La serie Yellowstone es una obra maestra del productor Taylor Sheridan. Este western moderno, que finalizó en diciembre del año pasado, ha generado mucho debate, especialmente entre los liberales, y con razón. Yellowstone forma parte de un universo más amplio creado por Sheridan, que incluye precuelas notables como 1923 y la extraordinaria 1883, esta última muy recomendable.
La serie se centra en la familia Dutton, que ha vivido durante más de 130 años en el rancho de Yellowstone, una inmensa propiedad ganadera adyacente al famoso parque nacional en el estado de Montana. El argumento es simple y directo: la defensa a ultranza de su propiedad frente a los constantes ataques de grandes magnates, reservas indígenas y, por supuesto, el Estado.
Aunque la serie aborda muchos temas, a mi juicio, hay dos que son principales. En primer lugar, la propiedad. A lo largo de los capítulos, se observa cómo el Estado intenta, con todas sus armas, atacar y destruir la propiedad privada. El protagonista, John Dutton, interpretado por el maravilloso Kevin Costner, es un hombre tradicional cuyo único gran propósito es cumplir la promesa que le hizo a su padre: mantener el rancho intacto.
Muchos liberales han elogiado la defensa de la propiedad en Yellowstone, pero a menudo pasan por alto un aspecto fundamental: el segundo tema principal de la serie es el legado y la familia. Para John Dutton, la propiedad no tiene sentido si no puede ser legada a su descendencia. Él no la protege por protegerla, sino para que sus hijos continúen con su labor. Uno de los mayores propósitos de la propiedad privada es ser transmitida a la siguiente generación. En nuestro día a día, cuidamos nuestros bienes para que, algún día, puedan ser legados a nuestros hijos y, luego, a nuestros nietos. Propiedad y familia son dos elementos inseparables.
John Dutton es un personaje apesadumbrado, no solo porque ve cómo su propiedad se destruye, sino porque ninguno de sus hijos parece querer heredar aquello que su familia ha defendido durante más de un siglo. Sin embargo, no son los hijos quienes acaban con el rancho Dutton. Aunque puede haber muchas interpretaciones—algunos dirán que es el mundo moderno o el capitalismo depredador—, a mi juicio, hay dos razones principales.
La primera es que John Dutton es un mal empresario, y es importante decirlo. Aunque la serie plantea la lucha del modo de vida tradicional contra el moderno, la verdad es que John Dutton toma pésimas decisiones empresariales. Se muestra cómo otros ranchos han sabido modernizarse para sobrevivir sin perder su esencia tradicional, convirtiéndose en empresas capitalizadas con sus propias marcas. Dutton insiste en mantener el rancho tal como en el siglo XIX; esto puede ser honorable y romántico, pero definitivamente no es rentable.
La segunda razón por la que el rancho se pierde—y aquí viene un spoiler—es por el Estado, simple y llanamente. A pesar de todas las luchas con las grandes corporaciones, los Dutton se ven forzados a vender el rancho debido al impuesto de sucesiones. Los impuestos y el aumento de las tasas son los que ahogan económicamente a la familia. Sin la intervención del Estado, el rancho seguiría existiendo, lo que le da a esta serie un claro cariz libertario.
Finalmente, la serie explora el conflicto entre el mundo tradicional y el mundo moderno. Yellowstone desborda belleza: caballos, vastos paisajes y música country nos transportan a un mundo idílico que desearíamos que no desapareciera. Parece que este modo de vida, de profunda conexión con la naturaleza, está destinado a extinguirse y ser reemplazado por ciudades de cemento y coches.
Esto me lleva a plantear preguntas que no tienen fácil respuesta: ¿Es el capitalismo compatible con modelos de vida tradicionales? ¿Pueden ranchos como el de los Dutton sobrevivir en un mundo cada vez más dominado por la tecnología y las grandes ciudades? ¿Es más civilizado un hombre que vive por y para la naturaleza o uno que vive en la ciudad?
Estos debates son, sin duda, tremendamente interesantes. Lo que queda claro es que Yellowstone es una obra maestra. Una de las mejores producciones cinematográficas de los últimos 20 años y una serie que todo libertario debería ver.