Paraíso socialista
La dictadura de Cuba pone verdadero rostro a buena parte de la izquierda occidental, que tan solo busca que sus ideas se sigan extendiendo como el veneno que representan.
La dictadura de Cuba pone verdadero rostro a buena parte de la izquierda occidental, que tan solo busca que sus ideas se sigan extendiendo como el veneno que representan.
Cuba es una tiranía liberticida que durante más de 50 años ha pauperizado enormemente a su población, hasta el punto de convertir un país desarrollado en uno subdesarrollado.
El mercado no es sólo ni principalmente un extraordinario sistema de producción de riqueza y bienestar para la mayoría, sino una señal de la dignidad de las personas.
Fidel Castro deja un único legado, terrible y criminal como pocos: muerte, torturas, cárceles y miseria.
Prometió libertades a los cubanos, los traicionó y calcó el modelo soviético de gobierno. Acabó con uno de los países más prósperos de América Latina.
La paradoja de las ideologías que hablan de amor a un grupo es que acaban creando un enemigo, sea interno o externo, y otorgando el poder a un líder con
Ehrlich, declarado enemigo de las empresas, a las que echa la culpa de todo, es galardonado por la fundación del segundo banco de nuestro país.
El diagnóstico según el cual los medios no defienden a «la mayoría» dado que no están controlados por los populistas/izquierdistas es una tomaduras de pelo.
Nazis y comunistas o falangistas y podemitas son dos caras de la misma moneda, que no es otra que el totalitarismo político y el anticapitalismo económico.
Nicaragua, tras el sandinismo, todavía no han recuperado los índices de desarrollo de 1979.