El profesor Olavo de Carvalho no es muy conocido aún en nuestros círculos a pesar de su enorme influencia, tanto política como intelectual, en el Brasil contemporáneo. Quizás se deba a que ninguno de sus libros está aún traducido, y a que lo más normal entre nosotros a la hora de buscar referentes de otras culturas pongamos nuestra vista en los Estados Unidos, y en mucho menor medida en Hispanoamérica. Ancaps y libertarios europeos o de la América no hispana no cuentan con mucho predicamento entre nosotros, salvo aquellos pocos libros que han sido traducidos.
El mundo de la lusofonía es, si cabe, el más desconocido de todos ellos a pesar de su relativa proximidad lingüística para el hispanohablante. El mundo libertario lusófono cuenta ya con una elevada producción autóctona y de muy elevada calidad. La página Rothbard Brasil, por ejemplo, compila muchos de estos trabajos. Pero no conozco, hasta donde se me alcanza, ninguna traducción al castellano de la obra de estos autores. Por eso me gustaría comentar uno de los libros del profesor Olavo de Carvalho, quizás el más conocido de todos ellos, sobre todo por su influencia en el presidente Jair Bolsonaro, quien lo tiene por uno de sus filósofos de referencia.
Carvalho reside desde hace algunos años en una conservadora comunidad rural del estado de Virginia en los Estados Unidos, donde dice haber encontrado una forma de vida, conservadora y libertaria al mismo tiempo, muy acorde con sus valores. No está de más recordar que el profesor es un gran crítico de los mitos que desde Hollywood y los medios de comunicación urbanitas norteamericanos identifican a la población rural con una suerte de bárbaros semicivilizados que votan por opciones políticas extrañas como Trump. Olavo de Carvalho afirma todo lo contrario, nunca ha encontrado tanta paz y civismo como en estos ambientes rurales conservadores.
Pero vayamos al libro: O jardim das afliçoes. Este forma parte de una trilogía que constituye el núcleo central de la obra del autor. En conjunto constituye una suerte de crítica cultural y filosófica a las ideas de nuestro tiempo, así como una acerada crítica al estado moderno. Los otros dos libros se centran en aspectos de la sociedad brasileña, mientras que este analiza en conjunto la sociedad occidental, aunque también hace numerosas referencias a la situación del Brasil contemporáneo.
El libro es en teoría un libro sobre el discurrir de la filosofía social y política occidental, en forma de comentario a la obra de algunos de sus principales cultivadores, comenzando por Epicuro, hasta los contemporáneos, incluido Marx (quien escribió su tesis doctoral precisamente sobre la obra de este autor y de Demócrito). En este bien trabado discurso el autor incorpora agudas reflexiones sobre política y estado que son fácilmente aplicables al contexto actual. Expurgaré alguna de las ideas que más me han hecho reflexionar y lo haré no siguiendo necesariamente el orden establecido por el autor.
Comenzaré por una afirmación que hace el autor en le capítulo 9. En ella se establece una constante: todas las filosofías políticas y sociales que en Occidente han existido tienen en común que han sido de una forma u otra apropiadas por el poder político, que el asocia al Imperio; han sido apropiados por este en su lucha por alcanzarlo o mantenerlo. Religiones como la cristiana, filosofías políticas como el marxismo, el liberalismo o formas políticas como la monarquía o la república han sido usadas como banderas en el combate político, que ha subvertido su original pureza o incluso sus instintos antipolíticos. Como apuntaba en un artículo anterior refiriéndome a la obra de William Cavanaugh, las variantes de la religión cristiana (protestantes y católicos) fueron usadas como excusa en las mal llamadas guerras de religión que no eran más que un episodio de la lucha permanente por el imperio. También el ecologismo ha sido cooptado a la lucha política, al igual que causas nobles como el antirracismo o el feminismo que en principio no eran causas políticas en sentido estricto sino movimientos sociales que buscaban mejorar la situación de colectivos maltratados.
La inquietante pregunta que nos podemos hacer es si movimientos radicalmente antiestatistas, como el anarquismo, serán también cooptadas por el poder y serán por tanto usadas por este. Pues en mi opinión existen bastantes posibilidades de que esto también suceda, sino somos conscientes. Por ejemplo, las criptomonedas nacieron como una forma de eludir el control estatal de la moneda y el crédito, pero muchos estados ya comienzan a aceptarlas o incluso a crear las suyas propias. Si bien no lo han conseguido por completo todo apunta a que puedan seguir el mismo camino que ha seguido internet, que de ser una herramienta en origen libertaria y pensada para burlar muchos de los controles y regulaciones estatales, ha llegado a ser una de las principales y más sofisticadas armas de control de poblaciones que ha conocido el género humano.
