Skip to content

Las dos teorías de Marx sobre los beneficios (II): ganancia en el capitalismo industrial (plusvalor relativo y extra)

Compartir

Compartir en facebook
Compartir en linkedin
Compartir en twitter
Compartir en pinterest
Compartir en email

En el primer artículo de esta serie hemos demostrado que la principal teoría sobre la ganancia de los capitalistas de Marx en El Capital I1 era una propuesta irreal. La teoría de explotación fue creada postulando unas condiciones irreales. Era tan clara la diferencia entre el mundo irreal de Marx y el mundo real, que incluso el propio Marx se vio forzado a admitir la contradicción en la que había incurrido. Es decir, en realidad la ganancia no está relacionada con el capital variante, lo que sería equivalente al capital gastado en mano de obra, sino con el capital invertido. Marx evitó el colapso inminente de su teoría prometiendo engañosamente la solución a este problema en el tercer libro del Capital. Engañosamente, porque sabía de antemano que no había solución ya que el manuscrito – en el que no resuelve el problema – ya había sido escrito entre 1863 y 1865, dos años antes de la publicación de El Capital I. Ahora se entiende por qué Marx no tenía muchos deseos de publicarlo.

Marx también sabía que la teoría de ganancia basada en la plusvalía del trabajo es tan incorrecta que si solo hubiese basado su teoría política, económica y social en esta hipótesis no podría haber dado una explicación al éxito del capitalismo industrial y tendría que haber terminado su obra después de las primeras trescientas paginas del Libro I. El mismo Marx insinúa en algunas frases que su famosa teoría principal sobre la explotación era apta solo en un periodo histórico anterior al capitalismo industrial. Así Marx ya presagiaba la conclusión2 3 que habría de sacar Engels en 1895 como respuesta a las críticas de Böhm-Bawerk en la que decía que la principal teoría de explotación de Marx era válida solo hasta el siglo XV, periodo en que la economía se basaba en el trabajo manual, pero no en el capitalismo industrial. 4

El problema de Marx era que no podría seguir escribiendo El Capital después de llegar a la conclusión de que la ganancia es la consecuencia de la explotación de los trabajadores porque su principal teoría no hubiese podido explicar por qué los capitalistas invierten en máquinas y fábricas. Según dicha teoría la ganancia es proporcional al capital invertido en la mano de obra. Por esta razón, la ganancia debería disminuir si el capitalista incrementa el capital invertido en máquinas reduciendo el capital invertido en mano de obra. Tampoco hubiese podido explicar por qué se empeñan los capitalistas en reducir el coste de mano de obra al hacer cada vez más eficiente la producción. Marx estaba seguro de que los capitalistas eran malevolentes, pero, por supuesto, sabía que no eran tontos y estaba seguro de que, al invertir dinero, no tenían la intención de ganar cada vez menos y menos. ¡Al contrario! El motor de los capitalistas era ganar cada vez más y más. 5 «¡Acumulad! ¡Acumulad!» es el himno de capitalista según Marx, con un toque antisemita,6 y no «¡Empobreced! ¡Empobreced!»

Para poder seguir escribiendo sobre capitalismo industrial, Marx tuvo que introducir una segunda teoría sobre ganancia, una que funcionase en las condiciones reales del capitalismo y no solo en el mundo inexistente, que era la fantasía de Marx.  Esta segunda teoría es la teoría del plusvalor relativo y el plusvalor extra,7 introducida en la cuarta sección de El Capital I. 8 El plusvalor relativo y extra nace cuando un capitalista obtiene beneficio a costa de otros capitalistas abaratando el producto invirtiendo en máquinas más eficientes y organizando mejor la producción. 9

La teoría de plusvalor relativo y extra intenta dar una explicación al aumento de las fábricas y a la inversión creciente en máquinas en el mundo real. En el mundo real nadie puede estar seguro de que está invirtiendo su dinero en una producción cuyo producto final va a poder ser vendido con seguridad al precio previsto, que va a cubrir todos los gastos y que obtendrá una ganancia adecuada.  Este mundo real del capitalismo es opuesta al mundo irreal de los primeros capítulos, donde Marx analizó una economía circular. En la economía circular de Marx el capitalista no tiene que preocuparse de nada, y esta segurísimo de que el producto se podrá vender por el precio previsto y no tiene que preocuparse por si hay otro capitalista en el ámbito económico que en cualquier momento podría inundar el mercado con un producto parecido, pero más barato.

