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El individuo contra la organización

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Las personas no estarán dispuestas a cambiar su forma de hacer las cosas.

Parte del discurso a los alumnos del Máster de Dirección de Marketing y Ventas de EAE Business School en la clausura del mismo celebrada en el Círculo Ecuestre de Barcelona el 23 de marzo de 2018.

[…] Vais a tener grandes y difíciles retos en el futuro. Llegará el día (si no ha llegado ya) en el que las empresas vendrán a vosotros para contrataros. Acudirán (a través de headhunters en muchos casos) a buscar vuestra experiencia y conocimientos para llevar a cabo grandes proyectos. Muy habitualmente estos “grandes proyectos” consisten en salvar a la empresa de la quiebra o mitigar la tendencia negativa de facturación. Es decir, os pedirán que invirtáis el rumbo negativo que la organización está teniendo en los últimos años. Ese será, nada más y nada menos, que vuestro “regalo”.

Y vosotros como directivos deberéis hacer lo propio de un directivo: tomar decisiones. Perdón, se me olvidaba un detalle: tomar decisiones en un ambiente hostil.

Y es que, el ámbito que supondrá el mayor reto para vosotros será el organizacional. Me explico. Os uniréis a la compañía, comenzaréis un proceso de análisis de la situación, llegaréis a un diagnóstico, diseñaréis una estrategia para solucionar los problemas, y cuando la queráis implementar… las personas no estarán dispuestas a cambiar su forma de hacer las cosas. ¡La organización se plantará literalmente ante vosotros! Es la llamada resistencia al cambio. Sentiréis que estáis solos ante el inmovilismo de la organización.

¿Qué hacer ante esto? Humildemente, os doy cuatro consejos:

1.- Recordad vuestra misión.

El motivo para el que se os contrató fue para dar solución a la situación actual. Ese es vuestro objetivo. No os deis por vencidos. No negociéis con vuestra misión ni con vuestra ilusión. Debéis dar solución a los problemas de la organización ¡incluso aunque ella misma no quiera! Sed fieles a quien os contrató. Sed el agente del cambio dentro de un ambiente inmovilista.

2.- Tened clara vuestra visión.

No olvidéis a dónde queréis llegar, esto es, el estado en el que queréis que alcance vuestra empresa o departamento. Todas vuestras acciones deben ir destinadas a lograr esta meta. En medio de vuestra odisea, tened claro dónde está vuestra Ítaca.

3.- ¡Introducid energía en el sistema!

La empresa está como está porque se han ido adquiriendo vicios y malos hábitos a lo largo de los años, y las personas no están dispuestas a cambiar las malas praxis. Denunciad (educadamente) el inmovilismo y señalad los errores que se están cometiendo. Nunca os calléis. Si no habláis vosotros, nadie lo hará. Necesitáis ser el elemento que rompa con esta actitud pasiva e involutiva de la organización.

4.- Encontrad apoyos

Estar sólo contra el inmovilismo puede hacer que vuestra misión fracase. Necesitáis apoyos y aliados. Pero no debéis preocuparos por ello: siempre habrá gente que se quiera unir al cambio, siempre encontraréis a alguien que os estaba esperando, otros “individuos contra la Inmovilismo” como vosotros. Y lo más sorprendente que encontramos al estudiar estos casos, es que siempre sale un apoyo “de arriba”. Siempre hay algún mando directivo, CEO o accionista que os brindará su apoyo. Y lo hará porque, en el fondo, sabe que la empresa necesita un revulsivo, un cambio, energía.

No me queda más que desearos muchos éxitos y que seáis ese Howard Roark que toda empresa necesita.

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