La Sociedad Estatal Correos y Telégrafos, conocida simplemente como Correos, es la mayor empresa pública de España. Lo que viene a significar que nos cuesta bastante dinero a todos los ciudadanos, votemos a quien votemos, usemos sus servicios o no.

Por eso podría extrañar a un observador externo que su última campaña de publicidad pueda pasar fácilmente por un anuncio electoral de Podemos. De hecho, hasta a un observador interno le puede llamar la atención que en vez del típico mensaje políticamente correcto (al que ya estamos acostumbrados) se haya escogido ir más allá y directamente suscribir un discurso de extrema izquierda.

Se pueden hacer muchos análisis profundos sobre esta deriva centrados en la polarización de la política o del efecto de la presencia de un partido comunista en el Gobierno. Todos serían interesantes y podrían dar algo de luz a la situación actual. Pero yo prefiero centrarme en un problema más profundo que queda en evidencia en este tuit de Jordi Sevilla:

Una cierta izquierda ha abandonado el espacio de lo común, de lo que une (la derecha nunca ha estado ahí) y se ha atrincherado en las identidades diversas, intentando sumar minorías, pero rechazando construir mayorías.

Lo que parece un mensaje de crítica a la actual izquierda no deja de ser una confesión sobre la naturaleza de la izquierda desde que yo la conozco (y por lo que he leído nunca fue distinta en el pasado). Lo común para ellos, lo que les une, excluye siempre a la derecha. No se puede condensar mejor de qué va una de las principales filosofías morales del mundo occidental.

Esto es importante de resaltar porque los análisis sobre información falsa o polarización de la sociedad parten de un escenario neutro que hace que no se vea la foto completa. Por ejemplo, en una entrada reciente de Pablo Malo sobre el conflicto y la función de la falsedad se hace hincapié en que la información dentro de los grupos debe cumplir estas funciones:

  • Movilizar al grupo interno (endogrupo) contra el grupo externo (exogrupo)
  • Facilitar la coordinación de la atención y de los esfuerzos dentro del grupo
  • Señalizar el compromiso con el grupo de los miembros de ese grupo

Todo esto es muy interesante y explica muy bien el grado de mentiras y manipulación que llevamos viviendo los últimos años, pero no explica algo anterior mucho más interesante: ¿Por qué hay dos grupos tan enfrentados en una sociedad que tiene en común prácticamente todo?

Lo que hemos aprendido desde que éramos niños es que la imagen que tenemos de un país extranjero puede estar distorsionada por la propaganda, y que eso es peligroso porque puede llevarnos a la guerra con ese país cuando en realidad no podría haber motivo para ello. Jordi Sevilla se refiere a esto cuando excluye a la derecha de lo común, y de lo que nos une. Porque, según él, la izquierda siempre ha defendido la unión de los pueblos, y ha abogado por abandonar las estúpidas ideas nacionalistas.

Lo cierto es que, si nos atenemos a lo que hace la izquierda, no a lo que dice, es muy fácil observar que no es un agente pacificador. No busca unir a la sociedad en sus valores comunes, busca sustituir el enfrentamiento con enemigos foráneos (que tienden a favorecer a filosofías morales conservadoras) por el enfrentamiento con enemigos locales. Lo importante no es ser español o francés, es ser de izquierdas o de derechas. Rico o pobre. Hombre o mujer.

Puede parecer igual de malo que dos grupos se enfrenten sean cuales sean sus creencias. Pero hay una diferencia significativa en tener una frontera de por medio entre los grupos enfrentados a que estos compartan calle o incluso portal.

Parece una obviedad, pero cuesta mucho que alguien hable de ello. El conflicto es connatural al ser humano, pero el conflicto dentro de una sociedad por razones cada vez más estúpidas es una consecuencia directa de la filosofía moral progresista. Y su agravamiento viene de su imposición cada vez mayor.

Esto no quiere decir que la izquierda sea la causante de todos los males y la derecha una pobre víctima. Hay cosas en el conservadurismo, y hasta en el liberalismo, que pueden dificultar la convivencia de una sociedad. Vivir con gente que ve el mundo de forma distinta a ti nunca ha sido fácil, y la forma de solucionarlo en el pasado no era agradable para las filosofías minoritarias.

Precisamente por ello sería bueno dejar de engañarse a uno mismo con que existe una guerra entre dos grupos, y empezar a ser consciente de que estamos ante el auge de una filosofía moral que excluye por naturaleza al resto, y la resistencia lógica a esta amenaza.

La patria de Correos es la misma que ha explicado repetidas veces Pablo Iglesias. Y acaba justo donde empiezan las personas que piensan distinto a él. Y eso no entra en conflicto con nuestro grupo, entra en conflicto con nuestra libertad.

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