




Algunas cuestiones no disputadas del anarcocapitalismo (LXXXVIII): Anarquía y estadísticas
Las Administraciones precisan para poder operar de infinidad de datos, que obtienen a través de sus agencias o con la colaboración de los administrados.
Las Administraciones precisan para poder operar de infinidad de datos, que obtienen a través de sus agencias o con la colaboración de los administrados.
Mises nos advirtió de que, mientras que en el discurso público la principal preocupación es la incertidumbre y el caos de los mercados en los discursos populistas, el verdadero peligro para la vida humana es el gobierno omnipotente.
La guerra, como antes apuntamos, no causó el problema pero si fue un punto de inflexión a la hora de darnos cuenta de que la situación estaba haciéndose insostenible. La quema de carbón fue el primer síntoma y la primera contradicción flagrante en el discurso oficial.
Vivir al día imposibilita el ahorro y la inversión, lo que sitúa a las personas en un estado de supervivencia propio del reino animal.
En sentido amplio, entendemos por producción toda actividad humana cuyo fin es la obtención de un bien económico mediante el trabajo. Eventualmente, una actividad lúdica (i.e. pesca, caza, juegos de
El Estado necesita crear una aureola de legitimidad que le permita realizar sus execrables actividades sin que sus súbditos se revuelen. Aquí es donde entran en juego nuestros amigos los intelectuales
Nos cuenta Fanego la conclusión: “Sin embargo, en los estados donde la publicidad era legal los precios eran un 20% más bajos».
Al viejo Murray Rothbard le gustaba mucho analizar las descomposiciones de estados. Esto es el proceso en que rápidamente se disuelven y quedan en nada. Es un proceso que normalmente
Hay divisiones internas dentro de la Escuela Austriaca. Quisiera resumir una serie de temas donde yo mismo me separo de Rothbard, lo que pienso pueden abrir diálogos con los lectores.
En torno al concepto ‘confiscatoriedad’, lo realmente importante como señaló Rothbard, sería determinar la cantidad total que una persona contra su voluntad se ve obligada a entregar al Estado, que no deja de ser otra cosa que una institución destructiva para la creación de riquezas, salvo para quienes ostentan el poder, claro está.