Un inquietante libro de Shoshana Zuboff, La era del capitalismo del control así parece indicarlo. Las ideas liberales (incluso las minarquistas) ya hace tiempo que forman parte del imaginario político y se usan de una forma u otra en la lucha política, pues ya abundan partidos y movimientos que dicen defenderlas. Si las ideas ancap se extienden, no les extrañe que en poco tiempo se usen también para conseguir el poder político y aparezcan partidos, movimientos o lobbies en esta dirección, neutralizando de paso el ideario.
Otro tema de interés en el libro se plantea algo más adelante. Tras la derrota del comunismo parece haberse instalado como sistema dominante en le mundo el llamado neoliberalismo. La gestión económica de los estados pasaría a estar dominada por los principios de prudencia fiscal, libertad de movimiento de mercancías y capitales o estabilidad monetaria, entre otros. Hasta países como China parecen haberse rendido a los encantos del capitalismo de libre mercado. Esto parece ser cierto, pues incluso los países de la vieja órbita marxista parecen aceptar de mejor o peor grado este sistema.
Y es ahí donde radicaría la trampa según Carvalho. Al aceptar el neoliberalismo en el ámbito económico se desatienden otros ámbitos de la vida social y es ahí donde los estados imponen su fuerza sin oposición. Esta está centrada en el funcionamiento de los intercambios económicos de acuerdo con los paradigmas neoliberales pero abandona otros frentes, sin los cuales no es posible establecer un orden libre y sin los cuales, esto es interpretación mía, sería imposible establecer una sociedad libre. En el ámbito educativo no se percibe para nada el neoliberalismo, por ejemplo. La educación estaría cada vez más estatalizada y sometida a los dictados de los perdedores de la guerra fría en lo económico pero no en lo cultural. Olavo de Carvalho suscribe la tesis de la difusión de una suerte de “marxismo cultural” que en vez de la economía pretende controlar los pensamientos y las conductas de la ciudadanía de los países occidentales. Desde luego la estrategia parece exitosa. Pensemos en lo que ha pasado con las religiones. Carvalho señala un aspecto muy interesante al referir cómo las religiones, que habían sobrevivido con éxito a todo tipo de gobiernos autoritarios o totalitarios antirreligiosos, está siendo derrotada y sometida lentamente por los supuestamente más benignos estados democráticos contemporáneos. Es más, sólo estos pueden derrotarlas con éxito. Subordinadas al bien común y al buenismo moral del estado moderno pasan a ser una suerte de ONG tolerada, cuando no financiada por ellos siempre y cuando se circunscriban a este papel.
Pensemos también en si el neoliberalismo se ha impuesto en otros ámbitos, como la justicia o el fisco; algo que también se recuerda en el libro. Parece que las ideas neoliberales de no interferencia tampoco se han impuesto en estos ámbitos, en los que la capacidad de control por parte de los estados no sólo no ha disminuido sino que se ha incrementado sustancialmente. Leyes y normas cada vez más detalladas rigen hasta extremos nunca vistos nuestra conducta, al tiempo que la capacidad de control de nuestros gastos e ingresos se incrementa despacio pero sin pausa, al tiempo que lo hace el número de conductas sujetas a imposición. Ejemplos como el control de los regalos de boda o las donaciones dentro de la propia familia son buena muestra de lo que se afirma. También otros aspectos del llamado estado social como las pensiones o las modernas rentas básicas no escapan a esta lógica. De repente millones de personas pasan a ser dependientes del Estado y de que este siga funcionando con la misma lógica con que lo ha hecho hasta ahora para poder seguir subsistiendo. Millones de personas son ahora el escudo que garantiza al Estado su pervivencia en su actual forma, y hay que reconocer que han tenido mucho éxito en su empeño.
Pero quizás lo más interesante es que el profesor insinúa que la aparente cesión de los estados modernos al capitalismo y al neoliberalismo no es tan bienintencionada como parece. Para poder financiar todo este aparato de control y regulación necesitan fondos y fondos muy abundantes.
