La responsabilidad que un individuo particular tiene sobre su política de gastos y comportamiento financiero tiene que ser replicado en el sector público.
La ciencia y la razón nos han hecho mejores, no sólo desde un punto de vista económico sino, sobre todo, moral.
Parece claro qué es un hombre y qué es una mujer, pero no es así: esa dicotomía simplista no se corresponde con una realidad más compleja.
Las empresas sobreviven y son exitosas precisamente porque ponen a su personal como pieza clave de su modelo de negocio.
Siempre que exista consentimiento expreso, claro y libre, es legítimo cooperar con quien desea poner fin a su vida.
Estamos a un paso de que mucha gente se tome en serio linchar a cualquiera de los colectivos apuntados en el centro de la diana por las liberticidas voces de
La dictadura de lo políticamente correcto no sólo se instala, sino que nace y se reproduce donde menos debiera.
La estabilidad política es más un asunto de confianza y emoción que de leyes y armas,
Hayek entendió que la sociedad libre se organiza de manera espontánea a partir de las decisiones particulares y empresariales que adoptan los individuos.
El delito de odio no es más que la última vuelta de tuerca del viejo delito de opinión.