El año 2025 no ha sido el mejor para el cine, aunque hay algunos directores que han salvado los muebles, como Paul Thomas Anderson o Zach Cregger. 2025, eso sí, ha sido un año con series maravillosas y de grandísimo nivel. Muchos hemos sido los que durante estos años hemos alzado la voz contra la producción cinematográfica de Netflix, una producción pobre y con un sesgo ideológico casi insoportable. Pero los tiempos han cambiado, lo woke ya no vende, vende la reacción, y Netflix lo sabe. Igual que en su día les criticamos, ahora tenemos que reconocerles que están haciendo un gran trabajo.
Ayer estuve ojeando su cartelera, y me topé con una película nueva, Train Dreams, dirigida por Clint Bentley y protagonizada por Joel Edgerton. Lo que me encontré ahí no fue sólo lo que para mí es la mejor película del año, sino una de las películas más bellas que he visto jamás. No me gustaría hacerles spoiler de una película de semejante calibre, sólo les comentaré que la película es un fiel retrato de la vida, de la vida de un leñador, de un padre de familia.
Cada plano en esta película es un cuadro, están todos meticulosamente pensados, la luz, el encuadre y el tiro de cámara. Pero, pese a que pueda parecernos increíble, lo mejor de esta película no es la fotografía, lo mejor de esta película es lo que representa. La historia de un hombre trabajador, responsable y protector. Pero, ante todo, un padre de familia, un hombre que ama con locura a su mujer, Gladys, y su hija pequeña, Kate. La película tiene dos partes claramente diferenciadas, dos partes divididas por un suceso que marcará para siempre la vida de Robert.
La película muestra el valor de un hombre, la esperanza, la importancia del hogar, la melancolía y la tristeza. Pero, pese a lo que podamos pensar, no es una película triste, es una película que nos muestra el camino para seguir adelante cuando todo se desmorona. Una película, que como bien relata en la última escena (la mejor de la película), nos muestra el horizonte, nos ayuda a diferenciar lo que está arriba y abajo.
Train Dreams nos enseña todo lo triste y desesperanzador, pero también todo lo bello. Nos enseña la muerte y la existencia, lo efímero y lo perdurable, nos enseña la vida.
Qué bella puede ser la vida de un simple leñador de finales del siglo XIX en los bosques del noroeste de los Estados Unidos. Esta película les hará más humildes, les hará amar un poco más si cabe a su familia, amar un poco más su hogar. Robert es un hombre con misión, azotado por los azares del destino, pero férreo como los altos árboles que se pierden en la infinitud del cielo. Es un hombre fuerte, pero débil, alegre, pero melancólico. Robert es nada menos que todo un hombre.


