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Amenazante y antidemocrática SGAE

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Los ministerios de Cultura e Industria por fin se han puesto de acuerdo para lanzar su propuesta de canon, una propuesta que tenía que haber llegado hace un año. No es casualidad que lo hagan ahora. Es casi seguro que el próximo jueves el Congreso votará a favor de la desaparición de la compensación por copia privada. El fin del canon no sería inmediato; si se aprueba comenzaría un proceso que puede prolongarse cerca de un año. Doce meses en los que el Gobierno, con su propuesta actual, va a garantizar ingresos extras a la SGAE y compañía gracias a la aplicación de la "compensación" en aparatos que hasta ahora estaban exentos gracias al retraso en la propuesta del Ejecutivo.

Por supuesto, la SGAE ha acogido con satisfacción la medida y se ha dado prisa en animar al Ejecutivo a que la apruebe este viernes. Menudo regalito de Navidad para los chicos de Teddy Bautista, por más faena que sea para el resto de los ciudadanos. Desde esta entidad, el mensaje al PP ha sido claro. Una amenaza en estado puro: "Los creadores tomarán buena nota de esta decisión". La chulería de esta entidad de gestión de derechos de autor ha llegado a tal punto que se permiten estas actitudes de matonismo frente a un partido votado por casi diez millones de españoles en las últimas elecciones generales.

Claro que a los populares no debería darles ningún miedo, al menos no a quienes no se llaman Beatriz Rodríguez-Salmones. Con independencia de lo que hicieran en este asunto, el autodenominado mundo de la "cultura" se dedicará a atacar al PP y a apoyar a la izquierda. ¿O acaso la SGAE ha amenazado a Izquierda Unida?

En su línea, la argumentación de la SGAE, sus tentáculos y sus aliados está plagada de falacias. La eliminación del canon no supone una ilegalización de la copia privada. La ley se puede redactar de manera que esta última siga existiendo mientras aquel queda fuera de juego. Incluso se puede decidir que se cobre en la obra original y así no penalizar a quienes compran los soportes y aparatos gravados por el canon con otros fines. Claro que esta última fórmula disgusta a la SGAE por dos motivos. Por una parte, supone menos ingresos para ellos y, por otra, se sabría cuantos ingresos en concepto de derechos de autor genera cada obra y permitiría un reparto más acorde con la realidad y menos beneficioso para la cúpula de la entidad. De hecho, es esta la propuesta que se hace en los más de 5.000 correos electrónicos que los ciudadanos han enviado a los diputados de todos los partidos para que voten contra el canon.

Se queja la SGAE de que el PP decide ponerse en contra del canon por razones electoralistas. Puede que tenga algo de razón, pero la realidad es que el partido de Rajoy (como el resto de formaciones políticas con presencia parlamentaria menos el PSOE) está defendiendo los intereses y la propiedad privada de los ciudadanos frente a los privilegios otorgados por el Estado a un pequeño grupo de personas. Pero claro, viendo las amistades de la entidad presidida por José Luis Borau es normal que esta no comprenda demasiado bien en qué consiste la democracia.

Nos referimos, por supuesto, a sus privilegiadas relaciones con el régimen totalitario de Fidel Castro, con el que colabora de forma constante en la organización de actos "culturales" en los que se exalta la figura del dictador.. El "líder supremo" de la SGAE, Teddy Baustista, fue condecorado en julio de 2002 por el Gobierno cubano como agradecimiento a su "su solidaridad permanente con nuestro pueblo y con la obra de la Revolución Cubana". Dos años después, en junio de 2004, la misma entidad de gestión de derechos de autor y la dictadura pusieron en marcha una tienda online para vender música cubana. No sobra recordar que en Cuba está prohibido conectarse a internet y que el régimen de La Habana condenó a 20 años de cárcel al periodista independiente Mario Enrique Mayo por el "delito" de hacerlo. Y una última prueba de su buena relación. Los festivales de cine de la capital de la Isla Cárcel y de Holguín acaban de homenajear a José Luis Borau.

Sólo por esa relación, tanto el PP como los españoles que creen en la democracia deben estar contra la SGAE. Resulta indignante que parte de nuestro dinero acabe en manos de una organización cómplice de un régimen como el cubano. Pero eso explica también la reacción de la entidad. No entiende la democracia ni pretende comprenderla. Por suerte, su chulería cada vez encuentra más oposición en España.

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