Un autor austríaco, Sanford Ikeda, escribió hace algunos años un libro The Dynamics of the Mixed Economy, que por desgracia no ha tenido mucha fortuna ni siquiera entre nosostros, a pesar de sus indudables méritos. En el narra como muchos estados de nuestro entorno incurren en políticas de laxitud fiscal y de un creciente grado de intervencionismo. Cuando estas políticas hacen sentir sus efectos en términos de estancamiento, paro e inflación sus ingresos fiscales se resienten y para volver a recuperarlos las cambian y vuelven al rigor presupuestario ya la ortodoxia. Cuando vuelven a estar saneados se olvidan del pasado y vuelven a las andadas (esto no sólo pasa en España como pudiéramos creer, pues se da en muchos más países de los que creemos).
De la misma forma, los Estados modernos saben que necesitan fondos para poder llevar a cabo todas sus políticas sociales o culturales y crear las correspondientes clientelas para que las defiendan y sostengan en el tiempo. Por eso aceptan, aunque de mala gana, las políticas neoliberales pues saben que sin ellas el resto de su modelo se les puede caer. Las batallas culturales se dan mejor si hay dinero para financiarlas, y así podemos observar como aguerridos gobiernos de izquierdas llevan a cabo todo tipo de cambios en educación, justicia o políticas identitarias pero no osan afrentar ni un pelo a los grandes fondos de inversión o a los capitalistas multinacionales. Estos parecen saberlo bien e incluso respaldan muchas de las medidas que la izquierda cultural lleva a cabo, siempre y cuando no se le afecte a sus beneficios. El problema vendrá más adelante, pues si tuviesen algún tipo de conciencia de ese tipo sabrían que es muy difícil llevar adelante una economía capitalista contra una gran parte de la población educada en valores anticapitalistas, lo que a medio plazo puede pasar factura, como se puede ver en muchos países del mundo, especialmente en Latinoamérica.
El libro toca con profundidad muchos otros temas, incluyendo deliciosos comentarios sobre grandes pensadores de la filosofía y comentarios sobre la vida cultural y política del Brasil. Una muy agradable y productiva lectura.
3 Comentarios
Muchas gracias M. Anxó Bastos. Un gustazo leerte. Véase https://m.facebook.com/story.php?story_fbid=10159507656300833&id=195877525832
1.- «Y es ahí donde radicaría la trampa según Carvalho. Al aceptar el neoliberalismo en el ámbito económico se desatienden otros ámbitos de la vida social y es ahí donde los estados imponen su fuerza sin oposición. Esta está centrada en el funcionamiento de los intercambios económicos de acuerdo con los paradigmas neoliberales pero abandona otros frentes, sin los cuales no es posible establecer un orden libre y sin los cuales, esto es interpretación mía (M. Anxó) , sería imposible establecer una sociedad libre»
Permítanme, hay una suerte diversa en los ejercicios de las tutelas. Kant ya nos apuntaba sobre esto animándonos a, ‘ser tú’, uno mismo, algunos evocan a la emancipación total. Primero, nos han dicho, respecto de la Iglesia, luego respecto de los padres y la familia, para ‘volar’ según la propia voluntad sin restricciones externas, ni ajenas, ni voluntariamente propias o endógenas, esto ha sido, con insistencia, objeto de persecución desde múltiples flancos. La cosa es que así vendida y comprada, praxeológicamente hablando, voluntariamente, en un contexto predeterminadamente desalmado por diversas formas, maneras, procesos y procedimientos, con sus respectivas estrategias, se ha practicado un ‘Crowding out’, un efecto desplazamiento. No para que el individuo sea él mismo, seas tú. ¡No! de eso nada. Ojalá tal cosa hubiera podido alcanzarse en sus empeños. Es sumamente complicado. No sólo no se ha logrado, sino que se ha convertido en ‘un quítate tú para ponerme YO’. Esto sí es más fácil o menos complicado con fuerza o voluntarismo impuesto. Y la cosa se baraja hoy desde la aparente omnipotencia del YO ‘Estado’ y su deslizante relativismo afectando los ordenamientos jurídicos vigentes, tocando y trastocando los pilares de la libertad, la justicia, la política y la economía. Afectados con tremenda velocidad desde una gestión de orden, desorden político , no económico, ni social, ni cultural, al tam tam del ‘Sí se puede’, sin ser factible, ni sostenible catalácticamente (Mises) (económicamente). Por ello caerán, pues lo que no es sostenible acaba cayendo. Esto conviene avisarlo e intentar quitarse de debajo de estos malos andamios que nos caerían encima y así intentar evitar ‘caminos de servidumbre’ y pobreza (Hayek). Desde tal estrategia del ‘marxismo cultural’ y otros concomitantes…. suelen ‘vomitar’ con sutil ‘educación’ y voz bajita consignas tutelantes desde los Estados con su intervencionismo de ingenieria social en lo educativo, en lo social, en lo político y lo plasman en ‘su justicia’ mutando como digo el ordenamiento jurídico, generando aparentes nuevos derechos huecos o espurios. Cambiando el agua pescan no sólo a incautos.