 El nuevo mundo marxista que ya retrata una realidad más cercana al capitalismo es analizado desde la cuarta sección. En estas nuevas condiciones, el capitalista puede ganar plusvalía extra o relativa abaratando el producto respecto a los demás capitalistas gracias a una mejor y más eficiente organización de la producción o mediante la introducción de fábricas mecanizadas. 

El compromiso con la realidad fuerza a Marx a jugar con las palabras para evitar tener que confesar que no solo el trabajo de los trabajadores tiene el poder mágico de producir ganancia. 

El primer problema es que el argumento nuevo de Marx claramente contradice al texto anterior de El Capital. Anteriormente, Marx había sostenido que el único modo de obtener ganancia es la explotación de los trabajadores. Pero, desde el capítulo cuatro explica que un capitalista podría tener ganancia abaratando sus productos en comparación con el resto de los capitalistas. Las dos explicaciones no pueden ser válidas al mismo tiempo. Para un doctor en Filosofía tenía que estar clara esta contradicción de la lógica. Para evitar esta contradicción Marx crea un puente entre la teoría del plusvalor relativo y su principal teoría; con ella, podrá seguir reafirmando la existencia de la explotación de los trabajadores. El nuevo argumento plantea una dualidad en cuanto al sujeto de ganancia. Por una parte, existe un ingreso individual que se adquiere mediante la teoría del plusvalor relativo; por otra parte, según Marx, la clase capitalista obtiene una ganancia colectiva al abaratar los productos necesarios para la supervivencia de los obreros, ya que, de esta manera, en la jornada laboral se incrementaría el tiempo en que los obreros están produciendo beneficios. 10 No obstante, el nuevo argumento de Marx contradice los argumentos de las secciones anteriores de El Capital; anteriormente, Marx analizaba de una manera muy clara cómo un capitalista obtenía beneficios, pero no mencionó nunca la clase capitalista. Evidentemente, esta solución es un juego de palabras por parte de Marx para no admitir que ambas teorías eran contradictorias y excluyentes.

Más adelante el nuevo argumento de Marx fue debilitado por él mismo, cuando admite que la plusvalía extra puede ser ganada incluso por capitalistas que no producen productos comprados por los obreros. 11 Antes su argumento había sido que la clase de los capitalistas obtienen beneficios porque las innovaciones de las capitalistas abaratan la mano de obra al abaratar los productos consumidos por los obreros. Pero, si más tarde acepta que se puede obtener beneficios produciendo productos no consumido por los obreros, ya no puede afirmar que la única fuente de ganancia es el abaratamiento de la mano de obra. Según su nuevo argumento existe otra fuente de ganancia, que es independiente del abaratamiento del mano de obra. 

El próximo campo de minas en los nuevos argumentos de Marx, es el intento de explicación de cómo la instalación de máquinas puede ser una fuente de ganancias. Hasta este momento, confirmaba que las máquinas no pueden ser fuentes de ganancia porque solo trasladan sus valores de cambio, es decir, el precio de venta o construcción.12 En este punto tampoco puede negar directamente su postura anterior. Por eso, para evitar que no se descubra que su teoría anterior es insostenible a la luz de su nueva teoría, tiene que jugar con las palabras. En El Capital I, Marx ofrece tres explicaciones que contradicen su teoría principal. Marx parece haber jugado con las soluciones, pero no se atrevió a teorizar ninguna de las hipótesis, por lo que se trata más bien de un desfile de ideas con el fin de buscar una salida a la trampa que él mismo se había tendido.

El primero intento de dar una explicación al motivo por el que los capitalistas invierten en máquinas lo encontramos en la pagina 472. Marx propone que las máquinas, después de transmitir sus valores de cambio al producto, siguen produciendo valores gratuitamente. “cuanto mayor sea el ámbito de acción productivo de la maquinaria en comparación con el de la herramienta, tanto mayor será la entidad de su servicio gratuito”. Usando las categorías de Marx, el trabajo gratuito de una máquina es el mismo mecanismo que el trabajo gratuito del trabajador. Hubiese sido lógico que Marx aceptara que las máquinas también crean plusvalor produciendo gratuitamente tras trasladar su valor de cambio.  Pero Marx evitó esta conclusión, pues no le convenía, porque admitirlo hubiera minado su postulado según el cual únicamente el esfuerzo laboral tiene la peculiar característica de producir plusvalor. Marx no fue el primero en darse cuenta de que el uso de las máquinas produce más beneficios que su coste. J. B. Say, cincuemta años antes de Marx, ya se había dado cuenta de este fenómeno al explicar que la gratuita producción de las máquinas genera beneficios.  Marx refutó a Say con otro juego de palabras siguiendo las pautas de Ricardo: la gratuita producción de las máquinas hay que tratarla como un regalo de la naturaleza y por eso, no se trata ahora de hablar de ganancias, a pesar de que produzcan más valor que sus valores de cambio y que eso revolucione la economía. Un juego de palabras para evitar el hecho de que se trata del mismo fenómeno de la supuesta explotación del gratuito trabajo de los empleados. 

