Siempre obedientes a la autoridad… pero creativos
Una vez más el papa Francisco envuelve su mensaje en una nebulosa, oscura y nada clara, no sabemos si pretendida, o solo inconsciente, pero, en cualquier caso, muy grave.
Una vez más el papa Francisco envuelve su mensaje en una nebulosa, oscura y nada clara, no sabemos si pretendida, o solo inconsciente, pero, en cualquier caso, muy grave.
No es la primera vez que un país sale, aparentemente de la nada, para desafiar al poder hegemónico reinante.
No sabemos si lo hace voluntariamente, si por ignorancia o por falta de claridad en sus ideas.
Es conveniente que existan códigos morales y de conducta compartidos que faciliten las relaciones y mitiguen las controversias, al menos, las no graves.
El liberalismo requiere de un marco jurídico en el que conciliar los distintos intereses de las personas.
Europa continental, exceptuando Rusia, parece que ya no es capaz de respirar por sí sola.
Existe un interesantísimo debate sobre si la tecnología y los robots nos “robarán” los trabajos en el futuro.
La única recomendación debería ser: dejemos que el mercado y la propiedad privada actúen.
A lo mejor en los países “neo-ultra-liberales” deberíamos reflexionar un poco.