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Alberto Benegas Lynch (h), embrión del liberalismo en Argentina

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Alberto Benegas Lynch (h), Premio Juan de Mariana 2017 a toda una trayectoria en defensa de la libertad.

Alberto Benegas Lynch (h) recibió el 19 de mayo el Premio Juan de Mariana 2017 a toda una trayectoria en defensa de la libertad. 

En un ambiente dominado por el keynesianismo, el socialismo y el cepalismo, Benegas Lynch, gracias a la enorme influencia ejercida por su padre, quien le enseñó el camino de Mises, Hayek y Röpke, ha sido la voz que ha alumbrado las ideas de la libertad en Argentina. Y ahora, a sus 77 años, es homenajeado con este merecido reconocimiento.

Y es que la figura de este doctor en Economía y en Ciencias de Dirección resulta trascendental para comprender el prolífico vivero de liberalismo que encontramos en este país del Cono Sur. Resulta paradójico que en la nación del populismo descamisado por excelencia haya podido prosperar un proyecto liberal de las dimensiones del impulsado por Benegas Lynch: la fundación y dirección de la Escuela Superior de Economía y Administración de Empresas (ESEADE), un centro universitario multidisciplinar inspirado en las ideas de la Escuela austriaca en el que han florecido profesores de la talla de Alejandro Chafuen, Martín Krause, Eduardo Marty, Juan Carlos Cachanosky, Ricardo M. Rojas, Gabriel J. Zanotti, Sebastián Landoni o Adrián Ravier entre otros muchos. Posteriormente, buena parte de la producción intelectual y académica de ESEADE encontró cobijó en la revista Libertas, también promovida por nuestro premiado.

Un gran corolario a las décadas y décadas de magisterio del profesor Benegas Lynch bien podría ser traer a colación su reflexión sobre lo que el liberalismo es: «La más acertada definición de liberalismo apela al respeto irrestricto por los proyectos de vida de los demás, sin que quepa ejercer nunca la violencia salvo en legítima defensa. La prueba o test no consiste en tolerar a las personas que comparten nuestro proyecto de vida sino a quienes disienten de nosotros. En relación al conocimiento, el liberalismo lo ve como un proceso de prueba y error que no tiene término, nunca hay algo cerrado: siempre es provisional y está abierto a refutaciones». He aquí la mejor tradición liberal.

¡Enhorabuena, profesor!

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