El segundo intento de Marx para explicar la inversión de los capitalistas en máquinas se halla en pagina 476-9; el uso de la maquinaria abarata el producto siempre y cuando haya costado menos trabajo producir la maquinaria que la cantidad de trabajo desplazado por el empleo de esa máquina. 13 Esta solución abre un espacio a nuevas contradicciones porque si realmente funcionase así, el capitalista tendría que calcular si el empleo de una máquina en concreto es rentable o no. Esto es contradictorio porque anteriormente Marx había presentado al capitalista como un saco de dinero, que no contribuye en nada al proceso de trabajo. Pero en este caso, el capitalista no solo sería un saco de dinero, sino que tendría un papel muy importante: pensar en las posibles innovaciones, calcular los efectos de la inversión y tomar decisiones sobre la inversión. Si calcula bien, estos cálculos podrían ser una fuente de ganancia. En términos de Marx esto significaría que el capitalista tiene un uso de valor: un trabajo que representa una importante contribución al proceso de producción y que puede ser fuente de ganancia. Claro, que Marx no llega a admitir estas conclusiones lógicas, que derribarían su principal teoría de ganancia según la cual solo el trabajo de los trabajadores es la fuente de ganancias que son fruto de una explotación injusta del trabajador sin ninguna contribución productiva por parte del capitalista.

Finalmente, su tercer intento se halla en pagina 495 de El Capital I en donde Marx propone que, mediante la introducción de una nueva maquinaria en el ámbito de producción, se puede otorgar un monopolio temporal al capitalista que primero la emplee.  El capitalista tiene una ganancia excepcional gracias a este monopolio temporal: “La máquina produce plusvalor relativo … porque en su primera introducción esporádica transforma el trabajo empleado por el poseedor de máquinas en trabajo potenciado, eleva el valor social del producto de la máquina por encima de su valor individualDe ahí que las ganancias sean extraordinarias durante este período de transición en que la industria fundada en la maquinaria sigue siendo una especie de monopolio, y el capitalista procura explotar de la manera más concienzuda ese “tiempo primero del amor juvenil” mediante la mayor prolongación posible de la jornada laboral. La magnitud de la ganancia acicatea el hambre canina de más ganancia.” Esta solución de Marx precede a la teoría de Carl Menger según el cual, la ganancia es una motivación de las innovaciones. Las innovaciones aseguran un monopolio temporal para el innovador hasta que la competencia no llegue a emplear la misma innovación o, en el caso, más fructífero a mejorarla. 14 Por parte de Marx, la admisión de que una innovación en forma de una máquina más eficiente pueda ser fuente de ganancia, mina de nuevo su posición teorética de que una máquina no puede dar más valor de uso que su valor de cambio. Esta solución también desacreditaría su posición respecto a la contribución de los capitalistas al proceso de producción.  Llegar a tener un monopolio temporal gracias a la innovación que significa el empleo de una nueva máquina no es un proceso automático. Para poder llegar a este punto de monopolio temporal exitoso es necesario el trabajo del capitalista o emprendedor que tiene la idea innovadora, hace los cálculos y toma la decisión arriesgada de invertir. Finalmente, el capitalista es quien maneja o supervisa la implantación de la innovación, que a menudo es un proceso muy complicado. Esto implica que el verdadero actor crucial es el capitalista o emprendedor y no la máquina. Claro, que Marx otra vez no ha llegado a re-pensar el papel del capitalista/emprendedor, porque una re-evaluación le hubiese forzado a admitir que el capitalista tiene una contribución importante y su esfuerzo puede ser fuente de ganancia. Marx niega categóricamente que los capitalistas trabajen y que sus intervenciones puedan ser fuente de la ganancia.  Para justificar su posición, vuelve a los juegos de palabras. En esta ocasión, habla como si fuera el capital el que actúa, organiza y decide y no el capitalista. 15

