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Economías circulares de bitcoin

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Bitcoin entre el globalismo y el patriotismo abre otra vía para explorar otras formas políticas; a pesar de aspirar a ser una moneda global, no va con el primero, pues no depende de terceros; y por afectar en gran medida a los Estados, tampoco va contra el segundo porque obligará a los Gobiernos a encauzarse.

La filosofía de Bitcoin

Como ya comentaba en La filosofía de Bitcoin, Bitcoin no es ni globalista ni nacionalista, sino que permite explorar nuevos fenómenos económicos, sociales y políticos a raíz de conectar lo local con lo global sin pasar por los Estados. Un magnífico libro sobre ello es Economías Circulares de Bitcoin, donde se analiza cómo Bitcoin está transformando comunidades locales al conectarlas con las cadenas de valor globales. El principal ejemplo es El Zonte y, a raíz de su éxito, su Estado, El Salvador, tiende a imitarlo.

Lo local y lo global

Estamos viviendo un cambio de era, donde lo viejo no termina de morir y lo nuevo no termina de nacer. Estamos viviendo el fin de la era industrial, de la época donde la prosperidad surgía principalmente de las fábricas y las ciudades que las alimentaban de trabajadores. Los Estados tenían un papel esencial ahí, daban acceso a las materias primas, a las fábricas, garantizaban las rutas comerciales y las infraestructuras para sus mercancías y mantenían controlados al movimiento obrero. A cambio, las fábricas, gracias a su producción a escala, abastecían los mercados y se podían permitir pagar su cuota correspondiente a los Estados en forma de impuestos por todo ello.

Ahora estamos en plena transición a la era de la información, donde ya no manda la escala, sino la personalización. Gracias a Internet podemos agregar demanda y conectar con una oferta a media, eso nos permite producir o prestar servicios muy específicos y aportar valor de una manera impresionante. Ya no hace falta producir a escala para llenar los grandes expositores de coches, ahora encargas el coche como tú lo quieres en una página web. La personalización está reconfigurando las relaciones económicas, y con ello el mundo.

Unirse a las cadenas globales de valor

Con el éxito de la era industrial se desarrollaron los grandes centros financieros, y las regiones del mundo que estaban al margen de esos procesos quedaron literalmente abandonadas, ajenas a las cadenas de valor del mundo, desbancarizadas, sin acceso a productos y servicios. Pero gracias a Internet, cada vez más regiones salen de ese aislamiento, y gracias a Bitcoin empiezan a salir también de esa desconexión económico-financiera.

Muchas de esas regiones vivían de las remesas que enviaban sus familiares en el extranjero y con las que los intermediarios hacían un gran negocio por no haber alternativas. Sin inversión, sin capital, sin propiedad efectiva de calidad, sin conexión a las cadenas de valor globales, sin posibilidad de industrializarse, esas regiones estaban condenadas a la pobreza y la marginación.

Desde Bitcoin, junto a Internet, más de 1.800 millones de personas tienen a su alcance unirse por primera vez a las cadenas globales de valor, en una era en la que justo lo que más valor aporta es la personalización y la autenticidad. El Estado se empieza a difuminar, pasando a un lugar secundario. Mientras que lo local se une a lo global, y lo global descubre la autenticidad y personalidad de lo local. Bitcoin e Internet permiten a cualquiera con acceso a un teléfono móvil unirse a esa conversación global de bits, mostrarse en el escaparate del mundo y unirse a las cadenas de valor globales.

El papel de Bitcoin

En esta nueva era están renaciendo las comunidades que es que se habían quedado aisladas en la era industrial, ahora pueden prestar servicios, pueden enseñar al mundo lo que son y lo que hacen y sumarse al valor del intercambio. La personalidad de lo local atrae a los que sienten curiosidad o quieren vivir esa experiencia. Las comunidades personalizadas que se están desarrollando como economías circulares de Bitcoin son el mejor ejemplo de ello, y son la semilla del futuro.

Bitcoin se entiende mucho mejor cuando lo entendemos como un sistema global de derechos de propiedad absolutos, con un activo real subyacente que se asemeja mucho a una especie de oro digital. Cuando lo vemos así nos damos cuenta de que se ha instaurado el derecho de propiedad privada en todo el mundo y cualquiera puede poseer y transmitir valor, sin que ningún otro lo pueda parar, ni impedir, incluso ni saber (con las medidas adecuadas). Esto no afecta solo a los pagos, afecta a las remesas, a las donaciones, al ahorro, a la herencia, a los contratos de garantías. De golpe, Bitcoin, gracias a moverse en un nuevo dominio que atraviesa y cubre todas las fronteras del mundo, el Ciberespacio, instaura una propiedad efectiva sin límites ni restricciones.

