinación de medios para fines establecidos» (Rothbard, 2016: 1). Normalmente, decimos que una cosa es más eficiente que otra cuando su relación utilidad-coste es superior.
La eficiencia es «la mejor combinación de medios para fines establecidos» (Rothbard, 2016: 1). Normalmente, decimos que una cosa es más eficiente que otra cuando su relación utilidad-coste es superior.
¿Por qué se afirma que el mercado tiene «fallos»? Según Schumpeter, el origen reside en las exigencias del positivismo económico: «El ascenso general del rigor científico acabó por producir la
La crítica del «desatendimiento» es aún más absurda desde la óptica del consumidor; por ejemplo, en las zonas poco pobladas son precisamente las gasolineras automáticas las que atienden a sus clientes durante la noche o en días festivos.
Toda violación de la propiedad, per se, es ilícita y no tenemos obligación moral de pagar tributos a nuestro particular César —el gobierno— porque ninguna porción de nuestra vida, nuestro trabajo y nuestro dinero es suya.
En conclusión, el movimiento humanista busca un fin loable: mejorar las condiciones materiales de las personas, especialmente de aquellas más pobres; pero habitualmente yerra en el diagnóstico del problema: culpar a la economía de la pobreza en el mundo es como culpar a la física de las muertes por caídas al vacío.
Este consumo sacrificial, lejos de dar fruto, empobrecerá a los consumidores de la región, sostendrá artificialmente a las empresas menos eficientes e interferirá la adecuada asignación del capital.
La preferencia revelada por los consumidores nos indica lo contrario: la mayoría valora más el dinero (no pagado) que los posibles inconvenientes derivados del uso de sus datos
Los sedicentes jugadores en bolsa, acusados con frecuencia de «malvados especuladores», no juegan temerariamente con el dinero de sus clientes, sino que toman decisiones basadas en un riguroso análisis
La reacción de los mercados ante un nefasto plan fiscal era muy previsible, y en nada se parece a un terremoto.
El turismo de «calidad» es una quimera. En el mercado todas las calidades son bienvenidas porque se adapta a los diferentes gustos.