Marx escribió El Capital con el fin de demostrar que la fuente de los beneficios de los capitalistas es el trabajo de los trabajadores manuales sin remuneración, y que los capitalistas no tienen ningún papel más que embolsar el dinero ganado por la explotación invisible de los trabajadores al final de la jornada laboral, ignorando la contribución de los capitalistas en el proceso de trabajo. No es de extrañar, que Marx no hable de los emprendedores en el Capital I y siempre use la palabra capitalista.16 Marx siempre ha buscado el lado negro del capitalismo, poniendo especial énfasis en la supuesta explotación y vulnerabilidad de los trabajadores. Por eso su actor es el capitalista, retratado como un simple saco de dinero, que no hace nada, o todavía peor, que está presionando a los trabajadores para abaratar la producción y ganar más. El “capitalista” que nos retrata Marx es una diana fácil de envidia y odio.

Todo esto a pesar de que Marx sabía perfectamente que la vida es diferente y que los primeros emprendedores de la era de la revolución industrial eran obreros o artesanos con rasgos de emprendedor, quienes precisamente por tener ideas innovadoras llegaron a ser fabricantes.17 Ellos se convirtieron en capitalistas al poner en práctica sus ideas de mecanización y sus innovaciones iniciaron el proceso que ahora llamamos revolución industrial. A mi juicio, Marx cerró su mente y no quiso ver el lado positivo del capitalismo, un sistema abierto que abre las puertas a cualquier persona que tenga rasgo de emprendedor, con ideas innovadores para llegar a crear algo con valor y que, finalmente, tiene éxito en el mercado.

Finalmente, Marx no llega a hablar de una tercera posible fuente de la ganancia; los productos en el mercado no tienen el mismo uso de valor que describe Marx, sino que dependen de la demanda que exista ante el producto. Marx nunca hubiese podido explicar basándose en su teoría, el éxito de compañías como Apple, Zara, Microsoft, etc. frente a las marcas que producen productos parecidos. El éxito y las ganancias extraordinarias de estas compañías se debe al valor superior de uso de sus productos en relación con sus cualidades. El capitalismo industrial no solo abarata la producción con una organización de trabajo más eficiente y la mecanización de la producción. Con el capitalismo industrial ha empezado una nueva época en la historia de la humanidad en la que cada vez nuevos y mejores productos aparecen en el mercado día a día. Esta avalancha de productos ha mejorado considerablemente la vida de los obreros. No obstante, El Capital (pág. 193.) es el testigo de que Marx conocía la teoría de valor de Condillac, el celebre pensador francés de la Ilustración. Condillac sostuvo que el valor de las cosas está relacionado con nuestras necesidades. No obstante, Marx puso más energía en refutar a Condillac que en reelaborar su teoría del valor y buscar una solución a las graves contradicciones de su teoría. Fue Menger quien refutó la teoría de valor del trabajo de Smith y Ricardo con la ayuda de las teorías de pensadores franceses como Condillac y Say.  No obstante, el joven Marx, en 1848, cuando escribía el Manifestó Comunista ya sabía que la burguesía era „la que primero ha probado lo que puede realizar la actividad humana: ha creado maravillas muy superiores a las pirámides egipcias, a los acueductos romanos y a las catedrales góticas…”. 18 Pero, Marx cuando escribió El Capital ya no quería hablar del lado positivo del capitalismo para poder pintar su cuento negro basado en explotación y la miseria. Porque el objetivo de Marx era crear un argumento científico que subrayara su profecía política sin usar la lógica o buscar soluciones. Lo que era importante para él era llegar a una teoría creíble que demostrase que la fuente de ganancia de los capitalistas es solo el trabajo de los trabajadores injustamente expropiado y que los capitalistas solo son sacos de dinero y explotadoras sin ningún valor útil.

En la siguiente parte de la serie vamos a evaluar la principal teoría sobre la explotación de Marx en luz de la segunda sobre plusvalor relativo y extra.