Lo global y lo local en las economías circulares

Esto necesariamente lleva a que aparezcan nuevas formas de relacionarse económicamente, de intercambiar valor. La conexión de lo local con lo global se produce precisamente ahí el nexo de las comunidades locales con Internet y Bitcoin no tiene límites. Las donaciones, los envíos de remesas, maneras de prestar servicios en todo el mundo, incluso teletrabajar, maneras de acoger ciudadanos, incluso de conceder permisos de residencia a cambio de depósitos en cuentas multifirma. ¡Hay todo un mundo por explorar qué se va a construir sobre Bitcoin y lo local!

Las economías circulares de Bitcoin precisamente demuestran esto: cómo Bitcoin, a pesar de ser global, no va con el globalismo, sino con conectar lo local con lo global. Su personalidad, frente a lo impersonal y homogeneizador de los Estados, conquista el nuevo dominio del ciberespacio. En estas historias de economías circulares de Bitcoin vemos precisamente las bases del futuro. El nacimiento de cómo millones de personas pueden incorporarse y ofrecer y prestar servicios a todo el mundo y pueden acoger a turistas y otro tipo de visitantes a que disfruten de sus comunidades y aprendan a vivir como ellos, o se incorporen a vivir esos estilos de vida fuera del mundo desenfrenado de la era industrial y financiera.

Siguientes pasos y errores que hay que evitar

Estas iniciativas están ganando mucho peso y popularidad, y cada vez emergerán nuevas maneras de vivir en diferentes Estados. Estas comunidades, a medida que crezcan, también tendrán que evolucionar hacia comunidades políticas. Y es fundamental que esta visión se adopte en ellas. El paso a convertirse en jurisdicciones personalizadas les dará un salto cualitativo inmenso para aportar valor al mundo de forma única. Esa será la garantía de poder mantener su autenticidad y su estilo de vida.

Los Estados son los primeros que deben estar interesados en promover este tipo de iniciativas, pues tan importante como fue en el siglo XX ser una potencia productiva, lo es ser capaz de atraer talento ofreciendo una jurisdicción amigable y un estilo de vida mejor que el que nos ofrece el mundo actual. La educación jugará un papel fundamental en todo este proceso, pues sembrará el terreno y lo abonará para que pueda prosperar. La influencia de estas comunidades en los Estados será muy beneficiosa para todos, como refleja la relación entre El Zonte y El Salvador que tantos frutos ha dado al país.

Economías circulares

El gran error que hay que evitar es ver en Bitcoin los cimientos de estas comunidades. Bitcoin es una herramienta, pero no el fundamento. Al igual que la pólvora hizo que dejásemos de vivir en ciudades amuralladas, pero no se construyeron las pólvora-city, tampoco se debe cometer ese error con Bitcoin. El fundamento de estas nuevas comunidades debe ser la autenticidad y la incesante búsqueda por ser mejores, por la virtud.

Sin lugar a dudas, las economías circulares de Bitcoin son un paso muy importante en la buena dirección, la de avanzar hacia jurisdicciones personalizadas que sean capaces de conectar lo local con lo global también de manera política y no solo económica. Ese es el gran reto del futuro. Estoy convencido de que estas historias servirán de inspiración para el mundo.

Bitcoin es la esperanza y el punto de apoyo para construir un mundo nuevo, que ya empieza a amanecer.

Serie ‘La filosofía de bitcoin’

(XIV) El valor del intercambio

(XIII) ‘Estado de Derecho’ es una contradicción en los términos

(XII) Filosofía de la economía

(XI) Por qué los economistas son los que peor entienden bitcoin

(X) ¿Un presidente pro-bitcoin en los Estados Unidos?

(IX) El fin de la era industrial

(VIII) Los retos que plantea bitcoin a la defensa: ¿software o sorftwar?

(VII) La transición a la era de la información (sobre ‘El individuo soberano’)

(VI) Correspondencia con Miguel Anxo Bastos

(V) La ruptura generacional y el nuevo contrato social (II)

(IV) La ruptura generacional y el nuevo contrato social (I)

(III) Bitcoin frente a los bienes inmuebles como vehículo del ahorro

(II) Bitcoin y la crisis de autoridad del Estado (II): las dos fracturas principales y el camino a las micrópolis

(I) Bitcoin y la crisis de autoridad del Estado (I): introducción

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