Análisis diario
La Ilustración ha muerto. ¿Descanse en paz el liberalismo? (I)
El hombre, en su estado natural, y privado de referencias trascendentes que le ayuden a ordenar su vida y su acción, es un ser alienado, encadenado a sus propias pasiones, sujeto a fuerzas y poderes que no comprende ni puede controlar, y que tampoco puede resistir ni combatir, y que depende de la benevolencia, del criterio e incluso del permiso de los nuevos chamanes para proyectar su acción en el mundo.