1 Vease: Karl Marx: El Capital. Libro Primero. Madrid: Siglo XXI, 2010.

2 La transformación del modo de producción mismo por medio de la subordinación del trabajo al capital, sólo puede acontecer más tarde y es por ello que no habremos de analizarla sino más adelante. „ (pag. 224),

3 „Hasta aquí, a la parte de la jornada laboral que no produce más que un equivalente del valor de la fuerza de trabajo pagado por el capital, la hemos considerado como una magnitud constante, y lo es en efecto bajo determinadas condiciones de producción, en determinado estadio del desarrollo económico de la sociedad.” (pag. 379).

4 Engels, F. (1895). Supplement to Capital Volume Three. Law of Value and Rate of Profit. In Die Neue Zeit. 1895-9.Bd. 1. No.1. edition: Marx and Engels Collected Works. Vol. 37. (Vol. 37, pp. 873–900).

5 Frente al modo de operar de la vieja aristocracia … para la economía burguesa era decisivamente importante poner de relieve que el evangelio de la nueva sociedad, o sea la acumulación del capital” (pag. 726).

6 „¡Acumulad, acumulad! ¡He ahí a Moisés y los profe­tas!” (pag. 735).

7 Marx usa en el titulo de capitulo IV el termino plusvalor relativo, pero en algunas veces en el texto de El Capital usa el termino plusvalor extra con el mismo sentido. Por eso, yo voy a usar los dos términos como términos alternativos representando el mismo fenómeno.

8 Sección cuarta. La producción del plusvalor relativo (pag. 379).

9 „El capitalista que emplea el modo de pro­ducción perfeccionado, pues, anexa al plustrabajo una parte mayor de la jornada laboral que los demás capita­ listas en la misma industria” (pag. 387).

10 “Para abatir el valor de la fuerza de trabajo, el acrecen­tamiento de la fuerza productiva tiene que hacer presa en los ramos industriales cuyos productos determinan el valor de la fuerza de trabajo, y que por tanto pertenecen al ámbito de los medios de subsistencia habituales o pueden sustituirlos.” (pag. 383).

11 „Este incremento del plusvalor se operará para él (para el capitalista – AT), pertenezca ó no su mercancía al ámbito de los medios de subsistencia imprescindibles y, por tanto, forme parte determinante o no en el valor gene­ral de la fuerza de trabajo.” (pag. 385-6).

12 Por ejemplo en pag 471: „La maquinaria, al igual que cualquier otra parte componente del capital constante, no crea ningún valor, sino que transfiere su propio valor al producto para cuya fabricación ella sirve.”

13 „Considerada exclusivamente como medio para el aba­ ratamiento del producto, el límite para el uso de la maquinaria está dado por el hecho de que su propia pro­ ducción cueste menos trabajo que el trabajo sustituido por su empleo.” (pag. 478).

14 Vease: Menger, Carl, Principles de Economics, section 3a. The origin of competition, p. 216. Auburn: Ludwig Von Mises Institute, 2007. https://mises.org/library/principles-economics

15 „Por lo demás, la cooperación entre los asalariados no es nada más que un efecto del capital que los emplea simultáneamente. La conexión entre sus funciones, su unidad como cuerpo produc­tivo global, radican fuera de ellos, en el capital, que los reúne y los mantiene cohesionados.” (pag. 403).

16 El termino emprendedor aparece una vez en versión español de La Capital, en una nota, cuando Marx habla de los vendedores de opio (pag. 486).

17 „relojero Watt hubo inventado la má­quina de vapor, el barbero Arkwright el telar continuo, y el orfebre Fulton el barco de vapor” (pag, 595).

18 Carlos Marx y Federico Engels: Manifiesto Comunista, Ediciones elaleph.com, 2000. pag.30.

3 Comentarios

  1. La razon, de seguir en el imeprio de las leyes economica , es la oportunidad del hombre ,en su conjunto, de hacer valer su condcion de un mayor logro en la construccion de una realidad para su bienestar, acompañado siempre de la libertad como objetivo final.

    • Las leyes constituyen en cierto modo, la libertad de actuación del hombre, por ende no hay libertad.

  2. Las leyes constituyen en cierto modo, la libertad de actuación del hombre, por ende no hay libertad.


Añadir un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Más artículos

Trump 2.0: la incertidumbre contraataca

A Trump lo han encumbrado a la presidencia una colación de intereses contrapuestos que oscilan entre cripto Bros, ultraconservadores, magnates multimillonarios y aislacionistas globales. Pero, este es su juego, es su mundo, él es el protagonista.