2.- «Olavo de Carvalho suscribe la tesis de la difusión de una suerte de “marxismo cultural” que en vez de la economía pretende controlar los pensamientos y las conductas de la ciudadanía de los países occidentales. Desde luego la estrategia parece exitosa».
Aquí me surje una pregunta, sin leer al autor: ¿ OC suscribe la tesis de la difusión de una suerte de «marxismo cultural»….?
¿’La suscribe’ qué alcance tiene? ¿La hace suya? No creo, aunque apunte a su eventual éxito. Éxito entiendo a término, como indiqué, creo por insostenible.
3.-«Pensemos en lo que ha pasado con las religiones. Carvalho señala un aspecto muy interesante al referir cómo las religiones, que habían sobrevivido con éxito a todo tipo de gobiernos autoritarios o totalitarios antirreligiosos, está siendo derrotada y sometida lentamente por los supuestamente más benignos estados democráticos contemporáneos. Es más, sólo estos pueden derrotarlas con éxito. Subordinadas al bien común y al buenismo moral del estado moderno pasan a ser una suerte de ONG tolerada, cuando no financiada por ellos siempre y cuando se circunscriban a este papel“.
Permítanme, con esta conclusión atisbo que, en el fondo, en los procesos de emancipación lo que es objeto alcanzable pende siempre de lo tolerado, bien por los agentes en su interdependencia o bien por la tolerancia de quien ejerza el poder, el tutelante. ¿Parece que al respecto que nada se le debe al escalón previo de las experiencias históricas? ¿Nada se le debe a la edad media, nada se le debe a los clásicos, nada se le debe a las tradiciones grecoromanas y judeocristianas?¿Nada se le debe al cristianismo?¿Ni al Evangelio? ¿Qué es Occidente, Europa y América sin ello? ¿Por lo que se ve no se ha avanzado mucho en la emancipación ni desde I. Kant, ni desde Descartes, ni del Renacimiento, ni desde el Iluminismo, ni desde La Revolución Francesa, ni de la Gloriosa, ni desde la Pepa de 1812, ni desde 1978, ni desde 1931, ni desde el 36, desde el 39, ni desde el 42 y el 45…? La convergencia del proceso tiende no a la emancipación, al fortalecimiento de la libertad, sino al ‘Crowding out’, a las sustituciones de tutelas y tutelantes, a la servidumbre de las personas a los nuevos órdenes tutelantes que emergen al tam tam del ‘sí se puede’.
Muchos bailan este tam, tam acomodando o imponiendo tutelas y multas a los demás. Es una práctica muy extendida. Las hay por doquier en las instuticiones de poder públicas y en las privadas, incluso se pueden defender como socialmente necesarias sin apelar a Hobbs, no sólo porque los díscolos con el adoctrinamiento suelen ser molestos. Así se hacen en formas de Comités disciplinarios, Reglamentos de Régimen Interior, Códigos de buenas prácticas, Index librorum prohibitorum,… Véase https://www.facebook.com/groups/escuela.austriaca.economia/permalink/10161536380761294/
«La trampa según Carvalho» veo que parece muy apetecida y apetecible por muchos endiosados colectivistas, impetuosos, estúpidos o incautos (A. Rand) .
Véase sobre colectivistas, impetuosos y estúpidos: https://m.facebook.com/groups/escuela.austriaca.economia/permalink/10161930602096294/
Véase sobre la tolerancia:
https://m.facebook.com/story.php?story_fbid=5972665122807898&id=100001934091095
Un cordial saludo, Ánimo y a servir en libertad. José Manuel González Pérez.
Debería poderse compartir también el artículo del Profesor Bastos en Telegram.
Excelente artículo. Sobre la asunción de la filosofía ancap a nivel social y político. Veremos pronto si Javier Milei (argentino ancap) consigue un apoyo electoral suficiente y si, en su caso, será capaz de reducir el Estado.